Más que los concursantes aprendan técnica, lo que han conseguido en Fama ¡a bailar! es a que en cada conexión se ventile algo. Llevamos 112 días en los que su presentadora, Paula Vázquez, ha terminado por romperse las cuerdas vocales. Con esa lectura frenética la verdad es que se ha ganado el sueldo a pulso. Ha transmitido a la perfección eso de vivir al borde de la expulsión. A bailar, lo que se dice a bailar, no han aprendido mucho estos chicos. Salvo alguno que no sabía nada y ahora es capaz de dar un par de giros con cierta elegancia, no les va a salir el truco de convertir en cisnes a esos patitos. De los realizadores, mejor ya lo dejamos. Han conseguido el récord histórico de retransmitir miles de horas de baile sin que se vea una pirueta completa. La dinámica de este concurso hace que tenga un final y que lo aprovechen para meter de rondón Modelos 08. Esa transición la están haciendo tan bien que todo apunta a que en Cuatro vamos a encadenar concursos hasta que la audiencia huya aburrida con tanto secuestro televisivo.
Ayer desembarcó con todas sus naves la familia de Txomín de Eibar. Comenzó la nueva temporada de Mi querido Klikowsky y esto promete. Los actores y los guionistas han ido creciendo y se les nota ese poso que da la experiencia. Ayer les tocó pelearse con el tirón y el talante de Zapatero en ese intento desesperado de TVE de alargar las elecciones toda la legislatura. A este paso los siguientes en hacer una reality show van a ser los periodistas invitados al sube y baja de 59 segundos . Lo programaron en horario estelar. Entre las diez y las once de la noche se produjo el conocido minuto de oro, el momento en que el mayor número de espectadores miraban si al micrófono de Zapatero la habían dado viagra o se le bajaba como a todo el mundo.