Por la entrepierna

MIENTRAS a la selección española de fútbol los gabachos le daban por donde la espalda pierde el nombre, otro dilema nacional ocupaba las conversaciones improvisadas del trabajo y las tertulias del café. Por fin se supo cómo la exuberante Marlene Moreau, concursante de La isla de los famosos, entró de contrabando un mechero a la isla. Para ello, no escatimó en detalles. Primero lo introdujo en un condón, y todo ello se lo metió en como quiera que le llamen a esa parte que tienen las mujeres allá donde el ombligo pierde el nombre. Por ahí mismo se pasa Telecinco y Lydia Lozano la resolución del expediente que se le abrió tras informar con reiteración y alevosía que Ylenia Carrisi, hija de Albano y Romina, estaba viva. La Federación de Asociaciones de Periodistas (Fape) dice en su resolución que esta mujer vulneró múltiples normas y principios que incluso erosionan la credibilidad de los medios de comunicación. Pues bien, Lydia mantiene su silla en esas tertulias y, desde luego, no se corta un pelo a la hora de traer informaciones en exclusiva. Si para cualquier periodista un caso así hubiera hundido su carrera, en el mundo del corazón todo esto no importa. Mezclan cotilleos, chascarrillos y vivencias particulares. Algunos periodistas conviven con los famosos y juegan a ser más conocidos que los personajes a los que destripan. Vamos, que van a todos los saraos y algunos llegan en limusinas a la altura de las estrellas rutilantes de la televisión en que han convertido este circo del cotilleo. Da igual que mientan. Eso es lo que se puede deducir de la presencia de la Lozano en esas tertulias de la cadena. Lo peor es que la traición al periodismo se hace impunemente. Bueno, impune no: la sufre el resto. Los que respetan las reglas y hacen del periodismo una labor social imprescindible.

Se dejan querer

HABLANDO en términos biológicos el nacimiento de Aida se produjo por mitosis. Eso de que una célula, que era Siete vidas, se parte y da lugar a otra célula de características similares. La célula originaria dejó de existir este invierno pero la resultante continúa con bríos por el mundo. Aida es un personaje que se deja querer, que encara las tragedias y las alegrías a golpes de verdad y de humor. Desparpajo a raudales y emoción contenida en los momentos críticos. De la nada ha crecido hasta convertirse en algo tan importante como la serie de la que partió. Pero es que actualmente hay todo un mundo televisivo que vive de los sentimientos expuestos con humor. Del cariño que el espectador tome a un personaje, de los distintos motivos que ofrezca el actor para mantenerle cierta fidelidad. Algo como un matrimonio pero sin contratos. Es un trabajo de empatía. Los guionistas buscan lo que el espectador quiere oír, sus chistes, sus giros, su ternura. Y pasa lo mismo con otras series. Esa pelea amablemente familiar de Mi querido Klikowsky, o los aprietos del presidente de la comunidad o del portero de Aquí no hay quien viva, o Los Serrano, que últimamente se centran en Fiti y lo mismo lo enrollan con una actriz porno, que lo visten de picoleto, que de millonario. Pero al final el personaje emerge de nuevo y retoma la verdad que lo ha hecho popular y querido. El arte de la comedia televisiva consiste en rizar desenrollar el rizo de sus personajes más queridos. Ni héroes ni villanos. No trabajan la risa fácil, que tanto daño hizo a los actores de teatro y televisión durante años, pero tampoco se ponen a recitar monólogos dramáticos. En televisión se ha descubierto una fórmula que funciona. Permite a los guionistas beber de la realidad para nutrir a los personajes. Y a los actores ir creciendo y dejarse querer.

Cine o televisión

EL verano comienza a modificar la programación. Las grandes estrellas también tienen derecho a vacaciones, además de posibilidades económicas inmensas como para sacarles partido. Es el momento de las pruebas. Programas a los que se les puede dar una oportunidad que en otras épocas es impensable. Ocurre lo mismo con los profesionales. Ahora, las segundas figuras sustituyen a sus jefes en los programas, comenzando un difícil juego de equilibrismo. Se trata de imitar pero sin caer en la caricatura; hay que hacerlo bien, pero sin superar en ningún momento al sustituido, no sea que se mosquee y a la vuelta lo mande al paro. En estas noches tan sugerentes y mágicas del verano y de San Juan llega la noticia de la muerte, a los 83 años, en Los Ángeles, de Aaron Spelling, uno de los productores más prolíficos de la televisión de EEUU y, por tanto, de todo el planeta. Porque Spelling dio al mundo series como Beverly Hills 90210 , Dinastía, Los Ángeles de Charly y MelrosePlace. Lo curioso del talento de este productor fue su olfato infalible para la televisión, y su fracaso cada vez que lo intentó en el cine. Si por un lado pasará a la historia como valedor de los títulos citados, pero también de Fantasy Island, Starsky and Hutch , ni el cinéfilo más fino se acuerda de algún título suyo para la gran pantalla. Eso choca más cuando, además de las series de éxito, este hombre produjo más de 140 películas para la televisión, entre ellas Death Sentence, que llevó al estrellato al actor Nick Nolte, y The Boy in the Plastic Bubble, la primera actuación dramática de John Travolta. La experiencia del viejo productor judío Aaron Spelling indicaba claramente que los resortes en los que se apoyaba el mundo cinematográfico y el de la televisión no son iguales. Pero quizás hoy esa diferencia prácticamente no exista.

Rosa de televisión


Rosa López acaba de ganar la tercera edición del concurso revelación de esta temporada,Mira quién baila. El programa presentado por Anne Igartiburu ha enlazado tres temporadas sin solución de continuidad. Desde TVE apuestan por matar cuanto antes esta gallina de los huevos de oro. Repiten formato antes que dejarse comer por la competencia, que los está relegando a un cuarto puesto en el panorama nacional, si pensamos que la suma de las televisiones autonómicas forma una única cadena como a veces aparece en algunos estudios. Lo cierto es que la Primera está más cerca de alcanzar los porcentajes de La 2 que de recuperar el terreno perdido y pillar la delantera a Antena 3 y Telecinco. Es tal la desesperación, que tienen a Anne Igartiburu viviendo en un plató como única apuesta capaz de sobrellevar, durante un tiempo, la ruina. A cambio, a esta rubia la están quemando (o se está dejando quemar). Nadie niega de su capacidad para el directo y del poder de sus ojos para enamorar a la cámara, el problema es que, a veces, hasta los enamorados acaban aburridos de ver siempre la misma cara. Se apuesta sobre seguro. Si el Mundial nos recuerda que un simple partido es capaz de paralizar un país deberíamos pensar que normalmente esa parálisis es aprovechada por algunos para deslizar las noticias más escabrosas. Un simple concurso puede triunfar si invitamos a los que ya ganaron otros y son conocidos, es decir, que baile Rosa de España aunque en su vida haya dado un paso. Y hablando de reediciones, ayer se presentó el primero de los siete castings de Operación Triunfo . Las colas, como siempre, hablan por sí mismas. Resulta que eso del trabajo duro y la perseverancia es sinónimo de aguantar durante dos días en una cola. Por cierto: ¿Será capaz Rosa de ganar el Pasapalabra?

Fuera de juego

Papá, ¿qué es un penalti? Cuando a uno le hacen falta dentro del área pequeña. ¿Y cuál es el área pequeña? «La que está cerca del portero». A eso de las nueve de la noche de ayer, cuando comenzaron los telediarios Estíbaliz Ruiz de Azúa, Pedro Piqueras, Matías Prats y Lorenzo Milá se diría que sus noticias iban dirigidas al silencio sepulcral e infinito de la noche y de las ondas. Todas las calamidades del planeta y los sucesos sangrientos patrios con que suelen condimentar los informativos se quedaron como si no se hubieran producido. A esas horas todo el mundo se entregaba de una u otra manera a ver el Mundial. Unos con profusión de cervezas y frutos secos. Otros protagonizando una escena de la más típica tradición de hombre en sofá y mujer ensimismada planchando, otros supermodernos con cocacolas y banderitas pintadas en la jeta o en lo más íntimo que para eso estaban en su casa y, otros, como habrán adivinado, entre los que me encuentro, en plan familiar al estilo Simpson: a merced permanente de las preguntas indiscretas de los niños: ¿Por qué es saque de esquina? «Porque le ha dado al defensa y ha salido por la raya del fondo». La tarde noche de ayer fue una de esas en la que los pájaros, como los citados famosos presentadores de telediarios, cantaban sus trinos sin demasiados ímpetus sabedores de que nadie había en los parques para escucharles y los que estaban al otro lado del televisor de una u otra manera estaban conectados y concentrados en el partido de la selección o soportándolo. Qué se le va a hacer, los partidos de fútbol tienen ese poder de convocatoria. Me uní a los héroes solitarios del atardecer apenas escuché la pregunta fatídica: ¿Qué es un fuera de juego? «Hala, niña, coge un balón y vámonos a jugar al parque». Hay cosas que no tienen explicación.

El fútbol es el rey

CADA día que pasa el olvido cae sobre la figura de Rocío Jurado, dejando que las bondades periodísticas se queden en un pequeño y triste grupo de ésos que se mantienen por pura inercia. Es como si el motor de la noticia que tanto ha dado de sí se resistiera a pararse. Es tal lo que se ha especulado sobre el tema que tiene que pasar un tiempo de normalidad antes de que la colonia comience a explotar la segunda parte del sepelio.

Mientras, seguimos con el Mundial, y a pesar de los malos resultados de la Sexta , los de Cuatro han goleado por 3 a 1 si contabilizamos los 7 millones que siguieron el partido de la selección española o los 2,3 que lo hicieron por la Sexta . Sumando ambos resultados tenemos que el fútbol sigue siendo el rey de la programación. Pero no conformes con este pequeño fracaso o esta oportunidad extraordinaria que le han brindado a sus competidores, están dispuestos a repetir la iniciativa con el baloncesto. En efecto, este verano se juega el campeonato del mundo y el otro día presentaron, con Gasol, el acontecimiento. Al parecer esta nueva cadena tiene unas espaldas financieras impresionantes. Llegaron, sacaron la cartera y lo que haga falta, y se quedaron con los derechos. Esto ha traído consecuencias sobre todo para Televisión Española (TVE). El director de informativos es Pedro Barthe, un tipo que lleva toda la vida detrás de la selección española de baloncesto y de la que ha narrado todas sus injustas derrotas en los momentos definitivos por la maldad de los árbitros. Barthe ha dimitido y le ha sustituido su recambio natural José Ángel de la Casa, otro profeta cuya única victoria memorable fueron aquellos doce goles que hace un cuarto de siglo le metieron a Malta. Por unas u otras razones, el fútbol, hoy como ayer, sigue siendo el rey.

Calentón mundial

¿Recuerdan aquella instantánea de Marta Chavarri bajando de un coche y mostrando sus partes a toda la clientela de Interviú e, indirectamente, a todos gracias a aquellos programas de televisión que entonces comenzaban su flirteo con los cachondos del mundo rosa? Pues lo mismo le ha pasado a Ronaldinho. Bueno, lo mismo no, que entre una y otro hay diferencias ineludibles y apreciables. Mientras se juegan los frenéticos partidos del Mundial, los del tomate hacen risas con unas imágenes que les han llegado de Ronaldinho en una juerga que acaba en salida de tono sexual. Una fiesta privada que acabó siendo un divertimento de sobremesa en todas las teles indiscretas del planeta. La realidad es muy tozuda y los jugadores de fútbol no iban a tener patente de corso para mantenerse al margen de ella. Es verdad que lo que le ha pasado a Ronaldinho y antes le ocurrió a la hija de Campos al ser grabados en una discoteca dice muy poco sobre los códigos éticos en los que nos movemos los periodistas. Pero la notoriedad permanente de estos personajes hace que se vea como normal y anormalidad. Una grabación privada de un personaje público no debería airearse así como así. Van en juego ciertos valores que quedan mal si un columnista los escribe pero que son lo fundamental de una sociedad democrática. El hecho de hacer públicas estas imágenes ni va a dañar la imagen del famoso ni dejará de hacerlo. Consigue el efecto llamada inicial. Todo el mundo las comenta y, claro, tanto éxito hace que quienes se pasan el código por el arco del triunfo acaben teniendo razón. Dicen los del tomate que han dividido la secuencia en dos días. Conociéndolos y después de tantos años los conocemos muy bien, tenemos calentón de Ronaldinho como noticia estrella durante todo el verano. A no ser, claro, que pillen o otro más ilustre.

Alonso y Nadal

EL éxito depende del éxito. Pura redundancia, pero así ocurre con los resultados de audiencia en televisión. Sobre todo si se trata de deporte. El pasado domingo fue uno de esos días mágicos en los que en dos deportes, fórmula 1 -suponiendo que conducir un coche sea deporte- y tenis, había dos jóvenes dispuestos a comerse el mundo. El triunfo de Fernando Alonso trajo unos resultados de audiencia a Telecinco inauditos para un domingo por la mañana. El tirón del piloto asturiano queda fuera de toda duda, ahora bien, hay que decir que los responsables de las retransmisiones lo están haciendo francamente bien. Jamás se había innovado tanto y tan rápido en televisión. Desde que Telecinco se hizo con los derechos del Campeonato Mundial de Fórmula 1 todo ha cambiado. De alguna manera, siempre tuvieron claro que deberían estar a la altura de las circunstancias y de la tecnología puntera. Para los no amantes de la fórmula 1, entre los que me encuentro, cuando seguimos cualquiera de las carreras, sentimos la contradicción de quedar atrapados por las imágenes. Da igual si son entrenamientos o un paseo por los boxes, el caso es que la pasión que ponen en la divulgación de cualquier aspecto de la carrera es de lo más interesante que se ha visto en deportes y en la televisión de los últimos años. Si Fernando Alonso es una estrella que incrementa su gloria en casi todas las carreras, Antonio Lobato, el conocido calvo de Telecinco, ha conseguido estar a la altura de la meteórica carrera del piloto. Opuesta pero hermosa fue también la retransmisión del torneo de tenis Roland Garros. Una realización limpia y algo fría que cuenta con el comentario de tenistas profesionales. Entre éstos y el dinamismo del calvo no hay color. Mientras Alonso tiene un aliado en la televisión, Nadal gana y está solo.

Cuiden a los niños

¿Quién es ese hombre que me mira y me desnuda. Cuando le oyes cantar esta letra a una niña de cuatro años no sabes si reír por la ocurrencia o echarte a llorar, coger el aparato de televisión y golpearlo con un bate de béisbol hasta no dejar ni un circuito sano. Nos acercamos sin remisión al verano. Ya se sabe, mal tiempo para la televisión, un medio que no consigue retener a la gente. Tenemos en las playas y piscinas una alternativa más refrescante. De alguna manera la audiencia le pega un corte de mangas a la oferta habitual y se va a buscar la fresca donde haga falta. Pero con el verano llegan los niños a casa y, claro, se supone que la programación infantil debería incrementarse, como ocurre por ejemplo con los sábados. La apuesta infantil se carga a las mañanas pero, ¿qué va a pasar por las tardes para el público infantil? Pues que estarán expuestos a los programas más carcas e impresentables de la televisión. Pues eso, el himno a la pederastia se convertirá en canción del verano. El regreso de Gavilanes con toda esa estética de sombreros de cuero y camisetas de tirantes a punto de estallar por los costados, es un mensaje de tanta fuerza que, o uno coge el bate de béisbol, o directamente se deshace del aparato de TV. Pero no conformes con el éxito de Gavilanes, los de Antena 3 quieren dar una vuelta de tuerca. Ahora presentan Rebeldes una serie de chicas, aunque no queda claro si enamoradizas o en celo permanente en un colegio privado. Esta vez el morbo y la caspa los ocultan tras unos uniformes de colegio pijo. Está claro que esta rebeldía de los personajes se usará para atrapar además de los adolescentes a los más pequeños. Si este verano vamos a dejar a los niños solos frente a la televisión hay que tomar precauciones. Sin exagerar, las mismas que deberíamos tomar frente a un canal pornográfico.[b]

Vaya desmayo

¡Qué sería de los críticos sin el zapping ! Un resumen de imágenes ajenas que en realidad es toda una excusa de todas las cadenas para robarle a la competencia su momento mágico. El zapping nos permite a los que no disponemos de mucho tiempo para perder delante de la cadena, conocer los chascarrillos sin meter muchas horas en el empeño. El lunes los de La Sexta estrenaban programa deportivo, Sport Center Mundial 06 , y va y se les desmaya Julen Lopetegui, copresentador junto con Patxi Alonso. Que La Sexta no está teniendo suerte con lo del Mundial lo dicen hasta sus colegas de emisión de Cuatro. Éstos han puesto en circulación cuñas que más parecen navajas barberas de esas que cortan también la yugular. Resulta que después del acuerdo con Cuatro estos lanzan una campaña pidiendo a la peña que no se antenice. Con esta campaña han descubierto dos cosas. Una que ya sabíamos; la competencia en televisión es ferozmente fratricida y, otra, que es toda una innovación el verbo antenizar, que hasta ahora no existía y que tendrá que ser anotado por los señores académicos para introducirlo en la siguiente edición del diccionario de la Academia. Regresemos al mareo en directo. Lopetegui pudo volver al programa, ha llamado mucho la atención que Patxi Alonso no fuera corriendo hacia Julen para atenderlo. La tele es la tele. Antes del corte dijo que aquello era en directo y luego pasó a publicidad. Unos le acusan de sangre fría y otros de capullo por cortar cuando le había caído la lotería de un desmayo en directo. Pero seamos justos. Al pobre Julen no le habrá hecho ninguna gracia ser el personaje zapeado por excelencia de esta semana. A Patxi Alonso se le hubiera criticado aunque le hubiera hecho el boca a boca en directo. La culpa la tienen esos ladrones de imágenes porque por aquí, y con La Sexta, nadie se hubiera enterado.