Ese escote no es lo que parece

LLEGARÁ el día en que GH decida que no se suspende. Que se quedan ahí metidos para toda la vida. Es tal el éxito que atesora que en la selección de sus concursantes está su máxima virtud. Digamos que primero meten un tipo que va de homófobo llamando maricón, y así, a todo lo que se mueva y luego, para compensar, introducen otro concursante al que le pintan de rosa y acompañan de la bandera del arcoiris. Hay una idea como de domesticar los debates domesticando antes a los concursantes. Es lo que les suele pasar a los que se dejan encerrar en los corrales por mucho que los revistan de platos de televisión. El jueves la que salió fue la concursante Ochoa que ofreció el morbo de que tras su participación acabaría casándose con su novio de toda la vida. Mientras competía y en las galas del programa se le acusaba de infidelidad por mirar de aquella manera a algún concursante. Tras la salida aseguró en rigurosa primicia que se casa y que la boda la hará el conocido como Pater de Gran Hermano 12+1, el cura Juan que fuera aborrecido por la iglesia. Vamos el no va más. Y para mal entendidos el vídeo que circulaba por la red en el que durante una cena de gala el marido de la presidenta se había quedado clavado en el canalillo del escote de Mary de Dinamarca. Después apareció el desagravio ya que la cadena TV2 de Dinamarca admitía con toda naturalidad que elaboró el montaje para meterlo como un fragmento de un programa de humor. Demasiado tarde, el marido de la presidenta pasará a la historia como el viejo verde que no se cortaba ni ante su graciosa majestad. La televisión está siendo utilizada como excusa para reinventarse la realidad. Unas veces para subir la audiencia de los concursos y otras para poner un poco de picante en la realidad. Nada es lo que parece. Esa es la máxima.

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=V-GgCq2ukaM

LLEGARÁ el día en que GH decida que no se suspende. Que se quedan ahí metidos para toda la vida. Es tal el éxito que atesora que en la selección de sus concursantes está su máxima virtud. Digamos que primero meten un tipo que va de homófobo llamando maricón, y así, a todo lo que se mueva y luego, para compensar, introducen otro concursante al que le pintan de rosa y acompañan de la bandera del arcoiris. Hay una idea como de domesticar los debates domesticando antes a los concursantes. Es lo que les suele pasar a los que se dejan encerrar en los corrales por mucho que los revistan de platos de televisión. El jueves la que salió fue la concursante Ochoa que ofreció el morbo de que tras su participación acabaría casándose con su novio de toda la vida. Mientras competía y en las galas del programa se le acusaba de infidelidad por mirar de aquella manera a algún concursante. Tras la salida aseguró en rigurosa primicia que se casa y que la boda la hará el conocido como Pater de Gran Hermano 12+1, el cura Juan que fuera aborrecido por la iglesia. Vamos el no va más. Y para mal entendidos el vídeo que circulaba por la red en el que durante una cena de gala el marido de la presidenta se había quedado clavado en el canalillo del escote de Mary de Dinamarca. Después apareció el desagravio ya que la cadena TV2 de Dinamarca admitía con toda naturalidad que elaboró el montaje para meterlo como un fragmento de un programa de humor. Demasiado tarde, el marido de la presidenta pasará a la historia como el viejo verde que no se cortaba ni ante su graciosa majestad. La televisión está siendo utilizada como excusa para reinventarse la realidad. Unas veces para subir la audiencia de los concursos y otras para poner un poco de picante en la realidad. Nada es lo que parece. Esa es la máxima.

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