Imperdonable

NADIE se lo cree si cuentas que en una tele pública a las tres de la tarde se emiten imágenes que defienden el tabaquismo y la prostitución. Pero eso pasó ayer sin ir más lejos en el informativo de TVE. A los adultos con responsabilidades en la educación infantil se les plantea con mucha frecuencia el problema: hasta qué punto pueden fiarse de los responsables de la televisión a la hora de cumplir y hacer cumplir la legalidad. Que en horarios susceptibles de que los niños puedan estar viendo televisión se eviten determinados contenidos. Espectáculos sexuales o violentos no tienen cabida a las cuatro de la tarde cuando potencialmente hay un público infantil que, en estas fechas vacacionales, es mayoritario. Sorprendentemente, esta norma se incumple con una facilidad pasmosa. Las primeras horas de la tarde están repletas de telenovelas cuyo contenido roza el ridículo pasional y todo tipo de excesos en la presentación de personajes. Están luego los llamados Estrenos tv: filmes creados exclusivamente para el medio televisivo y que recogen todo tipo de problemática juvenil de drogas, prostitución y asesinatos. Todo un cóctel que los niños se tragan en la soledad de sus cuartos con tele o con sus padres al lado echándose la siesta. Luego están los telediarios cuyos reportajes no se plantean omitir determinadas imágenes que, con toda seguridad, hieren la sensibilidad de cualquier persona que las vea y, por supuesto, la de los niños. Como lo hizo ayer TVE. A las tres de la tarde Ana Blanco, que ha vuelto de vacaciones, habla de la aplicación de la normativa del tabaco en la hostelería. No se les ocurre mejor cosa que irse a un club de strip-tease con prostitutas donde el 80% de los clientes fuman. El reportaje fue infame por hacer de esta parte un todo; e irresponsable por la divulgación del tabaco y la prostitución. Un despropósito imperdonable a cualquier hora.

Colección repetida

LOS anuncios con las más diversas promociones para recoger en los estancos y puntos de venta se caracterizan (Gutiérrez, que le veo) por su condensación. Son anuncios poco sugestivos pero que intentan dar en el clavo. Se trata de coleccionables que intentan los más variados temas; desde el mundo de las muñecas al de los coches o, qué sé yo, el de las navajas albaceteñas. Muchos de estos anuncios publicitarios son genuinos espacios de humor. La parte negativa de todo esto es que cuando los emiten es prueba inequívoca de que el verano toca a su fin. Que llega el curso y con él la necesidad de los humanos de cambiar de hábitos y elegir algún motivo de ocio que nos haga olvidar las vacaciones de verano, con todos los vicios y depravaciones que ellas conllevan. Los del marketing han descubierto que estas fechas son las más indicadas para el lanzamiento y el éxito de las promociones; que serán los futuros hábitos para el largo invierno.

En televisión ocurre lo mismo. Con el final del verano llegan, además de alguna nueva propuesta, los programas de calado. Sin embargo, este verano El Loco de la Colina se ha inventado el género de la repetición como fórmula para que nadie note sus vacaciones. Han ido fragmentando sus entrevistas y dando cierta estructura diferente a los temas más que a los personajes. Lo novedoso es que Jesús Quintero ha grabado unas introducciones con las que repetir de otro modo lo que sus personajes fueron diciendo durante el curso. Desde luego que el programa del Loco ha sido una de las sorpresas del año pero, con su repetitiva presencia durante el verano, le va a quitar notoriedad a su regreso de verdad. La presencia de este entrevistador dentro del panorama existente es una buena noticia. Su mezcla de poesía y rebeldía será un poco postiza, pero es de las pocas revoluciones que podemos esperar en televisión.

Cárcel de mujeres


Pues ya está aquí lo que faltaba. Un reality de supermodelos para que las niñas se comiencen a mirar la barriguilla y a sentirse gordas desde los cuatro años. No es que me extrañe, desde luego, teniendo en cuenta que han encerrado a cantantes, bailarines y niños, mucho tardaban en encerrar y mostrar por televisión a los aspirantes a modelos que tienen por trabajo mostrar su cuerpo. Simplemente parece una vuelta de tuerca más sobre el tipo de sociedad que estamos creando y los machacones mensajes que la televisión envía a sus consumidores, que, en gran cantidad, es público infantil. Estamos ante un medio capaz de pedirte que te atiborres de comida basura y, sin solución de continuidad, ofrecerte los servicios de un producto adelgazante milagroso o la cirugía para quitarte sin mayor problema los michelines por muchos y gordos que sean. El programa de marras se llama Supermodelo 2006. La conductora y tutora de las aspirantes es, cómo no podía ser de otra forma, una top model llamada Judit Mascó, y lo presentan en Cuatro. Cuando compruebas que la aportación de los nuevos canales es más de lo mismo, se plantea la duda de la necesidad y las razones que existían para crearlos. Uno podía soñar con que los nuevos canales hubieran ofrecido televisión de calidad; que estarían obligados a trabajar con otras fórmulas para distinguirse de la mediocre oferta existente. Pero no. A los de Cuatro se les ocurre la novedosa aportación de encerrar a trece chiquillas de entre 16 y 20 años con más de metro setenta haciendo un homenaje permanente a la extrema delgadez. Para colmo, lo presentan como la apuesta más ambiciosa. Que alguien explique qué necesidad de más canales si uno lo utilizan de cárcel de mujeres que tienen por delito engordar cien gramos y el otro, La Sexta, para crear un infierno en el que sólo se habla de fútbol.

Fútbol y euskera

SE quejaba el secretario de Comunicación del PP José Luis Ayllón de que no vamos a poder ver fútbol en abierto porque La Sexta no tiene la suficiente cobertura. Patético. El liberal, exigiendo al Gobierno socialista que garantizase el derecho de la sociedad para ver por la cara los partidos. Ver para creer. Y es que resulta que el fútbol, además de ser el deporte rey, está protegido por una ley que busca el interés general. Como si no hubiera cosas más importantes que proteger y, sobre todo, temas más delicados, frágiles y al borde de la extinción que viven en el más absoluto desamparo. Mantener esa protección supone tanto como decir que los ciudadanos en general no podemos vivir sin el fútbol y que ese vicio alguien lo tiene que financiar. La hipocresía, llevada al extremo más absurdo. De hecho y de derecho, somos el único país que mantiene este casposo proteccionismo que relaciona anacrónicamente el fútbol con el pueblo. Este es un residuo del franquismo, de aquella sociedad que proponía el fútbol y los toros como único tema de conversación y que la democracia no se ha atrevido o no ha querido superar. Lo que no se termina de entender es cómo mientras por un lado se mantiene esta absurda ley proteccionista, el fútbol se ha convertido en el único elemento capaz de hacer crecer la audiencia de una televisión hasta límites insospechados. Pero año tras año los índices de audiencia señalan entre los programas de mayor seguimiento a los partidos de fútbol. La paradoja es que, mientras La Sexta tiene ahora los derechos, resulta que por ley tiene que exhibirlos en el 80% del territorio y, claro, de nuevo tiene que pactar con otras cadenas. Ya lo ha hecho con los catalanes de TV3 y, ya que nos lo recoge la Constitución, pues espero que lleguen también a un acuerdo con EITB y, de paso, que el fútbol sirva para aprender algo de euskera.

Mejor con gomas


El verano desde luego no está hecho para asistir a esos interrogatorios sumarísimos que se han inventado en la nueva versión de Salsa Rosa y que, ahora, le han bautizado con el sugestivo e inmerecido nombre de Dolce Vita . Ninguna de las confesiones pactadas que se ofrecen en este programa se podría cambiar, no ya por un paseo nocturno bajo la lluvia de las estrellas fugaces, sino por la lectura minuciosa del prospecto de una caja de condones. Y es que hay algo de goma en este programa. No sé si es porque se la ponen los que se dejan preguntar sobre sus miserias o se la calzan los que preguntan para no escupirle al público en la cara. Y es que el concepto de la pornografía y de prostitución en televisión debería de modificarse. Vamos, que al lado de este despelote emocional bajo talón bancario, si emitieran las gestas de Nacho Vidal y su miembro o las felaciones a pago de Hugh Grant en el asiento de atrás de los coches serían puros y castos pasatiempos. Estos días hemos disfrutado de la exhibición de los fuegos artificiales. El esplendor de la pólvora y el fuego sobre la bahía de la Concha siempre es atractivo. Un año más, ETB, bajo el título de Donostiako su artifizialak , nos ha traído a los que no hemos podido acercarnos hasta allí ese espectáculo pirotécnico más sentimental que otra cosa. Y es que en televisión la pólvora es mojada y no tiene esa fuerza del original. Ni los micrófonos captan la fortaleza de la explosión ni los encadenados suplen el efecto del directo. El espectáculo está ahí y los de ETB deberían seguir buscando esa fórmula mágica que muestre este espectáculo en su plenitud. Puede que si la música llegara en ayuda o complemento de los zumbidos y explosiones todo sería, como con los condones: más distante, sí, pero al mismo tiempo más seguro y, si me apuran, una sensación más mística y reconciliadora.

Orden y canales


De vez en cuando conviene cambiar el orden de los canales en el mando a distancia. Poner el último en el número uno y viceversa. Sólo con ese gesto se cambia notablemente la programación que nos tragamos a lo bestia, sin pensar siquiera que estamos viendo la televisión. Si una mañana cambiamos el 1 por el 8, que es donde yo tengo la Primera de TVE y ETB 2 respectivamente, lo que modificamos es la reposición de Ankawa por un capítulo de National Geographic . En ambos casos estamos ante un producto grabado y enlatado para mayor comodidad de los programadores. En el caso del programa de Osborne, el tema tiene cierto atractivo para el público infantil, precisamente porque entre sus protagonistas, además de los mismos rostros que siempre salen cobrando en TVE, están unos niños con un desparpajo fuera de todo guión y, claro, quién es el valiente que les dice a los peques que ese programa es un bodrio de primera. Claro que, si no hubiera tenido en el número uno del mando a TVE, no hubiera visto su nuevo programa Mira lo que ven . Un programa en el que, con tono desenfadado y con golpes de humor, van presentando ante un público elegido y seleccionado siguiendo las técnicas de los muestreos sociológicos. Presentan programas y diferentes formatos televisivos de cualquier país del mundo y el público asistente vota el que más le gusta. Todo normal, si no fuera porque en el concurso han incluido a tres críticos televisivos que dan una opinión personal sobre el programa, antes de la votación. Hace tres años que TVE había perdido el liderazgo en las audiencias y, poco a poco, comienza a perderlo también en los mandos a distancia. Definitivamente, la mayor revolución que uno puede hacer en la televisión es cambiar los botones del mando de vez en cuando. En este caso, el orden de los canales a sí altera el producto.

Son funcionarios

YA se han oído voces pidiendo que para el próximo verano regrese Ramón García con sus vaquillas, sus castañas y ese talento natural para el chiste fácil. Claro que entonces se pensaba que nada había más basto que ese concurso. Se aplaudió que quitaran la ridícula competición de la mocina de los pueblos dándose mamporros, escalando postes con jabón y al alcalde del pueblo sujetando un globo patata que le explotaba en las manos. En fin, me salen sarpullidos de recordar aquella tortura a la que, verano tras verano, nos sometía TVE. Pero todo lo malo en televisión es susceptible de empeorar y, además, siempre empeora. Y esto es así si nos atenemos a que el programa que han puesto en su lugar es nada más y nada menos que: Hasta que la tele nos separe . Un concurso que hubiera pasado desapercibido si no fuera porque lo presenta Paz Padilla, que confunde la competición con los gritos y, claro, no hay dios que la aguante. Puede que ver durante diez minutos a los concursantes compitiendo en toda clases de zafarranchos, vestidos al uso tradicional de los novios, pues tenga sus minutos de gracia. El problema viene cuando de nuevo ves que la historia se repite y que un chico de esmoquin se desgañita en una cinta corredora mientras su novia no responde ni a la pregunta de cómo te llamas. Una aberración que, desde luego, no justifica en modo alguno que vuelva Ramontxu con su Grand prix y sus vaquillas. Ya llegará septiembre y, ya se sabe, los niños al colegio. Todos menos, claro está, esos que van hacer el reality El primero de la clase. Estos de TVE se atreven con todo. Vacas, novios, padrinos, Bertín Osborne y su puteo semanal a los animales y luego niños. Todo vale. Al fin y al cabo es la misma casa de fiscales y jueces que deberían actuar de oficio. Todos son funcionarios.

Paquillo y el fútbol

Sin pena ni gloria. Ese podría ser el titular de la participación española en el pasado campeonato de Europa al aire libre desde Gotemburgo, en Suecia. Televisivamente se podría hablar de que la realización del evento tuvo poco de original. Unas cámara estratégicamente colocadas se daban paso cuando el espectáculo estaba delante de ellas. Pura armonía sin interferencias ni planos novedosos, tan del gusto de nuevos realizadores que confunden lenguaje audiovisual con su propio ego. Viendo este espectáculo deportivo, uno siente la sensación de que el atletismo en TV tiene sus días contados. Que pronto llegará el día en que los listos de la programación le nieguen el pan y la sal a un espectáculo que lo tiene todo para triunfar. Bueno, todo todo no, porque ya me dirán quién conoce a esos superclase si en todo el año las secciones de deportes ni los mencionan. Un atleta como Paquillo Fernández en cualquier otro país sería una gloria nacional, aquí lo único que se les ocurre es dedicarle el pasodoble del Chocolatero y hablar de él como si formara parte de los payasos del circo. Estos héroes solitarios sólo se conocen una vez que han ganado el campeonato, se habla de ellos un día y luego desaparecen hasta la siguiente cita. A cambio, eso sí, hablan -y no paran- de fútbol. Así que en cuanto los jugadores se ponen a entrenar ya los están grabando. En cuanto se organiza uno de esos partidos timba, ya están los cámaras ahí y las televisiones comprando sus derechos. Durante dos días, Telecinco nos aburrió con el trofeo Teresa Herrera. Por una parte, demostró que técnicamente lo hacen muy mal y, por otra, que su mayor innovación es la de poner repeticiones cuando están a punto de meter un gol. Estas retransmisiones de fútbol-pachanga son la pescadilla que se muerde la cola. Jamás conoceremos a los Paquillos hasta que nos traigan una medalla, y luego, si te he visto no me acuerdo.

Cierra la muralla

ESTA semana les ha tocado a Ana Belén y Víctor Manuel. Aquellos cantautores tan populares hace dos décadas por su música y, si me apuran, por sus películas. El caso es que los de Aquí hay tomate vinieron a decir que llevaban treinta años con el rollo de: Abre y cierra la muralla. Parece que, ya que no dan como personajes del cotilleo, les han fabricado una pequeña venganza, llamándoles pesados a la cara y utilizando para ellos toda su fortaleza audiovisual. El caso del programa Aquí hay tomate comienza a ser para estudio en las facultades de periodismo. Este verano, sin ir más lejos, se han alzado al primer puesto de la programación. Teniendo en cuenta que la hora de emisión coincide con la sobremesa -o con la de la siesta, según el día y la costumbre-. Y es que jamás un programa alejado del llamado prime time había conseguido el liderazgo con tanta facilidad. Cuando uno asiste al espectáculo de los del Tomate, no sabe si está ante un género producido por mentes malvadas, chiquillos traviesos que le echan todo el desparpajo del mundo o, por el contrario, estamos ante genios de la comunicación capaces de crear televisión de altura con cuatro trapos. El pasado jueves los retales eran: de si Pipi (ex de la hija de ex reina de las mañanas) la tenía así de grande o se la había retocado. Luego hicieron mil maldades con la caída del caballo de un hijo de la duquesa de Alba que es ex de la ex del conde Lequio. Como plato fuerte, pusieron el pedo monumental que se agarró el hermano que esta es ex pero por ser viuda de Paquirri, que iba meando farolas por las calles de Sevilla. Y para acabar de tocar la moral sacan el abre y cierra la muralla como si no hubieran hecho otra cosa en treinta años. Si con este material caca, pedo, pis consiguen estos resultados, imagínense qué tv podrían hacer con contenidos de verdad. No caerá esa breva.

Pásalo con fútbol

En la sobremesa de este verano se mantiene en la programación de la ETB Pásalo. Un más que interesante programa que pelea sin complejos con todas esas telenovelas de nuevo cuño y ese corazón agotado de pura malicia y repetición de Aquí hay tomate. El programa pertenece a ese género tan ambiguo en el que cabe de todo y que en el argot periodístico se conoce como magacín. Adela González ha vuelto ya de vacaciones y el que se las ha tomado ahora es Iñaki López. Es un detalle que se agradece, sobre todo porque es muy interesante que en esa franja horaria se consolide un programa como éste, que recoge la actualidad social y que se apoya en los reportajes de calle, con opiniones de primera mano de los ciudadanos y una buena elección de los colaboradores habituales. Lo mejor de Pásalo es comprobar que la televisión puede rectificar. Pasar de aquellos formatos que copiaban lo que se estaba haciendo en otras televisiones y que no aportaban nada, pues todo era importado made in Madrid. Con Pásalo se ha conseguido que la televisión recupere ese sentido social que nunca debería perder, da lo mismo si es un programa informativo o de entretenimiento. Y hablando de entretenimiento: estos días estamos ante la elección o la concesión de los derechos de la Liga Profesional de Fútbol, es decir, el pelotazo para la emisión de los partidos de la Liga. Viendo los competidores es posible que vivamos algo similar a lo que pasó con el Mundial. Las cadenas de televisión ven el fútbol como única herramienta de marketing , como si fuera el único trampolín que les puede catapultar al liderazgo de la audiencia o verse relegados de él por no poder retransmitirlo. La Sexta y Tele 5 en el candelero. Qué miedo. Más antenas para nada o el calvo en los campos y Jorge Javier en los vestuarios hurgando en el corazón de los futbolistas.