Caras campanadas

Cada vez hay más cadenas que pasan olímpicamente del estrés de las campanadas y las uvas. Algunos, como ETB 2, emiten cine, La 2; programas de viajes; y Digital + se despide con un concierto de Madonna. Pero el paso de año todavía sigue siendo uno de los momentos estelares de la televisión aunque algunos se empeñen en repetirse, como TVE, recuperando para la ocasión a Ramón García, aquel presentador de las vaquillas que sigue hablando al mundo como si se tratara de un niño tonto. El tema recurrente en los momentos en los que fracasa la conversación familiar suele ser el de adivinar cuál será el último spot televisivo del año. Y claro, aquí hay tantos como canales y la respuesta puede ser variada. ¿Ustedes qué creen?: ¿el anuncio más importante del año es el último o el primero? Unos dicen que en la despedida, la peña todavía está concentrada viendo la televisión y, otros dicen que el de mayor impacto es el primero porque trae un nuevo espíritu que se pega a la marca. En el momento de las campanadas se concentra toda la atención posible para no empezar el año cuando suenen los cuartos y toda esa clásica y aburrida monserga que cuentan los que saltan de año delante del reloj de la Puerta de sol de Madrid. El mayor derroche de estos dos espacios se produce en TVE. El anuncio que cierra el año cuesta 9.000 euros y el que lo comienza paga 6.000 euros pero, ojo, por segundo, así que vayan multiplicando y tendrán una cifra redonda que llevar a la mesa. El truco de marketing consiste en decir que quieren permanecer en el anonimato hasta su emisión pero en un país donde el cotilleo es deporte nacional consiguen que para entonces todo el mundo sepa cuál es el anunciante. No seré yo quien les siga en ese juego. Puestos a brindar, les propongo bajar el volumen y decir tranquilamente: Feliz año nuevo. Urte berri on .

Atado y bien atado

Carmen Caffarel, directora general del Ente, se despedía de TVE dejando «una televisión independiente y saneada». Aseguraba que abandona el cargo «con la conciencia tranquila». A mí, todas estas frases de despedida me recuerdan a aquella lapidaria del «Atado y bien atado». Y es que no sé si es casualidad, pero la salida de Caffarel de televisión deja a la nieta de Franco cobrando un pico cada vez que pisotea a los bailarines en Mira quien baila y, horror, coincide con el regreso al especial de Nochebuena de Raphael. Un cantante que es a la música lo que José Luis Moreno a la televisión. Es decir, dos rémoras cuya presencia nos retrotrae a una manera de entender el espectáculo que roza el patetismo y que debería poner en evidencia a los espectadores que lo soportan. Claro que es de esperar que con el mensaje navideño de su majestad Juan Carlos por aquel canal no quedara nadie.

Con tanta repetición, las llamadas imágenes de tu vida se están convirtiendo en toda una pesadilla. Las repiten y repiten y las vuelven a repetir como aquel villancico de los peces en el río que acababa poniéndote dolor de cabeza. Y luego, por si su celebración no fuera insoportable, atacan con la tortura de la promoción: Cincuenta años, cincuenta coches . Es todo lo que se les ha ocurrido para las bodas de oro. Pero, ojo, no el regalo de 50 coches, sino hacer negocio interactivo, ya saben, llamaditas a líneas 900 y SMS. Está claro que los que dirigen esta televisión ni están a la altura del aniversario ni de una cadena de estas características. Quizás por eso la estén desmantelando hasta hacerla tan pequeña como su propia capacidad. Claro que es posible que el «atado» al que se refería el dictador en su testamento tuviera que ver con la alegre jubilación de su nietísima y que Raphael nos amenizara la Navidad eternamente conEl tamborilero.

Menuda encerrona

Siento una enorme liberación cada vez que finaliza una edición de Gran Hermano . Cada temporada me creo menos que pueda existir gente dispuesta a que les graben sus intimidades pero la realidad se empeña en demostrarme lo contrario. No solo hay infinidad de personas dispuestas a formar parte de ese espectáculo monstruoso, basado en que millones de personas tengan acceso a uno de los tesoros más importantes del ser humano: la intimidad. No puedo tampoco con la presentadora de ese programa. Cada vez que Mercedes Milá aparece en televisión necesito imperiosamente acceder al mando a distancia y cambiar de canal. Desconozco de dónde viene el rechazo: si tiene algo que ver con manías como las que uno no soporta ver la sangre o le salen sarpullidos con solo rozar la moqueta. Todo empezó con la presentación de Gran Hermano . Desde entonces, nada de lo que dice esta mujer tiene credibilidad por muy efusivas que sean sus afirmaciones. Pone tanta credibilidad en los dimes y diretes de unos concursantes y sin solución de continuidad presenta un programa de cámara oculta como si en cada palabra se jugara la vida. En fin, lo importante es que los chicos estos ya están todos fuera y lo digo porque para los amantes de la libertad las encerronas nos producen desasosiego y, sobre todo, porque ahora ya no nos los encontraremos cuando hagamos zapping . Claro que se anden con cuidado las muñecas de Famosa en su camino a Belén porque esta gente lo mismo les improvisan un Gran hermano con Espinete, Doña Rogelia, Macario y compañía. Un documento periodístico que la Milá no podría negarse a presentar por sus grandes valores y que haría que no nos abandonara por Navidad. Y es que ya se vio en el programa de Jesús Hermida. La televisión es cosa de 50 y los demás ya saben: a votar la imagen de su vida.

El olor del pecado

LOS buenos anuncios son como filmes completos, con una estructura que nada tiene que envidiar a los sesudos largometrajes. Lo más rompedor del panorama televisivo de estos días lo traen precisamente los anuncios, pero no los infantiles de muñecas famélicas y seudo pijas, ni esas estúpidas granjas cuadriculadas de animales de plástico. Me refiero a los perfumes. Todo un lenguaje audiovisual ininteligible se pone al servicio de la industria de la colonia. Hay anuncios clásicos donde lo importante es que se escuche una voz con afectado acento francés, otros ya habituales como el de Antonio Banderas y, este año, uno horripilante de Rosario Flores que, por el gesto de retorcimiento artístico de la cantante, debe oler a cuerno quemao. Pero hay anuncios de perfumes que venden conceptos como la androginia o qué se yo. Presentan el aroma mixto en el que se retrata a un marinero negro y tatuado con cara de adolescente como alternativa a una modelo desnuda más blanca que la leche. El envase de este perfume tiene algo de pornográfico, como les sucede a esos escaparates que dejan a los maniquíes en cueros en tiempo de rebajas. El colmo del atrevimiento lo he visto esta semana. Se trata de un cardenal en el confesionario mirando hacia, no queda muy claro, el canalillo o las joyas que porta una arrebatadora pecadora. Vemos como el religioso sale corriendo del confesionario y se lanza en plancha hacia otro colega para pedir la confesión de manera urgente, y el final es la salida de la iglesia de la mujer con gesto de haber triunfado. No queda claro si esto sirve para vender o son simples productos de marca. Creen que sus anuncios no tienen olor, como le sucedía al personaje de la novela de Patrick Süskind El perfume ahora hecha película . Se equivocan. Muchos de sus anuncios huelen raro, raro, raro .

Carne de momias

EL mundo rosa es la gran revolución televisiva que nos aguardaba en pleno siglo XXI. Los adelantos técnicos de llevar la caja tonta en el móvil o en el reloj tendrán que esperar más tiempo. La novedad es que durante años se fueran preparando periodistas que fueran afilando las uñas para desollar a un invitado en público en menos que canta un gallo. Lo curioso de este fenómeno es que, se creen tan buenos, que están sacando historias que todo el mundo sabía y había olvidado para hacer con ellas programas de máxima audiencia. El caso del vídeo que una juez prohibió sobre el Pescadilla y que luego Telecinco puso pasando de todo, es un ejemplo de que hasta la justicia entra en su juego de promoción y publicidad. Si antes lo que se llevaba eran los romances entre los protagonistas de las películas, ahora han descubierto que no hay promoción como la de conseguir que un juez te prohíba el programa. Se promociona luego lo emites pagas la multa, subidón de audiencia y que te quiten lo bailao. El espectáculo de los amores y rollos de Lola Flores y familia tienen luz y taquígrafos porque fueron sufragados con el dinero de aquellos quincenales del corazón que tanto se estilaban durante décadas en nuestro país. Hoy con aquella información se están haciendo reportajes que no son periodísticos porque no aportan noticias. La noticias se produjeron y comunicaron hace 30 años y lo que hoy se hace es una burda recreación de algo que ya se sabía y que algunos se han encontrado en las hemeroteca. Es como si alguien desenterrara el holocausto nazi y lo presentara como primicia. No hay gran cosa que contar y que estos tíos en el circo en el que han convertido la televisión tienen que echar carnaza. El problema es que han descubierto que puede ser legal el asalto a las tumbas. Estas bestias lo mismo devoran momias que carne fresca.

Crear monstruos


Hay días en los que, pongas el informativo televisivo que pongas, las noticias se van sucediendo en el mismo orden como si los diferentes directores hubieran quedado de acuerdo. Ayer era uno de esos días hasta que en el de Antena 3 metieron con calzador un programa electoral, adivinen de qué partido. Bingo. Prueba de que el Partido Popular ha comenzado la campaña son estos vídeos promocionales en los que hablan del mundo según Rajoy y este material lo incluyen como si fuera una noticia en los informativos de Noticias 2 en boca de Matías Prats júnior, el periodista con mayor credibilidad de nuestra televisión según algunas encuestas. Que la derecha cuenta con medios de comunicación muy fuertes lo sabe todo el mundo. Lo peor es su falta de escrúpulos para utilizar los medios públicos en su causa. Si comparamos la utilización partidista que está haciendo el PSOE con la realizada por el PP en sus ocho años de Gobierno sacamos la conclusión de que los socialistas se están tomando en serio lo de la independencia en los medios públicos, como antes lo habían hecho en EITB. Ahí está el caso de Telemadrid, donde los trabajadores realizaron el pasado 5 de diciembre una huelga en la que pedían a los ciudadanos que no sintonizaran la cadena. Una forma de protesta porque desde que Esperanza Aguirre pusiera al actual director general, Manuel Soriano, y su equipo, «la manipulación de la información está siendo escandalosa» El 85% de los trabajadores secundó la huelga. Un hecho sangrante que da idea de la situación que se ha llegado a vivir en esta cadena. Si la única manera de protesta que les queda a los trabajadores de la cadena es pedir la eutanasia de la misma estamos es que la presión política ha creado un engendro repugnante. Al parecer los sueños de Esperanza Aguirre también crean monstruos.

Urdaci y Valentín


En Antena 3 no estaban conformes de cómo les iban las cosas por las mañanas. Después de calzarse a Teresa Campos y pagarle su contrato multimillonario mientras está en su casa, por fin se han decidido a mover ficha. Sacan a Susana Griso de hacer morritos en los telediarios y la colocan de par de mañana. Una de las novedades, por llamarla de alguna forma, es el cara a cara del ex director de los informativos de Telecinco Juan Pedro Valentín, aquel de los días gloriosos del chapapote versus Alfredo Urdaci, ya saben: el ángel de la guarda que el Partido Popular colocó en TVE que, por poner un ejemplo, fue capaz de negar el pan y la sal a la huelga general más importante de los últimas décadas en este país. Más que nada uno habla a favor y el otro en contra, un género bastardo que convierte el pensamiento y el periodismo en un plato al que le van echando lo que les convenga. El programa de la Griso se llama Espejo público, un título que debería pertenecer a TVE, pero ya se sabe que éstos prefieren subvencionar a los nietos del generalísimo, pagarle horas extras a Anne Igartiburu y dejar que la seguridad social se haga cargo de los miles de mandos intermedios de los que está poblada esta cadena. Y desde luego hay que felicitar a ETB2 por los 600 valores añadidos deLa noche de… El programa conducido por Félix Linares, la voz más sonora de la televisión vasca, se ha abierto un hueco interesante en una franja horaria donde las grandes cadenas programan su artillería pesada.La noche de… ha hecho de la divulgación cinematográfica un pequeño clásico televisivo que mantiene viva la afición de muchos telespectadores que no pisan todo lo que quisieran las salas de cine. Supone la confirmación de que sí existe una manera de hacer televisión que no tenga que ver con el mercadeo rosa y el asalto a las tumbas putrefactas que tanto se estila.

Menuda fiesta

El canal internacional de TVE me ha permitido seguir un poco el panorama televisivo a pesar de estar en África. Un servicio de mínimos muy interesante sobre todo porque sustituye la publicidad tan machacona de estos días por recopilaciones tipo Las veinte canciones de tu vida o Elvis al completo . Seguramente entre los espectadores de esta cadena hay mucho sentimentalismo que explotar y los discos, al fin y al cabo, no tienen fecha de caducidad como el turrón de jijona. Pude seguir la gala del 50 aniversario de TVE. Un espectáculo pesado de ésos que lo mismo sirven para entregar unos premios que para una gala benéfica o la nueva programación y hacerse la pelota. Presentado por Anne Igartiburu -al parecer el único valor en alza que posee esta cadena-, Laura Valenzuela, rescatada del baúl de la naftalina, y la eternamente afónica Paula Vázquez que, al parecer, estuvo alguna vez en TVE. Buscaban de manera descarada tocarnos la fibra con supuestos momentos estelares y presuntas actuaciones entrañables. Lo que consiguieron fue un homenaje al aburrimiento. La gala sólo podía enganchar a nostálgicos de otros tiempos y a algún gallego exiliado en los confines del mundo. Se homenajeaba a quienes hicieron de Rafael y Lola Flores cantantes populares, utilizando para ello a Bisbal y Rosa, que son el mejor ejemplo actual de personajes cuya fama se engrasa a diario en la programación. Si lo que pretendían era ofrecer una visión global sobre los 50 años de la televisión, lo que finalmente consiguieron fue que diéramos las gracias por llevar 15 años con otras ofertas. La voz en off de quien presentaba era la de Constantino Romero y éste aparecía allí sentado entre el público en una sala que albergaba a más de 3000 invitados, cifra similar a la de los que van a prejubilar en la casa. Dicen que para esta fiesta no hay presentadores.