Ángeles y profetas

El verano está consiguiendo que Amar en tiempos revueltos le esté recortando ventaja a los del Tomate . La serie sobre la posguerra tiene su público, que la sigue con una fidelidad excepcional. Y es que es muy difícil no perder el hilo argumental de una historia que juega a la mezcla familiar, que une y separa estratos sociales, que brinda su importancia a la política porque marcó a fuego a millones de personas. La serie destila nostalgia desde la canción inicial de Mónica Molina hasta el final abierto, que deja un poso de insatisfacción en personajes y audiencia. Un toque que invita al espectador a estar ahí al día siguiente. Pero más revuelto que el amor lo está el planeta. Sin sobreponernos a las impresionantes noticias del terremoto en Perú, ayer rescataron de las ruinas de una iglesia en la que murieron muchos feligreses una figura de Jesús crucificado, que de inmediato fue sacado en procesión y al que cientos de personas le rendía culto y le pedían favores. Hay cosas que no cambian, como esas imágenes de las palmeras a punto de quebrarse en dos por los vientos huracanados en el mar del Caribe. Al huracán le han puesto el apellido Dean como el actor James, y esperemos que su nombre no traiga consecuencias trágicas y su fuerza no acabe de manera tan violenta como la del actor norteamericano, cuyas fotos de adolescente rebelde se convirtieron en emblema de dos generaciones y que murió de accidente de tráfico. Para los nostálgicos empedernidos que se atreven a llegar hasta los confines de esta columna, James Dean se estrelló el 30 de septiembre de 1955. Ya ven, uno se pone a escribir de los amores revueltos, pasa a describir la fuerza brutal de la naturaleza y acaba rindiendo homenajes a los actores de Hollywood; y es que todavía ni hemos visto No somos ángeles y tampoco somos profetas.

Fuegos y Titín III

Ver a Titín III todos los días jugando partidos frenéticos de 22-21 en televisión es ya un clásico aunque comienza a ponerme nervioso. Más que todo temo por su salud. ¿Cómo es posible que un día acabe agotado y al otro aparezca tan fresco en el paseíllo torero que les hacen hacer a los pelotaris? Otro clásico de verano es la retransmisión que ETB 1 suele hacer de los fuegos artificiales y mira que es complicado el tema. Los fuegos, ya se sabe, son una actividad insustituible en los programas festivos de toda localidad que se precie. Claro que todo hay que decirlo, los fuegos en la tele pierden mucho por más fundidos, encadenados, paseos celestiales y primeros planos a las caprichosas farolas donostiarras que se intenten. El sonido resultante, el que captan los micrófonos, tiene un toque a pedorreta que echa por tierra todos los esfuerzos técnicos que se le pongan. Claro, y luego vienen los comentarios técnicos sobre los efectos de la pirotecnia y eso ya es demasiado. En fin, que los espectadores del programa Donostíako artifizialak vivimos en una pura contradicción: vemos con gusto esas imágenes de la iluminada noche donostiarra, nos quedamos extasiados con la bahía de la Kontxa y los reflejos de las luces en el mar pero, al mismo tiempo, apagaríamos el televisor por no escuchar ese ruidito a carraca infantil en el que se convierten las explosiones.

Aunque para carraca la que ha comenzado a sonar con la novena edición de Gran hermano . Se fletó un autobús, hace ya algunos meses, que va en busca de esa mezcla defrikies sin complejos con los que cada temporada componen su lustroso negocio en Guadalix de la Sierra. Lo del autobús es una manera de ampliar el negocio y hacer horas de televisión que vendrán bien algún día cuando les toque convertir toda la programación en torno al encierro de estos tipos. Más pedorretas.

Que la pague


El verano avanza con pocas novedades, quizás por eso los de La Sexta aprovechan para ir calentando motores y sacan a todas horas un anuncio en el que se puede ver a Pau Gasol en la cama despertándose como emulando a Bill Mulrray, que interpretó a aquel inolvidable periodista de televisión atrapado en la celebración del Día de la Marmota.

En el anuncio de La Sexta, la voz que lo despierta es la de Montes recordándole, y de paso a nosotros, los días que faltan para el Eurobasket que ellos televisan. Porque si estos días hemos hablado de los trucos de repetir las series de éxito y esas pachangas futboleras pero, en realidad, lo que sigue vigente estos días son las retransmisiones deportivas. Tanto el automovilismo, las motos, el tenis y, dentro de poco, comenzará el espectáculo del baloncesto con ese peculiar estilo del calvo Montes y el atractivo añadido de que nuestros jugadores son los campeones del mundo. Pero para atractivo, el que piden en el casting de Supermodelo, ese engendro con cierto toque señorita Rotenmeier sadomasoquista que le ponía la ex modelo Judith Mascó.

Como siempre que hay selección, los criterios pueden ser rígidos o bailar más que el diente de doña Rogelia, el caso es que, según parece, a unas les piden 1,74 de altura y otras pasan con algún centímetro menos incluidos los tacones que se calzan. Con tanto reality, a los productores de la cadena privada Cuatro se les ha metido, entre ceja y ceja, emular a Telecinco.
Apenas hace dos años llegaron con la promesa de que hacer una televisión diferente era posible. Ahora que ya tienen su tele han decidido, sin consultar con nadie, que si Telecinco es líder, lo más lógico es copiarla y el que quiera buena televisión, pues eso: que la pague.

Hasta el más allá

Como las mascotas de capricho, la televisión estos días se abandona sin ningún pudor. Un año más, en el mes de agosto se constata que la televisión es un producto sólo al alcance de quienes no tienen otro mejor. En verano, la playa con chiringuito le gana por goleada al cuarto de estar por muy plana que sea la televisión. Seguramente existe alguna relación entre el ocio y las horas que le dedicamos a la televisión. Si me apuran: parece claro que, cuanto más tiempo libre disponemos, más se lo dedicamos al televisor. Por el contrario, cuando nuestro tiempo lo dedicamos a las vacaciones, a la tele le levantamos el dedo corazón y como dice la canción de verano «que te den, que te den por ahí». De esta debacle no se ha salvado ni siquiera Yo soy Bea, el culebrón más exitoso que lleva un año con unas audiencias escandalosas. Parece que a partir de hoy se coge puente pero para el lunes ya tenemos aquí los nuevos capítulos. Más madera para una serie que, a este ritmo, va a batir todos los records, incluido el de el de ni chicha, ni limoná que es su resumen argumental desde sus inicios.

Los espectadores, cuando llega el verano, nos volvemos un poco cínicos y nos reímos de nuestros propios hábitos. Negamos nuestra dependencia televisiva como dice la Biblia que hacía Pedro de Jesús. Puestos a negar somos como Grabrielle, el personaje de una de las Mujeres desperadas que el pasado martes le escupió a su madre esta linda frase: «No moriré como tú, sola en una caravana y viendo telenovelas» Que nos asalte la muerte mientras suenan los diálogos repetitivos de Yo soy Bea tiene su punto. Pero después de todo este año de preámbulos, morirse sin ver si por fin la secretaria fea se casa con don Álvaro es, de verdad, una faena: como para llevarse el mando al más allá por si acaso se sintoniza algo.

Noticias de vuelta

UNA de las claves de los nuevos informativos es que el presentador no sea un mero lector y aporte un punto de vista propio, una visión con la que contar la noticia. Como prueba valga Iñaki Gabilondo, que tiene como punto estrella una introducción valorativa, toda una declaración de intenciones sobre la importancia de los acontecimientos y noticias, propiamente dichas, que nos aguardan si decidimos continuar con él. Actualmente, los informativos más destacados por la audiencia son los de Antena 3. Unos noticiarios en los que su directora, Gloria Lomana, parece atribuirse todo el mérito, junto con el lector cantarín mejor valorado de la televisión, llamado Matías Prats. Más que un estilo, estos informativos poseen una temática de sucesos sangrientos entre los que abundan los malos tratos a mujeres y a niños, además de la consabida información deportiva común a todas las cadenas. Con este pobre bagaje han conseguido desbancar a Telecinco y a los antiguamente inaccesibles informativos de TVE. Si algo queda claro en los informativos de Antena 3, al contrario de los de Cuatro, es que los presentadores no opinan, más bien leen con mayor o menor gracejo lo que la línea editorial de la cadena les escribe. Unos le ponen gracia y acento andaluz, como el mencionado Matías; otros como Pilar Galán y antes Susana Griso, un puntito de sensualidad. En ambos casos no terminan de creerse lo que dicen. Todos menos Roberto Arce, conductor del informativo de mediodía, que afirma sus noticias con una contundencia que es lo más parecido a la seguridad televisiva. A Arce le han creado un programa de debates para el otoño que se llama 360º , vamos: aproximadamente los que recorren en la redacción de Antena 3 para dar todos los días las mismas noticias.

Desesperadas

EN el argot de las teleseries los llaman cameos y no es que tenga que ver siempre con el tema de meterse en la cama con alguien. El término se ha quedado en las invitaciones que se realizan a diferentes famosos para que participen en un capítulo de la serie. En la historia de la televisión los ha habido desde sus inicios y es un recurso que se quiere seguir utilizando. Por un lado, el famosete hace un guiño divertido como de buen rollo a sus fans y la serie recibe un poco del empuje que pueda tener ese personaje. El último que se ha conocido, y que se publicaba ayer en esta misma sección, es el que realizará el jugador de fútbol Beckham en la serie Mujeres desesperadas. No queda claro en este caso quién aportará más glamour a quién, en este caso la suma de intereses parece bastante pareja. Ahora bien, resulta apasionante qué habrá escrito Marc Cherry, el guionista con más mala leche y creador de la serie para este caso: ¿alguien se atreve a apostar con cual de las cinco desesperadas se enrollará el inglés? El caso es que la serie finalizó ayer su tercera temporada y sus fieles seguidores tendrán que esperar a finales de septiembre, cuando estrenan en EEUU la cuarta temporada, que todavía no se conoce cuándo llegará hasta nuestras pantallas. Los que sí siguen afilando sus uñas a base de copiar a las revistas del corazón son los de Telecinco, que ayer sacaban partido de las fotos en bañador de la reina Sofía. La copia es descarada pero -sabiendo cómo se las gastan por aquí los jueces, fiscales y la autocensura que se practica con las cosas reales- la aparición en televisión de este tipo de material es lo más parecido un servicio público. Algo parecido a la oferta cinematográfica que realiza ETB-2 los miércoles por la noche con su doble apuesta por el cine. A estas alturas del verano, las buenas peliculas se agradecen más que en otras estaciones.

A doblón

Tenía que llegar y llegó. Me refiero a la noticia de que una cadena (Cuatro) ha ofrecido al equipo de fútbol de Segunda División con el anodino nombre de Granada 74, la posibilidad de protagonizar un reality de esos al estilo de Gran Hermano. Ya no nos faltaba más que eso. Unos haciendo de las pachangas veraniegas del Madrid y del Barcelona como si fueran finales de la liga de campeones y otros haciendo de los jugadores del Granada 74, supongo que el número indicará el año no el puesto, como si fueran estrellas.

Vamos, por mi bien, que lo hagan. Que les instalen las cámaras en el banderín del córner y que no se olviden tampoco de hacerlo en las duchas, que supongo será la novedad respecto al resto. La pena es que en televisión no llegue el olor a sudorina y linimentos. Sensaciones que ofrecen al fútbol lo que es en realidad. Claro que a estos del Granada 74, que pensándolo bien, el año quizás indique una buena cosecha, ya se hicieron famosos cuando su presidente se fue, con dos bemoles, al ayuntamiento granadino y les interpretó una huelga de hambre porque no le dejaban utilizar el campo municipal para jugar los partidos.

Yo creo que se equivocan. Con la de escenas interesantes que tenemos durante el verano en nuestras verbenas no sé yo cómo a nadie se le ha ocurrido colocar la cámara y emitir el cachondeo a los cuatro vientos. En Vitoria sin ir más lejos.

Y para acabar, comentar que la denuncia del presidente de Cantabria al hombre del tiempo por poner más soles en las comunidades vecinas me ha hecho caerme del guindo. Tantos años de críticas porque nunca acertaban en sus predicciones y resulta que el parte meteorológico era puro fanatismo; o que los anticiclones tenían un precio y en tv se venden a doblón.

Incendio y cambio

El verano tiene sus cosas buenas. Una de ellas es que algunas estrellas de la tele se vayan de vacaciones y sus sustitutos lo hagan mejor que ellos. Pero no se crean, porque esto no indica nada. Cuando vuelvan ellos tomarán el protagonismo y a sus comodines: si te he visto no me acuerdo. Con esta historia de las sustituciones veraniegas ocurre que los celos son muy fuertes. Hay estrellas que buscan interesadamente que quien les sustituya no sea todo lo bueno que debería para luego no tener problemas. Ahora ocurre con los sustitutos de Aquí hay tomate . Francine Gálvez, a la que hace unos años los de Cruz y Raya hicieron famosa por sus constantes equivocaciones, sustituye, ahí es nada, a Jorge Javier. A Carmen Alcayde la sustituye un año más Víctor Sandoval pero sin esa exuberancia que la caracteriza. </p><p>En ETB 2 se lo han montado de otra manera. Primero se ha ido de vacaciones Adela Gómez y han fichado (por decirlo de alguna manera porque en realidad es de la casa) a Maite Esparza, que lo ha bordado hasta el punto de hacerle callar en varias ocasiones, cosa harto difícil, al mismísimo Iñaki López, presentador que afortunadamente ha decidido no decir siempre la última palabra.</p><p>Los que nos han dejado sin habla esta semana pasada fueron las imágenes que mostraban los satélites sobre las Islas Canarias. Había algo en ellas que indicaba que eran como un dibujo de atlas. El problema es que las cámaras han ido penetrando en los confines de ese incendio y lo que han retratado sabe a frustración. Algo estaremos haciendo mal para que, verano tras verano, los grandes protagonistas de la televisión sean las imágenes de destrucción producidas por los incendios. Imágenes que deberían quemarnos a todos y hacernos pensar que nosotros, consciente o inconscientemente, podemos, que miedo, provocar

A bombo y platillo

HAY temas en nuestra televisión más insondables que los caminos del Señor. Uno de ellos es la emisión ilimitada de publicidad. España es el país de Europa con más anuncios en la televisión: Telecinco, Cuatro y Antena 3 ocuparían el podio de esta sobredosis publicitaria que, desde luego, no hace que la televisión sea mejor. Porque nadie en su sano juicio puede pensar que la gran mayoría de los espectadores sigue delante del televisor cuando llegan los llamados intermedios que rozan los 20 minutos de duración. Que alguien me explique qué sentido tiene el emitir seguidos la friolera de hasta 55 spots. Está claro que esta gente tiene una fe ciega, más que en su producto, en la memoria de los sufridos espectadores que, en diez días, pueden llegar a ver unos 1.000 anuncios. Pero va a ser que no. Hay teorías que hablan de la pérdida de efectividad de éstos a partir del corte y que la atención se recupera justo cuando el espectador vuelve a conectar con el espacio que estaba viendo. No es que a estas alturas queramos rasgarnos las vestiduras. Al fin y al cabo, el tema de los cortes publicitarios nació con la televisión misma, pero lo cierto es que lo que generan son minutos de televisión basura que nadie ve y que contamina el medio de manera exagerada. Este despilfarro publicitario debería estar más controlado. De momento, la Comisión Europea ha abierto un expediente al Gobierno español, que es quien debería poner mayor celo en vigilar estas prácticas abusivas y que parece se llama a andana. Como respuesta, los responsables gubernamentales han dicho que exageran. Que los europeos confunden publicidad con autopromociones de cada cadena, y que eso no cuenta. Pues que le den duro al somos los mejores , que por lo menos algo tienen claro: ¿qué sería de los gobiernos si no estuvieran con el autobombo a todas horas?