Hermosa historia

SUSAN Boyle es una concursante que se presentó a un programa de la televisión británica. Hasta ahí todo normal, y más viviendo en un país donde los concursos son el tema de conversación más recurrente después del fútbol y el tiempo. Ahora la gente se junta en el ascensor y primero hablan del Barça, luego añaden el recurrente «qué calor hace» y si uno vive muy arriba, pues entonces ya tiene que recurrir al fiasco de Soraya en Eurovisión. La concursante escocesa Susan Boyle es todo un descubrimiento que se ha convertido en todo un milagro televisivo. Se trata de una especie de Frankenstein a la que las ondas, o algo así, hubieran resucitado para expectación del mundo. Su aspecto no da la talla que habitualmente piden los cánones televisivas. Pero cuando abre la boca para cantar resulta que el mundo se detiene y la escucha. Ahora, su complejo personaje ha crecido tanto que se ha tragado la personalidad inicial. Resulta que no puede soportar la presión que la televisión ha creado y dice que quiere retirarse del concurso de cazatalentos llamado Britain’s Got Talent , que le ha dado la popularidad. Visto con tranquilidad la primera aparición de Boyle en televisión fue sin duda uno de los momentos mágicos que sólo este medio es capaz de crear. Aquella mujer cantó ante la cámara y dejó tal huella en la audiencia que su popularidad se extendió de repente de norte a sur del Reino Unido y luego por toda Europa. El éxito abruma. Y no crean que todo el mundo lo quiere. Boyle, pese a la repercusión mundial que ha conseguido, no es feliz. Está a punto de abandonar el programa que le ha conseguido el éxito. La gran mayoría de la fauna televisiva daría la vida. Pero a ella le ha pillado fuera de lugar. El abandono del concurso rubricaría una de las historias más hermosas que la televisión ha creado.

El juez del sarao

Se ve que el sarao se estila en mitad de la crisis que nos estrangula. Eso debió pensar El Follonero para meterse en mitad del desfile de automóviles antiguos que organiza Luis del Olmo. Allí había de todo. Presentadoras ancianas como Carmen Sevilla, jóvenes presentadores de la ONG Esta casa es una ruina como Jorge Fernández, presentadoras maduras como Teresa Viejo, que enseñó hasta las bragas usadas en mitad de la habitación cinco estrellas; jueces mediáticos como Baltasar Garzón, que no enseñaron nada pero que se les vio como buscándose el lado bueno de la cámara. En aquel desfile y sus comidas de cinco tenedores se movió El Follonero como pez en el agua con el permiso del jefe de toda aquella feria. Y la verdad: así hace un programa cualquiera. Pedía a las estrellas añadir una casilla en la declaración de la Renta para devolverle a Zapatero los 400 euros. Pero se notaba que él mismo formaba parte de aquel tinglao . No hace mucho que El Follonero intentó un gag en la cumbre europea y fue apartado de malas maneras de la puerta donde pretendía entregar un mensaje a Sarkozy. Ya ven las vueltas que da el humor, unos son capaces de llegar hasta la mismísima puerta de Garzón para gastarle una broma y, a otros, ese mismo juez los empapela por trabajar en un periódico. Y hablando de venganzas: ¿saben qué es lo último en putadas públicas? Ponerle nombre a los personajes que acaban mal. Eso es lo que ha hecho una guionista de CSI Las Vegas , que tuvo problemas con unos agentes inmobiliarios e incorporó su nombre a dos personajes mal parados de la serie. Esto es como aquella famosa frase de la bruja Lola «a que te pongo dos velas negras», pero ahora es «a que te pongo el nombre de un fiambre y luego te hago la autopsia». Ojo con los guionistas. Estas criaturas maltratadas tienen que buscarse la venganza en la ficción.

Desfile en la cumbre

LAS informaciones que estos días se han dado en televisión sobre el festival de Cannes más tenían que ver con un pase de modelos que con un certamen relacionados con el séptimo arte. Una de las últimas galas fue la llamada Amafar, que supuestamente está organizada contra el sida. Aunque no tengo muy claro que este desfile de modelitos pueda aportar nada a la campaña. Es más, tengo muy claro que estos fines sociales se organizan para el lucimiento particular de los divos que al contrario. Pero en apenas dos décadas todo ha cambiado. Incluso Cannes. Lo que antes era búsqueda de obras maestras ahora es simple mercado. Ahí se venden películas, distribuciones y se vende imagen. Los actores lo saben y saben que no les queda otra que armarse de Armani y Christian Dior para estar a la altura de esas circunstancias.

Quizás por eso las imágenes de Edurne Pasaban al borde de la extenuación o la congelación nos sobrecogieron más el otro día, a su llegada al campo base tras el complicado descenso que realizaron del Kangchenjunga. Tiempo tendremos de angustiarnos cuando lo veamos en Al filo de lo imposible . Ahora esperemos que este verano consiga su recuperación para que en otoño se arme de valor y afronte la ascensión al Sisha Pangma, el penúltimo obstáculo para conseguir ser la primera mujer en subir todas las montañas de más de 8.000 metros. Como en su momento lo hizo también Juanito Oyarzabal, Edurne está consiguiendo que los espectadores nos interesemos cada día un poco más por esas hermosas locuras. Hace falta que las heroicas aventuras que todavía se producen en la alta montaña no acaben como Cannes, una pasarela que hace un tiempo cambio el cine por el exhibicionismo de productores y actores. Se olvidaron de que era el cine y la aventura lo que nos emociona.

Que les den

PARECE que la publicidad va a venir en ayuda de las descafeinadas elecciones europeas. Los vídeos que presenta el PSOE van a ser los culpables de ello. No han tenido mejor ocurrencia que caracterizar a un cura con alzacuellos como posible votante de su competencia. Claro, con lo que les está dando la Iglesia no me extraña que acaben saliendo hasta en sus sueños más profundos. El subconsciente, que dirían los amantes del psicoanálisis. También han elegido a un chaval rubio, supongo que intentando hacerlo coincidir con la nacionalidad alemana, que lanza un discurso claramente xenófobo. La verdad es que estos anuncios dan más miedo que la nueva temporada de El internado , que en su segundo capítulo (ya lo habíamos avisado) sigue apostando por el más de lo mismo. Es decir: nada. Como nada está siendo la forzada continuidad de Fama ¡a bailar! Y es que manda huevos con este truco de acabar un concurso, en el que parecía que a todos les iba la vida, y empezar otro con los mismos concursantes y sin solución de continuidad. Está bien que aprovechen el tirón pero estos bailarines ahora se les nota más la actuación. Vamos, que bailan e interpretan su papel que no veas. Es posible que a este paso acaben retirando la excusa del concurso para realizar una serie de televisión con la que hacerle la competencia a Física o Química . Y hablando de física y química: PSOE y PP tienen ya preparado el paripé del cara a cara en TVE y A3, sus cadenas respectivas. Ya me imagino a Juan Fernando López Aguilar echándole en cara a Jaime Mayor Oreja que su electorado se componga de curas y niños pijos de internado. Pensándolo bien, los socialistas lo tenían fácil para su publicidad: con sólo sacar a un niño mientras su abuelo le quita a boinazos su afición por el euskera tenían el voto asegurado. Y a los demás partidos, pues eso, que les den.

Premio y sombras

Cada vez que Ecologistas en Acción sacan sus listados de Premios Sombra de publicidad, dan en el blanco. Me gusta esta visión porque ponen el dedo en la llaga. Denuncian la evidencia en la publicidad televisiva de que todo vale en función del consumismo. Pues no. No todo vale y ahí han quedado en evidencia anuncios como el que utilizaba la imagen de una familia vegetariana en la que sus niños comían embutidos a escondidas. En una sociedad que tiene en el sobrepeso infantil una batalla perdida, este tipo de anuncios muestran la cara más atroz del lenguaje publicitario. Vamos, roza lo pornográfico. Y ya que hablamos de pornografía me gustó la pregunta directa que en Pásalo hicieron la pasada tarde sobre si era conveniente mostrar la cara del tipo que había colgado las fotos de los hijos de sus conocidos en Internet. La defensa de la imagen infantil en los medios públicos no tiene que tener ambigüedades y esto lo pusieron en evidencia algunos tertulianos del programa. Pero además de la defensa preventiva que practica la Policía en los casos en los que se muestra la imagen de niños desnudos, también habría que entrar de oficio en aquellas entrevistas en las que hay menores. Ya lo denunciamos hace poco, pero de nuevo se repite: Ana Rosa Quintana ha demostrado su especialización en este género entrevistando a otra chica, la hija de una asesinada por violencia de machista. Hay casos flagrantes en los que la responsabilidad hay que ejercerla y demostrarla. Y en televisión hay cadenas que juegan con pocos escrúpulos a la hora de proteger a los menores. Unas veces permitiendo que la publicidad muestre unas actitudes que rozan lo delictivo y, otras, en las que algunos periodistas se transforman en hadamadrinas y hacen preguntas pasándose por el forro la cuestión ética. Maja, ya te vale. Deja a los niños en paz.

Vaya con el corte

EN TVE les pueden los compromisos. El otro día se chamuscaron el prestigio intentando camuflar con un corte los silbidos al himno nacional. Y el jueves a punto estuvieron de descalificar a Soraya porque prefirieron echar un partido de tenis que la primera fase de clasificación de Eurovisión y esto sentó muy mal. Ya ven, el mundo del Ente está lleno de decisiones salomónicas. Lo que pasa es que hay que entenderles. No es que corten por nada, es más que todo para que el espectador no sufra con los pitos.

En TVE lo habíamos visto todo pero faltaba ese momentazo en que le himno sonara en medio de un sarao repleto de catalanes y vascos. Parece de chiste, ¿no? «Juegan una final el Atlétic y el Barça suena el himno nacional y ¿qué pasa después?». Pues no, No fue un chiste y no pasó nada salvo que el público se lo tomo a broma y los silbidos formaron parte del espectáculo. A alguien se le fue la olla. Mandó cortar aquel momento como tras los atentados de Madrid mandaron cortar la verdad Aznar y compañía. Un borrón más en el muro de las lamentaciones contra el que de nuevo se estrella la libertad de expresión en TVE.

Pero dejemos atrás los agravios y pensemos que podía haber sido peor. que ante tal afrenta al himno, alguien rescatara aquel cartel con el que solucionaban los cortes en el franquismo: «Sentimos tener que cortar la retransmisión. Disculpen la molestias. Escuche unos minutos musicales». Afortunadamente el fallo humano fue leve y el partido pasó del abucheo al espectáculo. El daño se lo han hecho al medio y esto no es menos grave porque llueva sobre mojado. Cada vez que alguien se arroga el poder de meter la tijera a la realidad, y más en TVE, es como volver al blanco y negro de los tiempos del nodo. Pero ya ven: todavía hay gente que conserva los tics de la dictadura.

Final en la catedral

EL espectáculo de ayer en San Mamés es el mejor homenaje que una afición puede hacerle a la televisión. Que se llene todo un estadio con bocatas y palomitas para ver en la final como si estuvieran en casa es la mejor metáfora del tirón que el fútbol tiene como espectáculo. Ya ven, los de Bilbo han conseguido convertir la catedral en el mayor cuarto de estar del mundo. Está más que asumido que la televisión influye decisivamente en el desarrollo del fútbol pero también del resto de la realidad. Se están poniendo de moda los programas en los que televisiones de los países ricos mandan gente para hacer televisión sobre la supervivencia de estos concursantes en condiciones naturales. Ya saben, lo mismo meten famosos en islas, que ponen a competir a dos equipos en los confines del polo sur. Lo último, la novedad más delirante está siendo la de Cuatro, que ha repartido a tres familias en supuestos poblados indígenas de Namibia. Al parecer han hecho un casting entre los bosquimanos y han sacado de sus poblados a los elegidos para componer el personaje de bosquimano, en un poblado que es más un plató de televisión. La experiencia de los concursantes seguramente estará siendo fuerte y esto además lo transmiten. La duda viene cuando alguien se para a preguntar a dónde quieren llegar. Si se trata de un experimento o roza la agresión y supera todos los límites de los derechos humanos. Y hablando de derechos, suena bien la defensa que hace la fiscalía de Sevilla de las menores que aparecieron en el programa de Ana Rosa, como supuestas novias del asesino confeso de Marta del Castillo. Por fin alguien ve claro que la aparición de las dos menores carecía del más mínimo interés público. Simplemente obedecía a la particular visión de esta presentadora y su cadena por vivir del morbo.

Chicles usados

ESTA idea de fusión de cadenas que se plantea sin pudor últimamente suena a globo sonda. Una idea que la sacan antes de ponerla en práctica para ver el resultado que tiene en la opinión pública, no vaya a ser que resulte que la gente no esté por la labor de que les birlen una oportunidad de elección y luego ya no se pueda echar para atrás. Y no es precisamente ahora el mejor momento para sacarlo a relucir ya que se tienen que repartir el trozo del pastel publicitario que no le van a dejar comer a los dos canales de TVE. Y claro, uno como espectador paciente se pregunta si este reparto engrosará en las cadenas en forma de más minutos de publicidad o pondrán los mismos pero más caros. Porque menuda gracia que le quiten a Anne Igartiburu la publicidad para hacer más largos los cortes de las películas. ¿No? Queda la duda de si sacarse dos cadenas de la chistera para luego fundirlas es ingeniería I+D+i o se trata de pura artesanía mediática. Años y años defendiendo que no había posibilidad de ampliar las licencias y en una legislatura nacen Cuatro y La Sexta como de un agujero negro en la legislación que nadie antes había apreciado. No sé, a mi esto de las fusiones entre cadenas me suena mal. Algo sucio, como esos intercambios de chicles usados que hacen los niños en el patio del colegio. Se sacan, se manosean, se meten otra vez a la boca, se mezclan y sale un producto grisáceo en el que no hay manera de distinguir el trozo de fresa del de menta. Esto por no hablar de los efectos que se producen por el intercambio de gérmenes y bacterias. En fin, seguramente la decisión de cambiarse los chicles está tomada y a los espectadores no nos quede más que esperar a que los mastiquen con paciencia y que se corten de inflar bombitas y explotarlas de cara al público.

Chivo expiatorio

La eliminación de la publicidad en TVE ha coincidido (lo han hecho coincidir) con la destitución de Torreiglesias. Ese presentador que mantenía a raya a todos los abuelos hablando perrerías de la grasa y qué os voy a contar del tabaco. Ahora se enteran al parecer de que el hombre cobraba también por defender los efectos de la dieta mediterránea. La contradicción se alarga en este caso porque mientras el año pasado jubilaron anticipadamente a miles de trabajadores (incluido el inefable Antonio Gasset de Días de cine), va y resulta que a este jubilado de oro lo mantienen a capa y espada. Pero independientemente de los intereses particulares o políticos, el reajuste de esta cadena era totalmente necesario. El problema es que precisamente ahora que han jubilado a buena parte de los mejores técnicos y periodistas tienen la obligación de hacer la programación con contenidos propios. La vida para TVE puede comenzar de nuevo. El modelo al que había contribuido a crear, en el que los derechos de retransmisión de deportes fueron creciendo de forma escandalosa, se les acaba. Atrás quedan aquellos despilfarros como la adquisición de los derechos del Giro que sólo utilizó cuando vieron claro que la carrera la ganaría un español. Detrás de los habituales déficit que ha presentado esta cadena, la rescisión del contrato a Manuel Torreiglesias suena a chivo expiatorio. Y más cuando en su lugar ponen, como en el fútbol, a su segundo que, cuando ha tenido que sustituirlo, ha hecho lo mismo. Lo cierto es que el cambio que proponen para TVE puede tendrá consecuencias que marcarán la evolución del resto de las cadenas. Mientras estos cambios llegan y ahora que Gotzon ha ganado El conquistador del fin del mundo por aquí estamos como al despiste. Mirando de reojo para la ETB: si le crece o le mengua su mapa del tiempo.

Burbuja televisiva

Se ha muerto Pablo Lizcano, un presentador con carisma que en su breve paso por la televisión dejó profunda huella. Su programa Autorretrato fue uno de esos espacios por los que pasaba todo quien, en aquel momento, tenía algo que decir en aquella televisión pública. Algo parecido a lo que intenta Juan Ramón Lucas en Noches como ésta, pero que no termina de conseguir porque se le ve demasiado el plumero de la autopromoción de la casa. No es que ahora cuestionemos a sus entrevistados. La presencia de Edurne Pasaban el otro día, por poner un ejemplo, fue muy oportuna pero demasiado ligada al programa Al filo de lo imposible . Y es que para que una entrevista sea creíble (que es lo que siempre hay que pedirle a este género) lo que no se puede es rescatar la figura de la gente en función de las relaciones del entrevistado con cada cadena. Quizás por eso, la figura periodística de Lizcano perdure en la historia de la televisión como referencia de gran entrevistador y, además, por dotarlas de esa credibilidad necesaria para que el espectador ponga interés en escuchar la contestación a las preguntas. Lo sé: las comparaciones son odiosas pero necesarias. Sobre todo en esas ocasiones en las que unos copian formatos antiguos sin citar los precedentes. Y hablando de nuevas versiones: el acercamiento al pasado que hacen en La chica de ayer también suena a repetido. El personaje trasladado a una comisaría de Policía en el año 1977 recupera alguno de los momentos televisivos de Cuéntame cómo pasó . Y mucho me temo que todavía nos quedan otras similitudes por descubrir. Claro que esto de las copias se queda en nada, sobre todo porque venimos de un fin de semana televisivo donde se han repetido hasta la saciedad todos los lances y tópicos deportivos y extradeportivos del Madrid-Barça. Burbuja televisiva en estado puro.