Piruetas y vagos

Es curioso que los de Cuatro, que cuando empezaron sus emisiones venían con la firmeza de erradicar la telebasura, hayan claudicado tan pronto, y que sus programas estrella sean, precisamente, los reality shows. Primero, con el innombrable Supermodelo , donde las chicas, muy delgadas, desfilaban encerradas en una jaula de cristal, y, ahora, con Fama . Pero ésta es otra historia. Hasta ahora la escuela de danza seguía su rutina repleta de esfuerzo, roces y nominaciones. Ahora los personajes ya se han hecho conocidos. Tienen el corazón ganado a miles de espectadores. El otro día salieron a la calle a realizar una actuación y se encontraron de sopetón con que eran unas estrellas que causaban el llanto apenas dedicaban a la gente una sonrisa. Menudo golpe de efecto. De buenas a primeras descubrieron que eran unos personajes admirados hasta el fanatismo por el público. No seré yo quien me meta con el triunfo de estos chavales. Pero noto desde entonces que los profesores han dejado ya la parte formativa y comienzan a hacer preguntitas indiscretas. Se han dado cuenta de que tienen creados los personajes y que ha llegado el momento de darle una vuelta de tuerca a su lado sentimental para vendérselo al público. Como sigan por ahí, desde luego habrán perdido esa credibilidad que se le presupone a esta cadena de tener objetivos más lícitos que otras que triunfan con la exhibición sin tapujos de la intimidad. De golpe y porrazo, los que hasta ahora sólo daban consejos sobre la posición del cuerpo y corregían las piruetas, va y resulta que se han vuelto unos cotillas. Y hablando de mirones, los de la DGT, que se siguen negando a conducir por nosotros, para despistar se les ocurre hacer una programa de conducción en Antena 3. ¿Será para contrarrestar los excesos de velocidad de Fernando Alonso en Telecinco?

Sacar tajada

Los Oscar tienen mala crítica en los periódicos porque su horario de emisión obliga a escribir cuando todo está dicho y la noticia aparece como si fuera una inmensa repetición. Así que pasaré este año de críticas ya que lo importante es el merecido premio de Javier Bardem aunque tengamos la pena de que Alberto Iglesias no le haya acompañado en el palmarés. Puede que uno no esté ya para seguir hasta las tantas el desfile de tacones y escotes por la alfombra roja o puede que el periodismo no sea un oficio para viejos. Lo que sí parece ser es el festival de Eurovisión. El último friki que postulan como representante es un abuelo llamado Antonio González, El Gato , un anciano de setenta y pico que canta o algo parecido la canción titulada La bicicletera. Yo la he escuchado en Youtube y la carátula impresiona porque se ve al viejo desnudo como si fuera una página porno. Todo muy fuerte pero supongo que nada que supere aquel La,la,la de Massiel, que triunfó allá por la Baja Edad Media de la televisión. Tampoco hay duda de que éste no es un país para debates a juzgar por las trabas de señales, retiradas de emisión y zancadillas. Antena 3 y Telecinco han demostrado que, o juegan ellos, o pinchan el balón y que el derecho público de los ciudadanos se la trae al pairo. Lo cierto es que el da ayer, independientemente del resultado, fue un gran día: la tele recuperó, aunque castrado por las ausencias de otros candidatos, un formato que debería ser de obligado cumplimiento para quien ostenta la responsabilidad de emitir imágenes. El nuestro tampoco es un país para presidentes de cadenas de televisión, de hecho los que se han negado tienen nombre italiano. Es posible que, como no les toca votar aquí, pues eso: para qué perder el tiempo con bobadas de políticos y elecciones si no le van a sacar tajada.

http://www.youtube.com/watch?v=InTNCESiimA

Y otros fantasmas

HE de reconocer que si no hablo de Iker Jiménez y su Cuarto Milenio es porque su programa me da miedo. No soporto esa obsesión por ver fenómenos extraños, manifestaciones del más allá y todo ese rosario de abducciones, apariciones y qué se yo. A mí todo eso me da mal rollo y por momentos me produce pánico. Así que lo siento y ya perdonarán sus fans que no me pronuncie de momento, pero todavía no he reunido el valor necesario para hablar de él. De lo que sí puedo hablar con la naturalidad de un espectador curioso es de lo mal planteados que están siendo los debates electorales. El de Solbes y Pizarro fue malo y aburrido de solemnidad. Echaron a una audiencia que, sin embargo, se mostró curiosa con la pelea dialéctica. La verdad es que en casa, no me digan por qué, sólo escuchamos al tuerto de Solbes y hablábamos cuando le tocaba a Pizarro, ese prohombre que no hace nada y al que le dieron un finiquito millonario. Fíjate que nos daba por hablar y el fichaje estrella del PP pasó inadvertido en nuestra casa. Digo esto por si hay algún sociólogo que lea esta columna y pueda darme una explicación. El miedo guarda la viña y a mí, este hombre me da más miedo que las vírgenes negras de Cuarto Milenio. Ahora que se nos acerca la hora de la verdad del campeonato de pelota por parejas quiero felicitar a Telecinco y ETB, cada uno con su estilo particular, por traernos la belleza de un deporte que emociona. ETB1 tiene el atrevimiento y creo que el acierto de realizar sus retransmisiones en euskera. Las desconexiones de Telecinco son todo un hito televisivo que cuenta además con una altísima calidad en la realización. Vamos, que ver pelota es una buena terapia contra los fantasmas de Iker y otros fantasmas millonarios ahora fichados como políticos. Qué se le va a hacer: uno es un poco cobarde con las cosas del más allá.

Íntimo y cazador

Los que disfrutamos con los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente sabemos, por propia experiencia, del atractivo de los documentales. Tanto es así, que muchos podríamos afirmar con rotundidad que si el documental se ha inventado para la televisión. El problema es que hay mucho directivo que no lo sabe y prefiere crear otros formatos que jamás atraparán la atención del espectador hasta el límite del hipnotismo. El documental es un trozo de vida cotidiana grabado y dejado en exclusiva para los espectadores. El gran atractivo de muchos de los realitys es precisamente su aportación documental. Esa grabación donde la cámara parece desaparecer y el personaje se mueve con la naturalidad, como lo haría si no le estuvieran grabando. Hay planos en Supervivientes que son de lo mejor de la televisión. Se trata de momentos en los que los concursantes pasean solos y se pierden por la isla en busca de leña o comida. La cámara está ahí pero el actúa ya ajeno a ella. Ha asimilado su presencia y es ahora cuando el espectador puede ser testigo privilegiado de la pulsión de una vida con toda su carga de intimidad. Puro silencio de cazador en busca de que, el personaje, no se dé cuenta de estar siendo observado. Como el lince ibérico o el lirón careto, los personajes de Fama, Supervivientes o los conquistadores del fin del mundo, se han acostumbrado tanto a convivir con las cámaras que pareciera que han vivido toda su vida tras ella como si fueran el mismisimo Jorge Javier. Quien por cierto sigue despues de su famosa despedidadel Tomate con su Hormigas blancas este especimen de mosca cojonera, que diría nuestro amigo Félix que hace una crónica subrayada de sus víctimas. Lo peor es que traen a la actualidad personajes mafiosos, tipo Jesús Gil, que las generaciones más jóvenes tuvieron la fortuna de no conocer.

Tacos y sudokus

Se está convirtiendo en una moda el preguntar al público sobre sus gustos. Lo han hecho los de Camera café , pidiendo que les envíen ideas para sus guiones, y lo hacen los entrevistadores de prestigio como Gabilondo. Los espectadores tenemos un programa ideal en la cabeza que nos indica si el que estamos viendo es el que queremos ver, o le damos al botón. Todos tenemos, también, una pregunta que hacerle al entrevistado. Esa información vale su peso en oro, ya que mientras los profesionales se fijan en los grandes aspectos, se pierden toda esa gama de preguntas sencillas que harían más valiosa y divertida cualquier entrevista; incluidas las estrictamente electorales. Y hablando de diversión, nada más alejado de ella que el concursito Mueve tu mente en TVE. Ese fragmentación en edades de los concursantes es más o menos como nos ven a los espectadores: grandes grupos homogéneos que responden a los estímulos de la misma manera. Afortunadamente el ser humano es más complejo de lo que los programadores de televisión se creen, y por eso cada persona elige y responde en función de su personalidad y no siempre según su edad y condición. Si hiciéramos caso de esta sociología barata que manejan, a un cincuentón como Juanito Oiarzabal lo situarían en casa jugando un sudoku y disfrutando del humor agrio de House , pero ya lo ven, a este hombre no hay quien lo retenga en el hogar y cuando no está jugándose los dedos en algún 8.000, pues dando la nota en El conquistador del fin del mundo y perdiendo buena parte de su reputación como montañero ante cualquier novato como ayer ante Iker. El caso es que no hay manera de que los concursantes de este programa ejecuten sus juegos sin echar mano de toda la retahíla de tacos que todos conocemos pero que, en televisión, jode la hostia decirlo, suenan más fuertes y quedan de puta pena.

A falta de tensión

La sección del tiempo es un espacio fijo que últimamente ha perdido todo el interés. La pertinaz sequía está acabando con estos tradicionales espacios que normalmente acompañan a los informativos o son una continuación de ellos. Este invierno la información meteorológica varía tan poco que parece como si estuviéramos siempre en el mismo día o que la vida en este planeta es un continuo anticiclón; que la lluvia es una invención, una especie de mito del hombre de las cavernas. Ser actualmente el hombre del tiempo es una profesión de riesgo, no ya por el posible fallo en la predicción, sino porque tanto sol repetido ha dejado de ser noticia y el espectador huye despavorido. Lo que se está poniendo de moda son las grabaciones fuera de micrófono. Hablar en público es todo un ejercicio peligroso. No hace mucho que se pirateaba el sonido del micrófono de J.J. Santos poniendo a caldo a todo el que se movía y el pasado lunes cazaron unas breves confidencias de Zapatero a Gabilondo en las que afirmaba que los sondeos iban bien, pero que lo mejor era «mantener la tensión». Éste sí que sabe. Que tenga que venir el presidente a recordarnos que sin tensión no hay televisión. Da igual que hablemos de un programa infantil, del corazón, deportivo, una entrevista a un político en plena campaña electoral o de cultura. Lo de la tensión lo han aplicado muy bien al nuevo programa de libros Página 2, de La 2 de TVE y perdonen la irremediable redundancia. Después de toda una vida de presentadores ególatras tipo Sánchez Dragó y relamidos, se agradece ver a un tipo normal y competente como Óscar López. Que el programa es ambicioso lo demuestra el gran número de secciones que son capaces de meter en la media hora de duración. Lo de «lo bueno si breve dos veces bueno» también es redundante, pero en la tele es dos veces cierto.

Nunca pillan

COMIENZO la columna con el ánimo impresionado por estar al lado de estas damas de la muerte en el día del amor patético. Bonita manera que tienen en Cuatro de celebrar San Valentín. En vez de acercarse corriendo a comprar un regalo recurrente, nos meten el miedo en el cuerpo con un Cupido enmascarado y asesino. El cine es el método más recurrente para salir de los apuros de la programación. Cuando quitan de aquí y contraprograman allá, al final siempre hay una película que salva la noche. Porque, en el fondo, los espectadores de televisión lo son potencialmente del cine. Lo que ocurre es que los precios, el sofá tentador y esta maldita sociedad del individualismo están consiguiendo sacarnos de la calle para recluirnos en casa. Y aquí la tele se convierte en ese oscuro objeto de atención; que lo mismo nos alecciona que nos encabrona. Nos da pánico o risa. De esto último se nutre Euskadi Comanche, una apuesta de ETB por mantener alto el pabellón del humor en su cadena. Uno de esos programas que llaman viral porque trabajan en la propagación de ganchos, medias mentiras y verdaderas barbaridades que entretienen de puro exageradas. Puede que al programa le falte algo de ritmo en la presentación, y ojo ya se sabe lo rápido que un espectador dubitativo acaba apretando el gatillo del mando. Porque el humor más que avisarlo se muestra buscando la respuesta en forma de carcajada o, por lo menos, de media sonrisa. A su presentador, Iñaki Urrutia, le quedan un par de programas para coger el tempo e incluso su propio estilo. Lo que van a necesitar es mucho aguante: los miércoles es el implacable día del fútbol. Un sinfín de partidos trascendentales y copas de Europa se van a cruzar en su camino. Claro que peor es no pillar nunca. ¿No?

Causa sin rebeldes

Más física que química es lo que destila la nueva serie de Antena 3 dirigida a un público adolescente y, de paso, para quien quiera mirarles el canalillo o el paquete a esos bombones adolescentes que lo protagonizan. Nada del otro mundo, si no fuera porque el anuncio de promoción, sin embargo, vende de manera simplona otra versión de drogas, sexo y rebeldía. Y ya está bien de que las cadenas no cuiden este temas. De qué sirve que la serie comience a las 22.15 si luego promocionan con todo lujo de detalles sus contenidos a lo largo del horario infantil. ¿Se imaginan que hicieran lo mismo, por poner un ejemplo, los canales pornográficos, y que les interrumpieran los Lunnis con escenas de felaciones? Pero guardemos el látigo moralista y fustiguemos la serie como se merece. Como espectador uno tiene la impresión de que no hay nada en su planteamiento que no se haya visto antes en Al salir de clase o, un poco más recientemente, Un paso adelante . Copias más o menos descaradas de aquellos dinosaurios danzarines de la serie Fama en el pleistoceno inferior televisivo. Qué poco hemos cambiado. De nuevo nuestros creadores se basan en el viejo axioma de que, si no se te ocurre nada nuevo, copia lo antiguo. Ya les vale con la manía recurrente de recrear la adolescencia. Lo que deberían hacer con esa tara es mirársela en el psicólogo; pagar una pasta como todo el mundo y no darnos la chapa jugando a meter en el mismo saco calenturas y rebeldías protagonizadas por inverosímilescuerpos danone . Prueba de que la realidad no es ni mucho menos como la pintan en Física o química está en El conquistador del fin del mundo . Si comparamos el lenguaje y las neuras de unos y otros llegaríamos a la conclusión de que pertenecen a sociedades diferentes e, incluso, a periodos alejados en el tiempo.

Jueces y debates

ESTÁN tardando mucho en aclarar quién, cómo, cuándo y dónde se van a realizar los debates televisivos en la campaña electoral. No tener resuelto este tema indica un estúpido miedo escénico para los supuestamente profesionales del discurso, que muestran un temor ante la posibilidad de que se patinar ante el adversario. Ya se sabe que fue el PP quien rompió con la saludable costumbre, que hasta entonces había sido una práctica habitual, de que los diferentes candidatos salieran a enfrentarse dialécticamente en televisión. Pero si algo chirría estos días es que, mientras se habla de libertad, de debates y toda esa parafernalia habitual sobre la que se sostienen las democracias, otras instancias trabajan para que esta libertad sea conculcada a algunos ciudadanos. Con estos precedentes es cuestión de tiempo que los jueces comiencen en la política y, por supuesto, a dirigir los debates políticos en televisión; retirando la palabra y echando del plató a los invitados que se salgan de sus consignas.

En las pasadas elecciones quedó demostrado que no se pueden ocultar los debates televisivos; que en cada momento hay que sacar los argumentos que cada uno tenga para que los ciudadanos decidan y no hacer del debate político un Guadiana que aparece y desaparece cuando interesa. Mientras se deciden a convocar los debates como si fuera una suerte de lotería entre las televisiones públicas y las privadas, los espectadores vamos anotando qué es lo que se nos quiere birlar esta vez del debate político. Y mientras los jueces se preparan para presentadores de televisión, algún escritor como Sánchez Dragó, aburrido de serlo, se descubre en La noria como el juez de la conciencia. Habla tan mal de tanta gente que se le nota a la legua que es español.

Hincar el diente

Prueba de que el fútbol ha tomado descaradamente los informativos es esa pareja de chistosos que forman Manolo Carreño y su tocayo Lama. Sus informaciones dan por sentado demasiadas cosas, aunque sólo algunas parten de la verdad. Puede que el tema que más interese sea el fútbol; puede que entre el Madrid, el Barcelona , el Atlético y la selección tengan suficiente panorama como para no interesarse por más temas. Pero no tienen razón cuando se creen los más graciosos porque sus chistes resultan ininteligibles, la velocidad a la que hablan hace imposible entenderles y su actitud de desfachatez hacia sus compañeros de informativos y del tiempo roza a diario la falta de respeto. Su tono es una mezcla entre el acento cañí de los chulapos de la Verbena de la Paloma y el grotesco «ja,ja» de los bromas del niño Nelson en Los Simpson . Es posible que este poderío guste a determinado tipo de público pero, en general chirría. Ni son tan graciosos como ellos, imagino, se creen, ni su estilo vertiginoso y radiofónico consigue concitar la polémica como, al parecer de la entrevista con Aragonés, pretenden. A los que sí se les nota ya el rodaje es a Esto no es serio, ¿o sí? Se van afianzando en su espacio y redondeando sus sketches . Lo de anticipar los informativos con un programa de humor es una fórmula que lleva años funcionando en Antena 3 con Los Simpson antes de sus Noticias 1 . El humor es la mejor de las excusas para luego poder hablar de las cosas más serias. Y para comentar con cierto criterio y alejamiento de Euskadi Comanche prefiero esperar a ver el segundo programa. Hay veces que los arranque son tan brillantes que luego no hay manera de que lo que viene esté a la altura. No vaya a ser que, en vez de mejorar como el vino, se acabe secando demasiado el atrevimiento y, como les ocurre a algunos jamones, no se le pueda hincar el diente.