Eso me pareció

SI el presentador de Identity asistiera como invitado a su propio programa, los concursantes lo tendrían difícil. Vamos, que antes que presentador podría pasar por actor de melodramas televisivos, galán de verbena en horas bajas. Es frío, no controla los tiempos de la comunicación y cuando mira a la cámara parece exigirle, inútilmente, que le quiera. Pero afortunadamente para los concursantes él se dedica a presentar pausadamente, eso sí, y no es el centro de la pregunta sobre su dedicación. Los que sí han decidido tomárselo con rapidez son los de Antena 3. Pusieron a trabajar a un grupo de guionistas en la elaboración de una serie sobre el delincuente y asesino más buscado y recientemente detenido en Portugal, conocido como El Solitario. Da un poco de grima que a un tipo capaz de quitar la vida sin más miramientos, se le haga este homenaje aunque a esta palabra haya que colocarle unas comillas. Quizás sea porque no estamos muy acostumbrados a que las noticias se conviertan tan rápido en series de televisión: les dejamos ese tarea a los americanos. Ellos enseguida adaptan sus catástrofes y sus guerras a guiones que el cine y la pequeña pantalla usan buscando lo más cercano a la inmediatez. Puestos a buscar historias la de El Tour de este año lo ha tenido todo. Bueno, todo, todo no pero con un poco de imaginación y colocando a algún detective tipo CSI buscando pistas sobre EPO y ADN la clavan. O, mejor aún: ¿se imaginan el trabajo que tendría House en la ronda gala?; ¿y la cara de miedo de los ciclistas tramposos cuando entrara cojeando en sus habitaciones para mirarles el iris? El final feliz lo puso el joven Contador y para chica fatal he visto una azafata, de esas que entregan el león de trapo, que se les podría dar una oportunidad. A la hora de los besos su talento de actriz saltaba a la vista. O eso me pareció, vamos.

¡Qué tiempos!


Los críticos se toman vacaciones ahora precisamente que los estrenos de programas y las probaturas son constantes en todas las cadenas de televisión. Por ejemplo se hace raro ver Los Simpson a la hora de la siesta. Aunque bien mirado, más raro tiene que ser comprar una entrada para verlos en los cines. Está claro que estos dibujos animados han conseguido cautivar a millones de espectadores. Verlos en la gran pantalla además de raro tiene que dar miedo porque estamos muy acostumbrados a su tamaño en pulgadas de televisor. El mérito de esta serie además es el de mantener a toda una cadena de televisión. Porque está claro que Antena 3 sin los Simpson no hubiera sido la misma. El éxito asegurado de estos dibujos la ha mantenido en unos niveles que sin ellos ni los hubiera soñado. Es curioso que sin solución de continuidad (apenas un anuncio de 20 segundos) pasemos de ver las cuitas de los Simpson al informativo Noticias 1 . Las noticias en Antena 3 vienen precedidas de la enésima repetición de los capítulos de los dibujos amarillos de este genio llamado Matt Groening. </p><p> Los que también han hecho virtud de la repetición son los de TVE que los viernes rescatan viejas series. Las recrean en la actualidad como si no hubiera pasado el tiempo y otras muchas cosas en este planeta. El programa se titula En serie y comenzó con dos capítulos seguidos de Miami Vice y Canción triste de Hill Street , luego le tocó el tiempo a Colombo , para quien el tiempo y los puros no le han afectado demasiado. El pasado viernes le tocó el turno a Kojak, aquel detective que ni parecía tener edad, ni sexo. Buena noticia para los nostálgicos que podrán volver a ver qué se yo: Luz de luna, Las chicas de oro . No sabría decir cuál es mi favorita pero me da mucho miedo cómo habrán recreado a aquellos médicos cachondos de M.A.S.H . Qué tiempos.

La danza del Tour


El protagonismo del Tour de Francia ha caído en picado en cuanto a la importancia de las retransmisiones televisivas. La jornada de ayer era una oportunidad de oro para que este deporte, maldito por los sucesivos casos de dopaje, recobrara los bríos y el tirón mediático que tuvo apenas hace una década. La vuelta francesa volvía a los Pirineos navarros y allí también les aguardaba la explosión mezquina de dos artefactos que no causaron ningún tipo de heridas, pero que dañaron duramente las posibilidades de que, en el futuro, la ronda vuelva por estas tierras. Bravo. Con todo, el espectáculo fue magnífico; no ya por la bella carrera a la que pudimos asistir, que ésa ya la han plasmado perfectamente mis compañeros de deportes, me refiero a esos planos aéreos que nos permitieron seguirla a vista de pájaro. El día estaba esplendoroso y el realizador francés estuvo, cómo decirlo: sobrao . Los planos desde el helicóptero eran verdaderas coreografías visuales que, además, acababan informando sobre la posición de los ciclistas escapados y del pelotón. Hay que felicitar al equipo televisivo que nos ofreció ayer aquellas imágenes porque demostró que no todo está inventado. Lástima que el resultado deportivo con noticias tan lamentables de sus personajes como la de Vinokourov o la espada de Damocles que pende sobre la credibilidad del líder Rasmussen vayan en su contra. Con todo, los planos vistos ayer en la retransmisión del Tour de Francia estuvieron a la altura del paisaje monumental de los Pirineos y de los miles de espectadores a pie de carretera que se convirtieron en protagonistas. En aquel espectáculo celestial se echaba de menos un poco de cercanía de los comentaristas Delgado y De Andrés y, desde luego, sobraban tanto la sospecha permanente que cubre a este deporte como la frustración generada por los putos artefactos.

Se muerde la cola


Prueba de que la programación veraniega es para algunas cadenas un relleno hasta el otoño es la noticia de que TVE va a televisar los partidos amistosos de, qué casualidad, Real Madrid y Fútbol Club Barcelona. En las televisiones generales aseguran que si el tiempo del deporte lo ocupan con equipos de fútbol como Madrid o Barcelona es porque, por diferentes razones, son los que más pasiones despiertan y los que más aficionados tienen repartidos por todo el mundo. Así que el resto de los aficionados sufrimos, a diario y en silencio, esos desprecios. Asistir como espectadores a esas pachangas veraniegas será una especie de penitencia que pagarán aquellos que siempre eligen el fútbol sobre todos los programas. La maniobra, parece partir de la experiencia: esa que dice que el fútbol acaba imponiéndose sobre el resto de los programas. Vamos, no es que sea un criterio serio, pero es el único que conocen estas mentes privilegiadas que manejan los hilos del Ente. A quien le guste mortificarse, este verano tiene la oportunidad de tragarse la friolera de veinte partidos de estos dos equipos, lo mismo jueguen en casa o que lo hagan en los confines del planeta. El agravio comparativo es evidente: TVE ha pasado a ser tan forofa como esos canales que ambos clubes poseen, en los que reponen partidos del pasado y hablan a todas horas de sí mismos. Al parecer, la añoranza de los 50 años con el monopolio del fútbol les ha hecho cometer el error estratégico de no poder negarse a retransmitir los torneos. La pescadilla que se muerde la cola. Ponen todo el prestigio de TVE (el poco que les va quedando, quiero decir) al servicio de dos clubes y de paso dan publicidad a un deporte que luego ellos no van a poder retransmitir. Jugada maestra. Una pescadilla que La Sexta se comerá como en el cuento: «Toda, toda enterita».

Risas o jueces

HAY cosas que no tienen explicación, como que, a estas alturas, se secuestre una publicación por dibujar a unos príncipes haciendo posturitas. ¿Malos tiempos para el humor? ¿Una decisión ejemplar para que cunda el miedo y la gente se lo piense antes de escribir o dibujar a algún miembro de la Familia Real? El secuestro de una publicación humorística es como matar al mensajero dos veces: una por decir lo que dice y otra por haberlo hecho con dibujo. Los Simpson son los parientes ricos de estas pobres viñetas que por aquí amordazan. Ahora cumplen 20 años y los capítulos, repetidos hasta la saciedad, siguen cosechando las mayores audiencias en esa incierta hora de las comidas. En Antena 3 pasamos del desenfreno de la familia disparatada al supuesto rigor de los informativos más vistos en la televisión. No sé si los jueces ven LosSimpson o, a esas horas, meditan sobre las conductas todavía en los juzgados; el caso es que cualquier capítulo de esta serie contiene mordacidad, acidez y crítica social como para que los dibujos de El Jueves parezcan chistes de colegio de monjas. Pero, al parecer, lo que no se perdona es el tema Borbón. Uno se puede reír de sí mismo, del Gobierno, de los partidos, pero sobre los personajes de la Familia Real existe un escudo protector que comienza a ser de una injusticia sangrante. Este verano celebraremos el vigésimo cumpleaños de Los Simpson, una serie que, a pesar de criticar a todos los presidentes americanos, ha sido galardonada con 21 premios Emmy, se emite en más de 25 países y acapara semanalmente a unos 40 millones de espectadores en todo el mundo. Su programación diaria de 14.00 a 15.00 horas tiene cuotas del 30% de share. Pero, ojo, que no se les ocurra mentar a La familia porque aquí los jueces entran de oficio, aunque tengan que movilizar a la Interpol. ¿Justicia? Ni en pintura, ni a lápiz.

Tele de verano

SI como decía Fernando Fernán Gómez las bicicletas son para el verano, la televisión es un instrumento de invierno. Eso no quita para que se hagan programaciones específicas de verano: concursos con niños tipo ¿Eres más listo que un niño de Primaria? En este sentido Telecinco ha estrenado precisamente El programa del verano, que ocupa prácticamente toda la mañana y que finaliza con el colofón culinario de Arguiñano. Este año, sin embargo, no vemos que el cocinero mediático por excelencia se haya instalado en ese cenador a pie de playa de Zarautz, desde donde grababa a diario sus programas, que se habían convertido en estampas características del buen tiempo. Un ejemplo de que la televisión, como los ciudadanos, necesita refrescarse de vez en cuando. Sin embargo, las cadenas apuestan por utilizar estos meses para introducir series que han tenido éxito en la televisión norteamericana. Se ha extendido la teoría del mínimo esfuerzo: si es buena para aquella audiencia es buena para la nuestra. Sin embargo, de allá nos llegan algunos ladrillos vendidos como novedades. Cosas del marketing. Jericho, por ejemplo: una serie que si no fuera por los teléfonos móviles y algunos datos como el atentado de las Torres Gemelas, se podría pensar que es de la década de los setenta: coetánea de Hombre rico, hombre pobre. Nada más y nada menos que treinta años. No digo que la serie sea mala, ni mucho menos: de momento los 4 capítulos apenas han presentando a los personajes sin aburrir. Pero ocurre que uno tiene la impresión de que aquello ya nos lo han contado mil veces. El martes, Mi querido Klikowsky se despidió hasta septiembre con su segundo mejor dato de la temporada, sólo superado por el estreno. La tele tiene más enigmas que los programas de Íker Jiménez.

Para toda la vida


Resulta que después de tanto jaleo con el tema, la final de Factor X tiene como premio principal un contrato discográfico con una productora musical, que en el mundo de la música debe de ser como si te apadrinara Bill Gates o, todavía mejor, que por tu cumpleaños te mande la paga aquel rey de los Emiratos que veraneaba en Marbella con 2.000 personas de séquito. El premio llega tras el tedio producido por los meses de concentración y artificiosa profesionalidad del jurado que ha jugado a ser más importante que los concursantes y, como estaba cantado, lo ha conseguido.
Son muchas las razones por la que cada noche de los lunes a lo largo del año CSILas Vegas alcanza esas audiencias que lo han convertido en el líder: el verdadero rival a batir durante toda la temporada. Hasta el final ha salido victorioso. La fórmula de su ya sexta temporada ha finalizado con tanto éxito que le augura unas cuantas más hasta su declive. Este año el fichaje de Sara Sidel al equipo de forenses comandado por Grisson ha dado mucho morbo y el juego suficiente como para encandilar a varios miembros del equipo del laboratorio de turno del hospital paralelamente que despliega todo ese potencial de gran actriz capaz de atrapar a un amplio abanico de espectadores. Claro que ayer con el estreno de la serie sobrenatural Identity , los aficionados al zapping no lo tuvieron tan fácil como cuando en TVE se encuentran con el insustancial programa de Mira quién baila . Después de varias temporadas sin interrupción parece que por fin se atrevieron a cerrar ese mal menor y darle un descanso a la idea y, por supuesto, a la presentadora, la inagotable Anne Igartiburu que más parece que le hubiera tocado el sueldo para toda la vida del Nescafé pero a cambio de no salir de los estudios de TVE ni en el mes de agosto.

http://www.youtube.com/watch?v=OpqhFuu1LYo

Sangría imparable


Pobre de mí, pobre de ti y pobres de aquéllos que amen la televisión porque no les va a quedar otra que sacar la tarjeta cada vez que quieran verla. Hablo de la programación que ofrecen las grandes cadenas, esa que llega hasta todos los hogares de gratis: va perdiendo espectadores a una velocidad inusitada. Esta última temporada el 7,8% de la gente, ahí es nada, se ha decantado por los canales en abierto y la oferta cada vez más completa de temáticos. La cifra debería preocupar a estas lumbreras de la programación. Pero más parece todo lo contrario: están viviendo de esta gallina de los huevos de oro abriéndola en canal y sacando todo lo que tiene dentro. Claro que las consecuencias no tardarán en llegar. Este chorreo de espectadores afectará directamente a la calidad de los productos. La tele del futuro es más o menos la que hoy propone Telecinco. Su hegemonía es ficticia en cuanto que no está trabajando para el futuro. Su apuesta por programas como Hormigas blancas, Dolce vita o series alargadas artificialmente y que no proponen ni una sola idea novedosa como Yo soy Bea, es pan para hoy y hambre para mañana. Otros de los ejemplos que hablan por sí solos es el éxito ficticio de Cámera café, una cámara y unos actores que interpretan delante: ejemplo claro de que funciona con la ley del mínimo esfuerzo. Las nuevas formas de televisión tienen la fortuna de enfrentarse a una programación generalista débil por lo que su crecimiento está siendo mayor del esperado. Hay que tener en cuenta que en los últimos cuatro años 15 de cada cien personas han abandonado la tele tradicional para ir hacia las nuevas ofertas temáticas. Con esta calidad y a este ritmo la tele gratis será lo más parecido a un cubo de basura al que sólo se acerquen despistados, algún enfermo y los ciudadanos verdaderamente desesperados.

Del fútbol al rosa


Entre el fin de temporada y tantas fiestas, uno no termina de aclararse si la gente que se despide en su programa se va de vacaciones como Adela González de Pásalo a la que sustituye la colaboradora habitual Maite Esparza, o les cierran el chiringuito y se tienen que ir como le sucede a Emma García la sonrisa y voz amable deA tu lado que en su despedida utilizó el escenario único de la playa de La Concha. El mérito de esta presentadora ha estado en poner un poco de sensibilidad en ese circo de tertulianos basura en el que se intenta convertir la televisión. Otra despedida pero esta vez sin cierre del programa, ha sido la de Josu Loroño: la voz más cantarina de los deportes de ETB. Llevaba una docena de años pasando el alambre sin red que los presentadores de informativos recorren a diario. El estilo de Loroño es el de la claridad y, si me apuran, el de poner un toque positivo a las noticias a través del tono particular de su voz. Desde hace doce años por aquí ha habido infinidad de noticias deportivas: el reciente descenso de la Real y en sus inicios hace doce años tuvo su momento álgido con el triunfo de Miguel Induráin en el Tour de Francia. Una de cal y otra de arena en la trayectoria profesional de Loroño. La información deportiva en televisión es, ya se sabe, puro humo. El fútbol lo invade todo pese a haberse convertido en un deporte de riesgo para los que apuestan por él como principal atractivo de su programación, cuando en realidad, es un agujero negro que pone en peligro los presupuestos de la cadena que apuesta por retransmitirlo. Ahora que estos profesionales desaparecen de la pantalla es cuando convertimos la crítica en elogios para los que a diario dan la cara en tv. Emma y Josu lo han hecho bien en el mundo rosa y en el fútbol, dos de los géneros más valorados del periodismo actual. Seguramente lo harían igual de bien con otros temas.

Grandes Sanfermines


El otro día pillaron a Jesús Vázquez en el día del orgullo gay despendolado con un pedo de esos que hacen historia. A los dos días el chico ya estaba impecable presentando el último reality, Nadie es perfecto . Como no tenía tiempo de ir a los Sanfermines los celebró con adelanto. Uno se queda anonadado por la cantidad de cámaras que graban horas y horas de estas fiestas. No me extrañaría que para el próximo año Telecinco, que es el campeón de losrealitys, se saque para los Sanfermines uno de la manga y ponga a convivir a divinos del encierro con guiris de esos que citan al toro justo cuando se va directo a toriles, ciudadanos de sombra con aperitivos de ibéricos y gran reserva con otros de cubo de kalimotxo y bocata de albóndigas, madrugadores de almuerzo antes del encierro frente a los trasnochadores asiduos de la gau pasa. En el reality que sin duda lo presentaría Jesús Vázquez para no dar el cante en otros sitios, podrían ponerlo en los fosos de la Taconera así tendrían ocupación de limpiar animales y podrían ser vistos por la ciudadanía. No faltarían ni Julen Madina ni tampoco esos de Valencia o Zaragoza que llevan camisetas de colores disparatados para que los vean a la primera en el pueblo y, ya puestos, algún pastor de esos que corren con la vara detrás de la manada. El reality tendría el morbo asegurado si participan nudistas del PETA o australianas lanzándose desde lo alto de las fuentes. Hay tantas cámaras estos días en las calles de Pamplona que no me extrañaría que los Sanfermines ya sean un gran reality para divertimento interplanetario. Pero ojo, que todo es virtual: si alguien encuentra parecido entre mi foto con aquel que se dejaba torear por una neoyorquina tipo Pamela Anderson mientras su novio de las barbas blancas tipo Hemingway echaba la siesta, es pura casualidad, un simple efecto óptico.