Pásalo a la TDT

Mucho se habla de que en la televisión el éxito o el fracaso son inmediatos. Buena parte de los profesionales de la televisión viven con la angustia de valer lo que por la mañana indican los marcadores de la audiencia de su programa. Lo que un día es éxito al siguiente se puede convertir en fracaso. Luego la realidad es algo diferente: ningún programa pasa del todo a la nada. Este proceso viene más bien marcado porque, sobre determinados programas, se deposita unas expectativas que luego no se cumplen en los porcentajes. Y digo todo esto porque con el tema de la introducción de la TDT a los que desde Navarra vemos la ETB nos hacen la pascua. Si uno quiere acabar la semana escuchando el eco del cuero en los frontones por donde pasa Pilota o dormitar en la madrugada con esos espeluznantes combates que comentan al alimón Pedro Mari Goikoetxea y Manu Maritxalar en Boxeo Izarrak , pues tienes que andar quitando y poniendo la dichosa antena. Si uno quiere irse de Física o Química para enterarse de quien será el semen que inseminará por fin a Ahinoa de Mi querido Klikowsky, pues tienes que levantarse y cambiar las conexiones a lo bruto. Esta especie de venganza tecnológica está acabando con la paciencia de muchos espectadores. Después de décadas de zapping animados por la inmediatez del mando a distancia, resulta que ahora tenemos que hurgar en la trasera de la tele cuando nos aburrimos. Si queremos irnos de las piruetas de salón y los chistes malos en Mira quien baila y queremos saber qué invitados nos presenta Sonia Hernando en su Políticamente incorrecto . Esta transición nos retrotrae a aquellos años en los que los repetidores de esta cadena tenían cierto grado de furtivismo, más de pica en Flandes que de emisores de señal. Adela e Iñaki: ¿creéis que alguien se enfadará si hacemos un Pásalo con el tema?

Excelencia y basura

DICE mi cuñado Tomás que ya está bien de hablar mal de la tele y sus protagonistas. Yo le insisto que lo mío viene por puro amor al medio, aunque me da que no se lo cree. No hace mucho, el crítico alemán Marcel Reich-Ranicki se hizo famoso justo después de rechazar todo un premio a su carrera en una de esas galas de la tele. El corte de mangas a la industria tuvo más éxito que sus miles de líneas escritas a conciencia y rigor buscando fórmulas y proponiendo argumentos que hicieran un medio con más calidad. Vivimos momentos decisivos que pueden mandarlo hacia un lado o hacia el otro. Esta semana se ha celebrado el último festival Mipcom, todo un referente de tendencias y mercado fundamental a donde acuden quienes tienen algo que comprar o vender para la tele. Los expertos coinciden en que las transacciones han subido porque las cadenas no apuestan por sus propios productos. Vamos, que nos aguarda un curso en el que nos tendremos que conformar con lo que hay. Esta regresión en la producción puede hacer que la pequeña actividad audiovisual desaparezca. Pero resulta que esta industria depende de la creación y no es lo mismo producir horas de televisión con un mínimo de calidad que hacerlo pensando sólo en los costes. Por un lado se va hacia la excelencia y, por el otro, directamente hacia la basura. Lo que sí apuntan estos tiempos de crisis es el propósito de que el análisis económico tenga cabida en la programación. De esto se encarga con mucho talento en Cuatro Vicens Castellano en Ajuste de cuentas . También en La 2 de Televisión Española estrenó el programa (éste sí de producción propia) Fábrica de ideas , donde se buscan emprendedores de negocios pioneros y originales. Lo mismo nos aparece alguien que nos revolucione la tele y puedo darle una alegría a Tomás.

Mariano y la cabra

Si por algo uno puede dar gracias a la aparición de la competencia en la televisión es porque no está obligado a ver la retransmisión de los desfiles militares por ella. Reconozco que, por una vez, estoy de acuerdo con Rajoy en que aquello era, es y será un coñazo. Pero luego uno ve las audiencias y alucina. La cabra de la legión compitió sin perderle la cara al monoplaza de Fernando Alonso. Vamos, que el plan que tan poco le gustaba a Rajoy resulta que atrae a los espectadores. Claro que esto ya no es lo que era. Cada año el espectáculo (por llamarlo de alguna manera) de los militares celebrando el concepto de la hispanidad logró convoca al 43% de la audiencia. Prueba de que Rajoy tiene razón en su coñazo es que, con todo, cada año es seguido por menos espectadores. Los datos dicen que han perdido diez puntos en la última década. Y es que ese desfile no lo amenizan ni si se pasean por la Castellana aquellos tíos y tías cachas que José Luis Moreno ponía a desfilar en tanga los sábados por la noche. Y hablando de José Luis Moreno, ahora resulta que su triunfal Escenas de matrimonio lo colocan en la sobremesa de la tarde para sustituir a Xq no te callas, programa que ha batido el récord de que sus presentadores no llegaran a leer ni una sola frase del guión con cierta naturalidad. La medida supone otra tirita más para parar la hemorragia de espectadores huérfanos que dejó Aquí hay tomate. Una herida cerrada en falso que en Telecinco quieren cerrar abriendo seguramente otro boquete en la programación. Por cierto, espero que esta maniobra no dure mucho o que, directamente, algún defensor del espectador haga su trabajo. El horario en el que se emite esta sarta de reproches y chistes verdes casposos coincide plenamente con el horario de protección infantil. Y ya les vale.

Ir a por todas

LAS ocurrencias televisivas de El follonero son una de las esperanzas televisivas de la temporada para poner un poco de humor que no esté reñido con la inteligencia en este tristón mundo televisivo. Claro que, a juzgar por las audiencias que reciben, millones de espectadores dirán que ellos se lo pasan bien con los chistes refritos y masticados que cada día lanzan desde Escenas de matrimonio . Y es que raro es el día en que estos personajes graciosillos no alcancen el minuto más visto de la tele. El humor poco a poco va dejando de ser un elemento obligatorio de la programación. Y se hace raro porque, durante muchas décadas, este tipo de programas nos acompañaron con frecuencia. La tele tenía muy claro que uno de sus cometidos era el de divertir al personal para que los espectadores se olvidaran de sus problemas. El humor ocupó momentos increíbles y fórmulas como el concurso. Algunos recordarán No te rías que es peor, presentado inicialmente por Jordi Estadella y luego por Ramón García, un tal Ortiz y la mareante Miriam Díaz Aroca. El concursante tenía que aguantar la risa mientras varios humoristas que guardaban fila espetaban sus chistes al concursante con la intención de sacarle una carcajada. Aquel desfile algo grotesco por el que pasaban Pedro Reyes, el Señor Barragán o Marianico el corto suena como al pleistoceno televisivo y apenas hace doce años que desapareciera. Que la propuesta humorística y el concurso funcionan también al mediodía, lo demuestra a diario ETB 2 con Carlos Sobera y su equipo en Date el bote . El espacio cuenta, además de con un presentador con solvencia, con unos concursantes que saben que tienen que olvidarse de las vergüenzas y, ¡qué coño!, para una vez que vas a salir en la tele, hay que disfrutar del momento e ir a por todas.

El tiempo y la crisis

Desde que en TVE jubilaron a Maldonado, el hombre del tiempo, han cambiado también el concepto. Si antes el presentador ocupaba la tercera parte de la pantalla ahora los presentadores aparecen en pequeñito delante de un mapa enorme que, a pesar de todo, sigue siendo tan impreciso en la ubicación de las nubes y los asteriscos de la nieve como antes. El efecto de ver a un hombre tan pequeño se hace raro. No sé, es una mezcla de niño y de duende pero con corbata y americana. En lo que no se han cortado es en copiar el sistema de interacción que ETB viene utilizando desde hace tiempo de pedir fotos a los espectadores, que se ha convertido en uno de los atractivos más fuertes de la sección, del espacio o del programa, que ésa es otra. Porque no queda claro si la información del tiempo está dentro o fuera de los informativos o con su efectos especiales es pura ciencia ficción. De cualquier manera sus vaticinios siguen siendo más una cuestión de fe que otra cosa. A pesar de los satélites y las nuevas tecnologías, sus predicciones son demasiado generales como para fiarse de ellas. Quizá por eso la meteorología más fiable para unos sea la más general, ésa cuyo sol ocupa cuatro comunidades autónomas y, otros, lo que necesiten ver es que ese mismo sol esté encima de su pueblo para acabar de creerse que va a hacer bueno. Y una buena noticia es el comienzo de curso del programa Políticamente incorrecto, que consiguió buenos debates en su última temporada. Parece que la discusión televisiva ha bajado en intensidad desde que la crisis hizo su aparición. Los achaques que muestra la economía mundial han cambiado también las prioridades de muchos comentaristas. Continúan las problemáticas e incluso se han incrementado pero, ante la mala salud económica, los analistas se han quedado un poco mudos.

Doble filo

Dicen los de La Sexta que no están preocupados por las consecuencias que puedan acarrearles sus pleitos con Telecinco a costa de la utilización de las imágenes de su competencia en los programas de zapping . Y dicen que no están preocupados porque el problema es de la productora que hace el programa y no suyo. Y vaya, que tienen toda la razón. Hablamos de cadenas cuando deberíamos decir productoras. Bien mirado viene a ser lo mismo. Vamos, que da igual que Gran Hermano lo haga Zeppelin Televisión si luego Telecinco lo exprime como si lo hicieran con sus propios medios. Ahora, si hay problemas, si te he visto no me acuerdo. Pero la tele de hoy es una cuestión de empresas que hacen programas y que luego venden a las cadenas. Quizás por eso no le duelan prendas en ir despidiendo a las caras conocidas para ir creando ellos sus propios presentadores insustituibles. Ahora se ha conocido el caso de Sebastián Álvaro, ése héroe que ha logrado milagros televisivos y proezas irrepetibles con su Al filo de lo imposible . Al parecer se decide la jubilación y, muerto el perro, se acaba la rabia. Que ya está bien de esos programas despilfarro hechos con los medios de la casa y que buscan la calidad en sus propuestas. A éste se le despide después de 25 años y con él se echa el cierre a uno de los pocos programas que TVE con el atractivo necesario para que lo compren las otras televisiones del mundo. Si estos tíos se habían propuesto convertir esta cadena en la BBC, desde luego hace tiempo que han superado el filo de lo imposible. Ahora, más que otra cosa, lo que les aguarda es la caída libre hacia las compras en las que se mueven, como pez en el agua como han demostrado, con los programas deportivos que son los que les van salvando las audiencias. Más que imposible, éste filo es doble y ciego.