Reunión de pijos

LA final del concurso de supermodelos ha coincidido con la celebración del torneo de tenis femenino en los campos del Madrid Arenas. Las ocho mejores tenistas del mundo se juegan su primacía al ser el último torneo de la temporada. Desde la presentación de las jugadoras todo parece, más que un tema deportivo, una mezcla de pasarela con toques de exhibición más que espectáculo competitivo. Y es que lo último es hacerse de la Sharapova, de la Kurnetsova o de la Hingis. Más que admiración deportiva, desde la tele se le añaden ciertos toques de culto al cuerpo de estas chicas. Y es que tal y como se las gastan en televisión, no sería de extrañar que en el futuro los deportistas tuvieran que mostrar, además de sus habilidades, otros aspectos relacionados con su cuerpo. Convertir una pista de tenis en una pasarela y viceversa. En el fondo, lo que se adivina detrás de tanta raqueta es que, entre el pijerío, los partidos de tenis son lo más a la hora de hacer vida social. Lo del torneo este de Madrid se parece más a los palcos del Teatro Lírico que a un estadio deportivo. De hecho, mientras los cámaras de TVE seguían el juego de las tenistas, un sinfín de medios apostados enfocaban directamente a los espectadores. Daba igual el juego desarrollado, la velocidad de los saques o la calidad de los golpes de revés; lo que despertaba todo el interés era el palco privado, en el que se estaba cociendo el posible enfado donde la Duquesita de Alba con Gonzalito Miró o las risitas en el palco de al lado de Gallardón, Acebes y otros modernos del PP que seguían las evoluciones de las tenistas modelos. Viendo la grandeza y la capacidad de los campos de Roland Garros, pensados para que el máximo público pueda ver los partidos frente a esta horterada privada de Madrid, uno siente una sensación de vergüenza y lástima. Y de nuevo, TVE, poniendo pasta y patrocinando una reunión de pijos.

Tarjeta roja


LA semana televisiva intenta tener un partido de fútbol que llevarle a la boca al espectador de la oferta televisiva. Salvo lunes y viernes, el resto de la semana uno puede acceder, de forma gratuita unos días, y tirando de tarjeta de crédito otros, y ver un partido. De este modo adelantan unos encuentros y retrasan otros haciendo que una jornada dure dos y tres días. El fútbol se ha convertido en ese espectáculo cuya emisión no queda claro si representa un bálsamo curativo o una droga adictiva. La afición que se ha ido inculcando a través de la televisión en los espectadores es, sin embargo, algo ficticio. Una pura exageración que tiene su correspondencia en los programas futbolísticos, con un formato tan alargado que pone en peligro cualquier criterio de igualdad que las cadenas quieran respetar. Afortunadamente se ha producido la primera baja. En Cuatro han decidido prescindir del programa Maracaná 06 . Le han sacado tarjeta roja a un programa caracterizado por llevar a la tele ciertos tópicos que poco tienen que ver con la realidad y con la manera de ser de la mayoría de los aficionados al fútbol. Ver esas minitribunas repletas de gente vestida con indumentarias de equipos de fútbol -en su mayoría del Madrid- armadas en muchos casos con cláxones y bocinas estridentes, de esas que se están poniendo de moda en los estadios, es trasladar la estupidez del fútbol al cuarto de estar. Hay cosas que jamás se deben consentir. Una cosa es entender que el público haga sus gárgaras y paripés en los estadios y otra muy distinta creer que esa gente actúa siempre de la misma manera. Salvo unos pocos descerebrados, los amantes del fútbol son gente normal, y lo que está ocurriendo es que, los que hacen los programas deportivos en televisión, están a la misma altura de quienes tiran las bengalas en los estadios.

Un año en Cuatro

AYER hizo el primer aniversario de Cuatro, la primera cadena generalista que concedió el Gobierno socialista y que amplió el panorama televisivo cuando todo el mundo pensaba que con la televisión digital a este formato le quedaban, nunca mejor dicho, dos telediarios. Ahora están de balance. Después de un año han visto lo difícil que es alcanzar el nivel de los grandes competidores. Pongamos por ejemplo a Iñaki Gabilondo, que venía de la radio con la aureola de gran comunicador, un periodista que tenía la cualidad de atraer a la audiencia como si nada. Los datos hablan de que pasado su primer año apenas alcanza el 4%, es decir, lo ven medio millón de espectadores frente a los 3 que siguen a Matías Prats. Otro de los ejemplos es el programa de García Campoy, un verdadero principiante que apenas lleva un par de meses en la parrilla y con unos resultados penosos. Y es que el talón de Aquiles de esta cadena debe de estar en que no atrapa a la tercera edad. Y claro, ahí está buena parte del éxito de la televisión. Un medio que se está quedando viejo a pasos agigantados no puede trabajar sin tener en cuenta los gustos y la sensibilidad de las personas mayores, que son, por razones obvias, las que mayor número de horas pasan al frente del televisor. Lo que durante años sirvió para Canal + hoy no vale para un público acostumbrado más al cotilleo que esos toques progres que buscan algo parecido a la modernidad. A la hora de dar al César lo que le corresponde, tenemos que en Cuatro, salvo la carambola del mundial de fútbol que le hizo obtener unos resultados inauditos para una cadena primeriza, sólo dos espacios están rindiendo a gran nivel: la serie House , con unos resultados abrumadores, y el humor de Noche Hache , que sigue atrapando pese a la vuelta de tuerca política que le han dado y esas risas enlatadas que, Eva, no te pegan nada.

Chicas desnudas

HAY cosas que uno hace cada cierto tiempo, como comprarse unos zapatos, cortarse las uñas de los pies y, por supuesto, acudir a la peluquería. Es aquí donde se enfrenta a ese momentorevista , que diría Boris Izaguirre, y tiene que elegir entre varios títulos que hablan indistintamente de bodas y separaciones. Hay peluquerías que se hacen con los servicios de revistas en las que aparece una chica desnuda en la portada. Como quien no quiere la cosa, va uno y la elige; pero no se crean, más que por las fotos, por los reportajes sobre la anorexia y por el que habla de la pasta que les pagan a Aznar y a González por sus conferencias, que los dos pájaros cobran por una lo de un sueldazo anual. Pero llegan esas páginas comprometidas de los desnudos que uno pasa como quien no quiere la cosa, mirando de reojo por si le mira el vecino; y comprueba que la chica que aparece desnuda se le hace conocida. ¡Toma, claro! Es la que presentaGente : esa morena que tiene el récord de muertes violentas del periodismo de este país, va y se nos muestra desnuda para deleite de los que estén dispuestos a gastarse la pasta en la revista o les toca ir a la peluquería. Puede que haya sucedido en más ocasiones, pero yo ya les he contado dos casos en que las chicas se van de picos pardos y aparecen desnudas en el Interviú . Además, Sonia Ferrer; la vez anterior lo hizo la presentadora Anne Igartiburu que, además de aparecer desnuda en la revista, le hicieron luego un calendario, para que lo colgáramos en la cocina y le marcáramos como un tatuaje los cumpleaños de los niños, las visitas al podólogo de la suegra y demás intimidades. Supongo que esta afición exhibicionista de las presentadoras de la tele pública española tiene algo para que lo estudien los del psicoanálisis. Uno no sabe si el desnudo va por mejorar la imagen de TVE o una simple forma de ir ahorrando para cuando echen el cierre.

Es lo que toca

LA cercanía de la Navidad hace que se comience a hablar de los cambios en los anuncios publicitarios. Esos spots que llegan en cascada impresionante, algo parecido a lo que en Asia ocurre con la época de lluvias durante los monzones, aquí ocurre a cubierto y desde la caja tonta, que en el fondo es más lista que el aire. La mayor novedad es que al calvo de la Lotería lo han echado. Después de varios años siendo la imagen muda de la Lotería de Navidad, el actor inglés Clive Arrindell desaparece. Alguien ha pensado que ya le valía de hacer el kungfú y repartir polvos mágicos en vez de golpes de kárate, que era lo suyo. Este año la Lotería recupera el color y se vuelve al estilo tradicional, que lo mismo sirve para vender Nescafé, el turrón de Jijona o los boicoteados cavas catalanes. El eslogan que han elegido dice: Esloquetoca . Lo que la mayoría nos preguntamos es a quién demonios toca y por qué se repite el día del sorteo los saltos de alegría, las celebraciones en las puertas de las administraciones y todas esas ridículas escenas. La que sí repite protagonismo en el anuncio de Freixenet es Gwyneth Paltrow, y lo hace con el bailarín Antonio Corella. Y es que los spots del cava se han convertido en verdaderos estrenos de televisión que los espectadores esperamos cada año como si fueran una película. En el fondo, el estallido publicitario que se produce todos los años persigue tocarnos las fibras más íntimas. Así que váyanse preparando para la tormenta de juguetes. Unos buscarán tocarnos la fibra con la nostalgia del vuelveacasavuelve ; otros intentarán convencernos de que el secreto de la vida está en el interior de un frasco de perfume muy pequeño y muy caro. Yo este año compraré más Lotería. Para mí tengo que aquel calvo, en el fondo, o era un farsante o una gran cenizo.