Chicles usados

ESTA idea de fusión de cadenas que se plantea sin pudor últimamente suena a globo sonda. Una idea que la sacan antes de ponerla en práctica para ver el resultado que tiene en la opinión pública, no vaya a ser que resulte que la gente no esté por la labor de que les birlen una oportunidad de elección y luego ya no se pueda echar para atrás. Y no es precisamente ahora el mejor momento para sacarlo a relucir ya que se tienen que repartir el trozo del pastel publicitario que no le van a dejar comer a los dos canales de TVE. Y claro, uno como espectador paciente se pregunta si este reparto engrosará en las cadenas en forma de más minutos de publicidad o pondrán los mismos pero más caros. Porque menuda gracia que le quiten a Anne Igartiburu la publicidad para hacer más largos los cortes de las películas. ¿No? Queda la duda de si sacarse dos cadenas de la chistera para luego fundirlas es ingeniería I+D+i o se trata de pura artesanía mediática. Años y años defendiendo que no había posibilidad de ampliar las licencias y en una legislatura nacen Cuatro y La Sexta como de un agujero negro en la legislación que nadie antes había apreciado. No sé, a mi esto de las fusiones entre cadenas me suena mal. Algo sucio, como esos intercambios de chicles usados que hacen los niños en el patio del colegio. Se sacan, se manosean, se meten otra vez a la boca, se mezclan y sale un producto grisáceo en el que no hay manera de distinguir el trozo de fresa del de menta. Esto por no hablar de los efectos que se producen por el intercambio de gérmenes y bacterias. En fin, seguramente la decisión de cambiarse los chicles está tomada y a los espectadores no nos quede más que esperar a que los mastiquen con paciencia y que se corten de inflar bombitas y explotarlas de cara al público.

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