Fundido a negro

Esta semana hemos sido testigos de un fenómeno inaudito. Hemos visto cómo una cadena de televisión de 50 años de existencia se fundía a negro y nacía una nueva. Un fenómeno milagroso, más propio de la astronomía o la biología que de la comunicación. El cierre del canal de Radio Caracas Televisión (RCTV) y el nacimiento de la nueva Teves habla de una lucha indiscriminada de algunos grupos de poder frente al gobierno. Una pelea que Hugo Chaves ha saldado por las bravas mandando a la calle a toda la plantilla y montando como si nada y de manera improvisada otra nueva. Una cacicada en toda regla; un acto de despotismo que atenta con mayor fuerza a la democracia quizás porque la víctima es el medio de comunicación más importante de Venezuela. Pero si extrapoláramos ese decisión hasta estos lares, si por aquí alguien hiciera de Hugo Chaves, tendría un trabajo bárbaro. En Venezuela han sido los informaciones críticas las que han sacado de sus casillas al presidente y éste la ha fulminado. Nuestras grandes cadenas no tienen su razón de ser en la información y tienen un concepto muy morboso del entretenimiento. Si algo ha demostrado la decisión dictatorial de Chaves es que una nueva televisión es posible de la nada. Que Antena 3, Telecinco o TVE podría ahorrarse sus respectivas 6 horas diarias de programación de cotilleos si cada año tuvieran que rendir cuentas sobre el servicio público que prestan a la sociedad. Desde estas líneas no puedo menos que enviar mi solidaridad con los trabajadores despedidos en Venezuela, pero ese fundido a negro de una televisión y el arranque de una nueva cadena me ha parecido muy sugestivo. Que se vayan al negro más profundo los que con estos modelos cada día entregan la televisión a chulos y charlatanes.

Saludos vacíos

HAY imágenes electorales que se repiten con la insistencia de ir haciendo una tradición. Una de las más conocidas por su patetismo es la que acostumbran a ofrecer los del Partido Popular cuando se asoman al balcón, terraza o lo que sea ese descansillo en el que aparece el candidato, a recoger un poco de olor de multitudes. La noche electoral fueron cuatro los que salieron al fresco de la noche. Acebes, Rajoy y los triunfadores electorales en la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón. El abrazo de Rajoy a Gallardón tuvo una consecuencia inesperada: un fuerte tic de repulsa que el alcalde de Madrid no pudo reprimir y que no tapó ni con la mayor y más profesional de sus sonrisas. La cuadrilla de triunfadores saludaba al gentío desde arriba pero hubo un momento como de desasosiego en que dio la impresión de que alguno de los cuatro sería empujado al vacío. Y, hablando de vacío, el que puso en práctica la noche electoral Antena 3 con su montaje del escrutinio electoral. Imagínense un mapa de España de 100 m2 y la Griso a lucir palmito justo en el centro, tanto que yo diría que sus zapatos de aguja pisaban la Cibeles y la Puerta del Sol al mismo tiempo. Un plató exagerado de espacios grandes y fríos donde se oía el eco y se perdían los resultados. Fue tal el despilfarro que, para financiarlo, se pegaron todo el fin de semana promocionándolo cada vez que tenían oportunidad. El resultado de este montaje faraónico en audiencia no pudo ser más descorazonador. La gran parte de los espectadores siguieron a través de la FORTA (las televisiones autonómicas) el devenir de los resultados. Y es que a veces la cercanía y la información precisa valen más que todos los invitados famosos y los derroches innecesarios. En televisión quedan tan mal como las sonrisas y saludos vacíos de los políticos desde el balcón.

La noche X

LLEGA el día X, ése en el que las elecciones municipales y autonómicas crearán un factor sorpresa o más de lo mismo. El día de las votaciones siempre tiene un sabor especial. Buena parte de los ciudadanos se lo organiza en función de la visita a las urnas. Entre los que van a votar, unos prefieren la primera hora de la mañana para tener el resto del día sin complicaciones. Otros hacen de la votación el momento más importante y después lo adornan con un vermú o se van a comer como en las grandes ocasiones y, otros, lo dejan para última hora una vez que han agotado la jornada y votan como último acto antes de volver a la rutina de todos los fines de semana. Y es precisamente cuando se abren la urnas y comienza el recuento cuando la televisión empieza a cobrar importancia. Hasta ahora todo lo dicho en la jornada es pura suposición. Comienza la ceremonia de las cifras. Todo un espectáculo en el que la televisión se muestra, por un día, como verdadero servicio público. Un servicio que no practican precisamente aunque a alguien venda lo contrario programas comoFactor X . El reality de Cuatro poco a poco se va metiendo en los hogares. Va calando y tiene todas las pintas de arrasar a nada que los participantes acompañen. De momento ya están intentando que cualquiera de sus canciones pegue el braguetazo y se convierta en la canción del verano. A los espectadores les va ganando esa oportunidad que están dando a personas mayores e incluso a tipos peculiares a los que se les exprime hasta la última gota de su biografía antes de echarlos sin ningún miramiento. La apuesta de Factor X está en su jurado: Jorge Flo, Eva Perales y Miqui Puig. Es tal su importancia que ni la presentadora Nuria Roca logrará eclipsarlos. Mientras aparece la estrella, disfrutemos de un día de apasionante noche de televisión electoral en estado puro.

Arruinaste el día

HAY días que acaban mal y encima la programación televisiva acaba arruinándolos del todo. Uno se pone a cenar y el capítulo de House aparece toda la tripulación de un avión vomitando al unísono y sin consuelo. Claro que los que llevamos toda la vida soportando los contenidos televisivos tenemos el estómago a prueba de carnaza y de todo tipo de excrementos. Sin ir más lejos a esa misma hora en Antena 3, el dios de la casa, Matías Prats, y su antigua compañera de informativos, Susana Griso, elegían entre 49 criaturas el llamado Español de la historia . Tres mil llamadas hicieron posible la pantomima de que el rey Juan Carlos fuera elegido como el personaje más destacado de este país. Decisiones de este tipo dan más risa que otra cosa, pero programas de esta catadura democrática, con mezcla de espectáculo circense, indican claramente en manos de qué inquietantes personajes están algunos de los medios de comunicación más importantes. No conformes con la experiencia, en TVE están a la espera de hacer lo propio, elegir por televisión al español más destacado pero, esta vez, con un programa cuyos derechos se los han comprado a la prestigiosa BBC, que esto les da muchas garantías. Mientras se dispara la fiebre de los programas de listas, propongo que se vayan especializando. Puesto que ya se eligen a los guapos, destacados y cantantes porqué no ir afinando. Qué sé yo: que hagan programas para saber quién fue el más sucio, rancio, maleducado, golfo, estreñido. Si Su Majestad es el español más destacado, ¿qué les impide elegir al más borracho, jugador y pendenciero?

El realismo de los vómitos del capítulo de House me arruinó la cena. Poco después, la mezcla de nombres y merecimientos de los 49 españoles de la historia acabó destruyendo definitivamente las pocas esperanzas de acabar el día con un poco de optimismo.

La tele no es cine

EL cine se ha convertido en una sección más de los informativos. De un tiempo a esta parte los estrenos aparecen en los telediarios, una sección fija como los asesinatos de género, los deportes y la información meteorológica. Normalmente los días elegidos son los viernes y más parece, por el estilo de películas que sacan, una promoción que una noticia. Porque en estas minisección se habla normalmente de aquellas películas que no necesitan publicidad añadida. Se habla de Spider-Man III o de superproducciones de este pelo, pero ni palabra de películas autóctonas que no tienen muchas posibilidades de campañas publicitarias en los grandes medios. Nuestras cadenas enseguida entran en el juego de los grandes de Hollywood, como si con ellos su informativo se impregnara también de polvo de estrellas, y omite hacer mención a las producciones nacionales que, semana a semana, pasan desapercibidas para el gran público. Luego la crisis del cine y la estampida de los espectadores de las butacas de los cines son un temas recurrente en esos mismos informativos. Y es una pena que desde las cadenas no se trabaje más la notoriedad de las películas, actores, directores y diferentes técnicos cinematográficos. Si se hiciera, si las cadenas de televisión trabajaran en la divulgación de nuestras películas, estarían poniendo los cimientos del resto de la industria audiovisual incluida la televisiva. El problema reside en que pueda que haya demasiada gente que cree que cine y televisión son dos mundos similares. Esto no tiene porqué suceder. Los creadores de tv fagocitan las series extranjeras sin pudor y además con éxito de audiencia. El público del cine es, con toda razón, más exigente: cuando va al cine quiere experimentar la diferencia. Desde luego no se conforma con obras de la misma calidad que la mediocre televisión a la que estamos acostumbrados.

Chatinas a babor

LAS secciones de deportes están sufriendo la política miope de sólo llevar información de aquellos espectáculos que ellas retransmiten en exclusiva. Esto hace que en Telecinco, por ejemplo, apenas se hablara durante la semana pasada de la final de la copa de la UEFA, y sí de las conjuntivitis de algún hermano del tercer mecánico de McLaren. Para los de Antena 3, por el contrario, el mundo giraba en el encuentro entre Sevilla y Espanyol, y ni palabra de motociclismo y Fórmula 1. Quizás por eso a uno le apetezca desconectar y volver al remanso del ciclismo, del que afortunadamente ETB no ha huido. El Giro no tendrá el tirón de hace unos años, cuando los ciclistas eran héroes y no esos deportistas en permanente estado de cuarentena en el que los han colocado, por el vergonzoso e hipócrita tema del doping. Por estas tierras siguen concitando mucha atención. El ciclismo se merece que se le saque del pozo en el que se le ha metido, porque ha demostrado que puede ser uno de los espectáculos televisivos más hermosos. En la tele hay cosas que no cambian así pasen 50 años, que son los que celebró TVE no hace mucho. A este organismo de pasado tan sospechoso le va la marcha y la caspa. A su oferta de rancio abolengo de Cine de Barrio, Amar en tiempos revueltos, Corazón de primavera o Gente, le quieren añadir otra de Arturo Fernández, pero ahora desdoblado. Vamos, que no conformes con darle el protagonismo de una serie le han creado dos personajes: el mismo actor hace de dos hermanos gemelos. A la serie la han titulado Como el perro y el gato y ya me estoy poniendo nervioso de imaginarme a ese monstruo de la escena. Al parecer alguien no supo aplicar correctamente el sistema de jubilaciones anticipadas que tanto dio que hablar y se ha quedado corto. Si no quieren taza, chatines, doble chute de Arturo Fernández.

Vaya paquete

DICEN que TVE se está planteando el tema de Eurovisión porque fue un fracaso; no ya el habitual descalabro clasificatorio sino la pasta gansa que les ha costado cada programa para luego tener unas miserables cifras de audiencia. Pero es que esos engendros que fueron los 8 programas de Misión Eurovisión que presentaba la afonía personificada de Paula Vázquez costaba cada uno 300.000 euros, así que multipliquen qué pasta gansa del erario público para estos gansos. Y es que de un tiempo a esta parte se han hecho un hueco como personajes decorativos ciertos que tienen su propio papel. Se hacen un hueco y luego no hay manera de prescindir de ellos. Son los llamados paquetes televisivos que pueden ser personas tipo Xavier Deltell o Mariano Mariano que hacen de jurado pero sin puntuar en Mira quién baila, los hay que son plantas como el perejil que adorna todos los platos de Arguiñano e incluso a veces, más que trozos, son partes de personas como las piernas de Anne Igartiburu en Corazón de Primavera o los escotazos de Carmen Alcayde en las tórridas tardes de Aquí hay tomate . Y hablando de tórridas tardes las que nos deparan en La 2 con la vela y esa competición aberrante como ella sola que se llama, o sea tío, Louis Vuitton. Al principio el aburrimiento aparecía porque no había aire y aquello era eterno como las siestas de Robinson Crusoe; ahora que hay viento en la popa del Desafío, resulta que el aburrimiento sigue siendo monumental. Pero para paquetes el que montaron en el velero español el otro día: el rey Juan Carlos. Iba vestido de naranja y dijeron que no era publicidad de Orange, ni de la fanta naranja, no, que iba así para diferenciarse del verde del resto de la tripulación. Perdieron de calle la regata aunque ya hay quien dice que, después de aquel bochornoso espectáculo televisivo, la república está más cerca.

Fórmula fascista

ESTE sábado el grupo de población que odia el Festival de Eurovisión se incrementó notablemente. Ya somos legión los que abominamos de nuestro pasado de puntuaciones, comentarios gratuitos y vaticinios de José Luis Ulibarri. Este año Beatriz Pecker esa voz tan cantarina y hermosa de RNE puso el tema en su sitio. Tenía que ser una periodista de verdad quien diera el tono verdadero a una retransmisión que más parece un fantasma del pasado que otra cosa.

Lo que no tiene ninguna explicación es que una televisión haga una apuesta de siete horas en la retransmisión de un concurso de canciones. La de este año si la comparamos con los excesos de los vendedores de humo de OT fue algo aburrida pero se agradece que alguien agarre el toro por los cuernos: que plasme y no exagere el espectáculo que estamos viendo como si el espectador fuera un retrasado. Lo que se ve detrás de esta apuesta de TVE es algo habitual hoy en la competencia televisiva. Ahora las cadenas toman un acto y hacen girar toda su programación en torno a él. Y a algunos incluso les funciona.

Los resultados de audiencia de Telecinco este fin de semana con la Fórmula 1 han sido nuevamente espectaculares. Hubo momentos en los que el 50% de la audiencia estaba viendo la carrera de bólidos en el circuito catalán de Montmeló debido al fenómeno de Fernando Alonso. Lo que a esta cadena le ha tocado con esta actividad empresarial (me niego a llamarlo deporte) ha sido toda una lotería. Todo correcto si no fuera porque esta misma semana nos enteramos que esto de la Fórmula 1 tiene un dueño y éste, antes de concederles un circuito a los valencianos, les ha dicho a quién tienen que elegir de alcalde. Que se me vayan despidiendo como espectador de Fórmula 1. A estos neofascistas ni agua.

A bocinazos

TODAVÍA no hay fecha, pero parece que ya están trabajando en la serie ‘CSI’ a la española. Tendrá como protagonista a José Coronado, que tiene tres años de contrato de exclusividad y ya se ha chupado uno sin dar palo al agua, venga a comer yogures y con la murga de los bífidus activos y todo ese rollo. Que no se apuren los amantes de la serie porque el experimento está funcionando allá donde lo hacen. La prueba de fuego la pasó con nota el CSI italiano y fue un éxito tan claro, que así que luego lo han recreado en Alemania y Francia. Los que también llevan un año de celebración son los entrañables payasos de la ETB Txirri, Mirri eta Txiribiton, que el pasado enero fueron galardonados con el premio Sabino Arana y a los que mañana entrevista David Barbero en su programa Fórum. Este trío ha conseguido en su dilatada trayectoria de más de treinta años y en los últimos en televisión ser la tabla de salvación de muchos padres que no sabían euskera y que durante los fines de semana conseguían que sus hijos tuvieran algún contacto con el idioma a través de la actuación de los grandes actores que son Xabier Otaegi, José Inazio Ansorena y Txema Vitoria, a los que mandamos estas líneas de agradecimiento. También, y ya en plan nostálgico total, despedimos a Kutsidazu Bidea. ETB 1 emitió ya el último capítulo de esta sorprendente, inquietante y muy cercana serie. Una de las pocas apuestas por la ficción con temática local y actual que ha atrapado incluso a quienes no dominamos el euskera a pesar de haber sido testigos de cientos de programas de Txirri, Mirri eta Txibiriton, y es que, a pesar de la gran oportunidad para hacernos con el euskera utilizando la ETB 1 como soporte, nos ocurre como al gran Txiribiton, que en vez de hablar, algunos preferimos hacernos entender a bocinazos.

El canto suicida

Hay años en los que el panorama televisivo parece que es siempre el mismo. La programación se repite y las ofertas son como en el tute: sota, caballo y rey. Los reyes son chicos del tomate creando falsas expectativas sobre personajes cuya vida se encuentra masacrada por la atención exagerada de los medios: tipo Pantoja y Campanario; estén en la cárcel, caso de Julián Muñoz; sean duquesa de Alba o se haya maltratado, o no, a la hija drogadicta de un torero, como fue el caso de Carmen Ordóñez. Luego está Yo soy Bea, que después de 200 capítulos sigue más o menos en el mismo lugar en el que la dejó el que ya no quiso ver el segundo, pero da igual, porque es la reina absoluta de la tarde. Esta semana nos hemos enfrentado a dos estrenos de series que suponen una apuesta seria para las cadenas. El estreno es el momento más importante de una serie: en un capítulo se tienen que conseguir la aceptación del público y que sus personajes entren por los ojos al corazón del espectador. Antena 3 estrenó en la noche del lunes Círculo rojo , en horario tan estelar que tendrá que competir, ahí es nada, con CSI Las Vegas . Una serie de 16 capítulos cuyos productores prometen no hacer una segunda parte. María Adánez, Carmen Maura, Emilio Gutiérrez Caba y María Botto forman parte del reparto de esta producción de la misma gente que hizo para Telecinco Motivos personales , y de la que ha heredado el tono de intriga y ese ambiente de altos vuelos. También a la busca del público al que le gusta la ficción pero con actores nacionales, en Cuatro estrenaron Cuenta atrás, una serie policiaca que aprovecha el rebufo de House y cuyo primer capítulo permitió al menos que supiéramos cómo serán esos personajes en el futuro. Eso sí: darle el protagonismo al cantante de El Canto del Loco, Dani Martín, es un ejercicio de equilibrismo suicida para el que, fijo, necesitarán la red.