Peñazo olímpico

Las ceremonias de apertura de los Juegos Olímpicos recuerdan a aquellas películas que ponían por Semana Santa en televisión que duraban toda la tarde. Un espectáculo monumental y todo lo que quieran, pero que no lo aguanta nadie, salvo algún meapilas y, en el caso de las Olimpiadas, los turistas que hayan ido de vacaciones, los periodistas de Madrid que los retransmiten, los mandamases del mundo y, claro, los deportistas que protagonizan el desfile. Porque a las Olimpiadas unos van a competir, otros a vivir la experiencia de su vida, otros a vivir como príncipes, y luego están los que hacen la pelota, como el presidente del COI, Jacques Rogge, quien pronunció frases tan incongruentes como «Queda la puerta abierta sobre el futuro», para acabar gritando una frase entre histórica y exagerada de «¡Bravo, Pekín!». El caso es que la llamada delegación española esta vez consideró que el príncipe Felipe está demasiado madurito. Al parecer, de momento, dejaron a sus hijas como candidatas por la competición de patinete, que de todo son capaces, con tal de ofrecerle un golpe de imagen a la monarquía, y le correspondió a David Cal ser el abanderado. El piragüista tiene también el récord de conseguir un par de medallas en los Juegos Olímpicos y seguir en el anonimato. Y es que, en este país, el triunfo y el fracaso corren vidas paralelas. A falta de la Fórmula 1 y las motocicletas, que no les dejan participar, y ya que la selección de fútbol y Raúl no consiguieron clasificarse, pues se han oído voces pidiendo que, por lo menos, que menos que el de la bandera fuera Nadal, que ya puestos, por lo menos, es del Madrid. Ha comenzado el recuento de medallas en las olimpiadas chinas y, hasta que no incluyan la pelota dentro de ellas, yo también paso olímpicamente. Bueno, por lo menos hasta que llegue el atletismo y la final de 1.500.

Echar el cierre

ESTOS días de agosto hay estudiosos en las universidades de verano que hablan del futuro de la televisión. Divagan sobre la escasa calidad de los contenidos como si hubiera alguna posibilidad de que se realizaran otros programas alternativos. Lo hemos dicho alguna vez: tenemos la tele que nos merecemos. Ésa que premió el exhibicionismo de una concursante a la que le va la marcha. Gente que no se puede permitir tener escrúpulos porque saben que entonces no durarían ni segundos en cualquier programa. Pero a lo que íbamos: en esos cursos de verano se comienza a hablar de la repercusión que puede tener la crisis (concepto que estos días también parece haberse cogido vacaciones). Unos insisten en que el medio televisivo no se ve afectado en tiempos de recesión. Pero lo que está claro es que con la introducción de los canales de pago esto ha cambiado. Antes uno podría estar en el paro y ahí estaba la caja tonta a su alcance, sin grandes posibilidades de ocio, sí, pero fiel, y lo que es mejor, gratis, completamente gratis. Ahora llevamos ya unos años de plataformas y de pagos con tarjeta. Al parecer, el parón en este tipo de mercado está siendo fuerte. Tanto es así que podría hacer replantearse el negocio a determinados grupos. Si un consumidor reduce a la mitad su consumo es cuestión tiempo que comiencen a echar el cierre los canales temáticos y todos aquellos en los que uno tenga que soltar la pasta. Si la cultura es la que se resiente en una sociedad embrutecida por el sector audiovisual, ahora se cambian las tornas. Antes, la obsesión estaba en tener canales y más canales, ahora con la crisis, es cuestión de tiempo que los usuarios vayamos cerrando esas pequeñas fugas que sufre nuestra economía por tener esa red de canales que casi nunca vemos.

A la aventura

A veces uno está aburrido en el cuarto de estar mientras ve la tele y siente la curiosidad por conocer y darse una vuelta por el más allá. Es decir, nos vamos a la aventura con el mando a distancia por los confines de la TDT confiando en que nos encontraremos con programas que nos aporten novedad o que nos ofrezcan cosas nuevas. Pero un rato después de comenzar el paseo, uno se da cuenta de que la mayor parte de los programas que ahora se han creado para la TDT son simple basurilla residual. Canales que se pasan todo el día rellenando crucigramas y ofreciendo premios ficticios o directamente fraudes similares al tocomocho televisivo. Pero lo que uno se puede encontrar también es la reposición de series que tienen más de una década. Qué se yo: Médico de familia, Hostal Royal Manzanares. Ya ven que la apuesta que hacen las cadenas por esta nueva tecnología no es precisamente puntera. Más bien se diría que pocos creen que el apagón digital vaya a cambiar las cosas. Y cambiar lo que se dice cambiar es lo que ha hecho Pepe Sancho; que primero era un franquista irredento en la serie Cuéntame y ahora decía que dejaba la serie porque veía que a su personaje, ya saben Don Pablo, no le veía muchas posibilidades en los tiempos democráticos. Al parecer, ha reconsiderado su postura y dice que va a seguir una temporada más. Lo que no sé es de donde se ha sacado que su personaje ya no puede evolucionar. Si nos atenemos a los años de transición a la democracia los que dejaron el franquismo para abrazar la democracia fueron legión. Si algún personaje tiene sentido en esa serie son los que representan a aquellos que en la dictadura fueron más franquistas que Franco y luego, pues eso, si te he visto no me acuerdo. Vamos, que todos tuvimos un Don Pablo como vecino del quinto.

Vicio inconfesable


Como estaba cantado, el fútbol ocupa muchas horas de programación en este verano. Y qué quieren que les diga, pues es preferible eso que tener a la Dirección General de Tráfico dando la tabarra entre anuncios tétricos y ruedas de prensa en las que la culpa de todos esos accidentes no es suya. Pues vale, para eso que pongan fútbol a ver si a fuerza de sobredosis acabamos aborreciéndolo un poco y de esta manera no hacen todo el descomunal negocio a costa del vicio confesable del fútbol. Hay otros vicios poco confesables y practicados en su mayoría por descerebrados. Me refiero a la grabación con el teléfono y su posterior traslado a la red, de imágenes como la que el otro día emitieron todos los telediarios. En ellas, una menor era brutalmente golpeada por otra. Y volvemos a la misma trampa de siempre: como ya lo ponen en YouTube pues los listos lo recuperan para emitirlo sin mayor cargo de conciencia en un horario en el que, se supone, está protegido para los niños. No hace mucho que avisamos desde estas líneas del peligro de que esos programas de lucha libre que han proliferado de manera escandalosa por casi todas las cadenas acaben con siendo copiados por la chiquillería como si tal cosa. Algunos dirán que esos programas van en broma. Que los golpes son ficticios y que todo es puro teatro. Puede ser, pero los niños que vieran las imágenes de la salvaje agresión a la joven justo a la hora de comer, ¿que tienen que pensar? Una sociedad desarrollada, además de serlo, tiene que poner en evidencia este tipo de espectáculos que mantienen la violencia como norma social y la justifican con cada programa. Hay cosas inexplicables: que sigan sembrando larvas de violencia en la tele es algo tan inquietante como esos anuncios de la DGT echándonos la culpa de todo, que ya es decir.

Juegos sencillos


La sencillez es una de las mejores herramientas con las que cuentan las series televisivas. Miren si no Camera café . Lleva varias temporadas liderando su franja. Hablamos del teatro televisivo: los personajes que se colocan ante una cámara, una, y largan sus diálogos y cuentan sus peripecias. Es curioso que mientras la televisión actual se basa en la búsqueda de diferentes y variados puntos de vista como manera de sorprender y atrapar al público, este producto televisivo salga victorioso cada día de la batalla por las audiencias. Lo cierto es que hay fórmulas mágicas que funcionan muy bien en televisión. Una de ellas son los concursos que tan de moda están en épocas veraniegas y vacacionales. Si miramos los miserables datos de La 2 tenemos que suben del 2% para acercarse hacia el 10% con el veterano Cifras y letras , un concurso que tiene el efecto llamada de un público al que le apetece medirse ante las diferentes cuestiones que plantean a los concursantes. Otro de los ejemplos que tiran hacia arriba la audiencia es Date el bote , un concurso de preguntas algo más llevaderas y que presenta a diario Carlos Sobera en ETB 2. Estas subidas no son casuales, responden a determinados hábitos que los espectadores han hechos suyos, como quien bebe vino en las comidas o se hace las tostadas con aceite de oliva. Por una lado la tele es esa ventana donde uno puede asomarse para echarle un vistazo al mundo, pero también es el medio para entretenerse con los concursos que a uno le divierten y a los que iría de concursante si la timidez se lo permitiera. Ya ven: unas veces el mérito está en las complicadas decisiones técnicas y otras se consigue con una sola cámara; se prueban muchas fórmulas, pero la apuesta segura es tan simple como programar un juego que nos ponga un poco las pilas.

Terror y pena

Hay gente que sabe sacarle todo el partido a la tele. Me refiero a que profesionales de este mundo con pocos mimbres en su haber logran un personaje resultón, que acaba teniendo el favor del público. Uno de ésos es Risto Mejide que ha logrado adaptar a su personalidad el papel de borde y no pierde oportunidad de demostrarlo, como ocurrió el día de la despedida de OT . Se largó tirando los papeles y, según dijo Jesús Vázquez, había salido muy enfadado. Él apostó por la niña de ojos azules y dio en el clavo. No sabemos si sintió vergüenza por su elección o si, simplemente, quiso seguir rizando el rizo que le da de comer. Pero si algo se demuestra con este tipo de numeritos es que, detrás de estos gestos prefabricados, no siempre existe la verdad. Los concursantes han dejado de ganar y son los intereses los que buscan el candidato más adecuado. Esa manipulación a la que someten a participantes y espectadores es la que le está quitando credibilidad a esta fórmula y posiblemente acabe con ella. Los concursantes son meros actores que tienen que interpretar el papel que les señalan. La espontaneidad se queda en la sala de edición. ¿Se imaginan que pudieran elegir las imágenes de su vida privada? Seguramente salvaríamos situaciones prescindibles, pero al mismo tiempo ocultaríamos los momentos auténticos. Da un poco de miedo esta tendencia de los nuevos reality de televisión en los que se manipula hasta cambiar la personalidad del concursante, hasta conseguir que adopte todos los rasgos del personaje que quieren crear. Repiten e imitan voces, gestos, tics, etc. Trabajan con ellos como el doctor Frankenstein y si los miras detenidamente estos triunfitos-monstruitos de OT provocan a partes iguales terror y un sentimiento de pena.

Te das cuen

EL primer intento serio de la tele por hacer que supiéramos ingles lo protagonizó hace algunos años aquel pequeño chistoso que decía frases como A pitikann!!! a pitikanden kondemorlll . El último ha sido el curso de inglés con el programa Gomaspuminglis . A los dos protagonistas de Gomaespuma los han fichado para hacer su papel humorístico en los juegos olímpicos que, como se ha encargado de hacer saber el boicot que se ha hecho a la antorcha, este año se celebran en China. Y no está mal pensado echarle un poco de humor al tema. Que más vale que si no terminan de aparecer las medallas pues que dos tipos graciosos hagan Pasando olímpicamente, un programa diseñado para poner el contrapunto humorístico que alivie un poco si es que llega una nueva cosecha de olímpicos fracasos. De lo que tengo más dudas es de que el programa que ellos dirigen haya servido para que una sola persona mejorara su nivel de inglés. Porque una cosa es tomarte el tema de los idiomas con humor y otra muy distinta que el cachondeo impida avanzar a los espectadores, en esa parte formativa que nos vendría de perlas. Al parecer en el espacio que presentarán Juan Luis Cano y Guillermo Fesser todos los días del 8 al 20 de agosto sobre la medianoche harán un repaso diario de los acontecimientos, entrevistas, reportajes de actualidad. Contará con un noticiario titulado Gomaespuma Nius.

Definitivamente los espectadores de televisión inglés, lo que se dice inglés de «How are you» y «thank you very much», no aprenderemos mucho pero cuando se acaben los Juegos olímpicos siempre podremos decir que, estos de TVE, comooor , tienen mas peligro que un barbero con hipo; qué digo: tienen más peligro que un ciego lanzando jabalina.

Corazón contento

Resulta que tanto alargar OT tenía la finalidad de que saliera la canción del verano. Menudo fraude. Tanto profesor, tanta clase magistral, para que finalmente gane una chiquilla de ojos azules maravillosos que desafina que da pena oírla. Yo no sé dónde hacen los casting esta gente, o si después de tanta edición ya no queda nadie en este país que cante medianamente bien. Los concursantes de OT son cantantes de orquesta. Gente que lo mismo imita a David Bisbal que menea el cuerpo animando la verbena con Paquito el chocolatero . Vamos, que hay uno en cada pueblo en fiestas. Ayer dieron por ganadora a la niña de ojos azules y dijo: «Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte…» y así hasta que Jesús Vázquez puso fin a este despropósito. Para colmo de males, como al parecer no les ha salido ninguna canción que alcance el favor del público pues pusieron a todos a cantar aquella canción de Marisol de «tengo el corazón contento, lleno de alegría». En fin más vale que la tele nos ofreció ayer un gran día de Tour. El final apoteósico en Alpe D’huez con los corredores esquivando a los aficionados y de nuevo el color naranja de miles de aficionados ocupando las cunetas y dando ejemplo de que este deporte se merece el juego limpio de los ciclistas. La realización de la carrera no estuvo a la altura de otras ediciones. Buena parte de la información la aportaban Perico Delgado y Carlos de Andrés que ayer estuvieron activos, tomando cronómetro y más entonados que su mortecino diálogo al que nos tienen acostumbrados. Esperemos que la etapa de ayer no nos traiga más sorpresas y casos de dopajes. Que sea el comienzo del renacimiento del ciclismo hacia la competición. El mágico espectáculo de los ciclistas en las carreteras de los Alpes sí que nos dejo el corazón contento: mucho más que la bochornosa repetición de la canción del verano.

Porno júnior


A los de Sé lo que hicisteis les han multado por mostrar imágenes pornográficas dentro del denominado horario infantil. Pues ya era hora de que alguien se diera por aludido. Vamos, que con la burda excusa de indicar que son imágenes de otros programas les valía para seguir mostrando mierda a cualquier hora. Pues se lo han ganado a pulso. Las imágenes que ellos mostraban por la tarde pertenecían al programa ¿Dónde estás corazón? de Antena 3. Ellos aparecían como meros críticos de esas imágenes cuando en realidad eran los transmisores directos de esa pornografía en horarios donde los responsables de permitir el acceso están despreocupados y los niños, verdaderamente desprevenidos. El tema es grave, pero difícilmente esta responsabilidad hay que dejarla al medio televisivo. El acceso a Internet multiplica por mil el riesgo de que los chavales se enfrenten a la pornografía y otros contenidos más peligrosos por su violencia o crueldad. Este aviso a navegantes que le han hecho a los de Sé lo que hicisteis llega, la verdad, un poco tarde. Hace muchos años que diferentes programas camuflan este tipo de contenidos porque saben del tirón inmediato que pueden conseguir en su audiencia. La denuncia partió de unos particulares al Consell de l’Audiovisual de Catalunya, que las trasladó posteriormente al Ministerio de Industria, que es quien ha abierto expediente. Y es una pena que todo un ministerio tenga que andar de vigilante de contenidos sin que esta responsabilidad no la asuma la propia cadena. Con la infinidad de canales a los que puede tener acceso un hogar, si los propios medios no tienen claro ese principio básico lo de los expedientes a toro pasado es como ponerle puertas al campo. Y es que algunos ven la viga en pantalla ajena y no la ven en la suya propia.

Hasta las cejas

MIENTRAS se acercan las etapas de los Alpes donde la tele ha emitido emociones memorables, los que seguimos el Tour por televisión comenzamos a sospechar de todo el mundo. Visto lo visto hasta ahora, uno tiene la sensación de que quien levanta las manos por haber llegado a la meta mañana será uno de los protagonistas de los informativos por sus chutes de EPO de última generación. Y es que hay que ver hasta qué punto estos corredores son capaces de jugarse el todo por el nada a una carta. Riccò y Piepoli en los Pirineos fueron los grandes protagonistas. Ciclistas que hicieron todo lo posible por subir esas cumbres puestos hasta las cejas sin importarles, al parecer, que ésa fuera su última etapa. Está claro que en la vida hay decisiones desafortunadas y otras equivocadas. El de estos ciclistas es un comportamiento a vida o muerte. Como el de esos insectos que tantas veces hemos visto en los documentales de la siesta. Crisálidas y mantis que actúan con la trepidante finalidad de que su plenitud dura apenas un día.

Pero hablando de decisiones desafortunadas, la retirada de El conciertazo es una importante. La 2 sigue reponiendo conciertos antiguos en los que los niños conviven con los músicos profesionales en un enternecedor espectáculo televisivo. Es cierto que el resultado de este programa nunca terminó de ser bueno. Que el toque cómico que le imprimía García Argenta pecaba de soso y la puesta en escena parecía pobre teatro de colegio, pero era una de las pocas ocasiones en la que los niños tenían una opción cultural a su medida. Van jubilando a aquellos presentadores que intentaron que la tele fuera un medio transmisor de la cultura. Hoy a estos ciclistas de la pantalla los cambian por otros que para subir al Tourmalet de la audiencia sean capaces de meterse toda la EPO insustancial que haga falta.