Pásalo a la TDT

Mucho se habla de que en la televisión el éxito o el fracaso son inmediatos. Buena parte de los profesionales de la televisión viven con la angustia de valer lo que por la mañana indican los marcadores de la audiencia de su programa. Lo que un día es éxito al siguiente se puede convertir en fracaso. Luego la realidad es algo diferente: ningún programa pasa del todo a la nada. Este proceso viene más bien marcado porque, sobre determinados programas, se deposita unas expectativas que luego no se cumplen en los porcentajes. Y digo todo esto porque con el tema de la introducción de la TDT a los que desde Navarra vemos la ETB nos hacen la pascua. Si uno quiere acabar la semana escuchando el eco del cuero en los frontones por donde pasa Pilota o dormitar en la madrugada con esos espeluznantes combates que comentan al alimón Pedro Mari Goikoetxea y Manu Maritxalar en Boxeo Izarrak , pues tienes que andar quitando y poniendo la dichosa antena. Si uno quiere irse de Física o Química para enterarse de quien será el semen que inseminará por fin a Ahinoa de Mi querido Klikowsky, pues tienes que levantarse y cambiar las conexiones a lo bruto. Esta especie de venganza tecnológica está acabando con la paciencia de muchos espectadores. Después de décadas de zapping animados por la inmediatez del mando a distancia, resulta que ahora tenemos que hurgar en la trasera de la tele cuando nos aburrimos. Si queremos irnos de las piruetas de salón y los chistes malos en Mira quien baila y queremos saber qué invitados nos presenta Sonia Hernando en su Políticamente incorrecto . Esta transición nos retrotrae a aquellos años en los que los repetidores de esta cadena tenían cierto grado de furtivismo, más de pica en Flandes que de emisores de señal. Adela e Iñaki: ¿creéis que alguien se enfadará si hacemos un Pásalo con el tema?

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