Y otros fantasmas

HE de reconocer que si no hablo de Iker Jiménez y su Cuarto Milenio es porque su programa me da miedo. No soporto esa obsesión por ver fenómenos extraños, manifestaciones del más allá y todo ese rosario de abducciones, apariciones y qué se yo. A mí todo eso me da mal rollo y por momentos me produce pánico. Así que lo siento y ya perdonarán sus fans que no me pronuncie de momento, pero todavía no he reunido el valor necesario para hablar de él. De lo que sí puedo hablar con la naturalidad de un espectador curioso es de lo mal planteados que están siendo los debates electorales. El de Solbes y Pizarro fue malo y aburrido de solemnidad. Echaron a una audiencia que, sin embargo, se mostró curiosa con la pelea dialéctica. La verdad es que en casa, no me digan por qué, sólo escuchamos al tuerto de Solbes y hablábamos cuando le tocaba a Pizarro, ese prohombre que no hace nada y al que le dieron un finiquito millonario. Fíjate que nos daba por hablar y el fichaje estrella del PP pasó inadvertido en nuestra casa. Digo esto por si hay algún sociólogo que lea esta columna y pueda darme una explicación. El miedo guarda la viña y a mí, este hombre me da más miedo que las vírgenes negras de Cuarto Milenio. Ahora que se nos acerca la hora de la verdad del campeonato de pelota por parejas quiero felicitar a Telecinco y ETB, cada uno con su estilo particular, por traernos la belleza de un deporte que emociona. ETB1 tiene el atrevimiento y creo que el acierto de realizar sus retransmisiones en euskera. Las desconexiones de Telecinco son todo un hito televisivo que cuenta además con una altísima calidad en la realización. Vamos, que ver pelota es una buena terapia contra los fantasmas de Iker y otros fantasmas millonarios ahora fichados como políticos. Qué se le va a hacer: uno es un poco cobarde con las cosas del más allá.

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