Causa sin rebeldes

Más física que química es lo que destila la nueva serie de Antena 3 dirigida a un público adolescente y, de paso, para quien quiera mirarles el canalillo o el paquete a esos bombones adolescentes que lo protagonizan. Nada del otro mundo, si no fuera porque el anuncio de promoción, sin embargo, vende de manera simplona otra versión de drogas, sexo y rebeldía. Y ya está bien de que las cadenas no cuiden este temas. De qué sirve que la serie comience a las 22.15 si luego promocionan con todo lujo de detalles sus contenidos a lo largo del horario infantil. ¿Se imaginan que hicieran lo mismo, por poner un ejemplo, los canales pornográficos, y que les interrumpieran los Lunnis con escenas de felaciones? Pero guardemos el látigo moralista y fustiguemos la serie como se merece. Como espectador uno tiene la impresión de que no hay nada en su planteamiento que no se haya visto antes en Al salir de clase o, un poco más recientemente, Un paso adelante . Copias más o menos descaradas de aquellos dinosaurios danzarines de la serie Fama en el pleistoceno inferior televisivo. Qué poco hemos cambiado. De nuevo nuestros creadores se basan en el viejo axioma de que, si no se te ocurre nada nuevo, copia lo antiguo. Ya les vale con la manía recurrente de recrear la adolescencia. Lo que deberían hacer con esa tara es mirársela en el psicólogo; pagar una pasta como todo el mundo y no darnos la chapa jugando a meter en el mismo saco calenturas y rebeldías protagonizadas por inverosímilescuerpos danone . Prueba de que la realidad no es ni mucho menos como la pintan en Física o química está en El conquistador del fin del mundo . Si comparamos el lenguaje y las neuras de unos y otros llegaríamos a la conclusión de que pertenecen a sociedades diferentes e, incluso, a periodos alejados en el tiempo.

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