Criminal mente

HAY series en televisión de las que nadie habla pero que concitan la atención de muchos espectadores. Mentes criminales, por ejemplo, es una serie que se basa en la aplicación psicológica a la mente criminal. Un punto de vista original, aunque ya utilizado desde los mismos orígenes de la literatura detectivesca. Lo que no parece psicológicamente aceptable es la salud mental de quien decide, a bote pronto, cargarse una serie que tiene público fiel. Y contraprogramar un especial Pantoja y ocupar toda la programación de la noche del viernes en Telecinco. Una cadena que desde el punto de la mañana comienza a fabricar televisión basura y que ya no hay manera de meterla debajo de la alfombra cuando uno se va a la cama. El que parece por encima del bien y del mal a su regreso a esta misma cadena es Javier Sardá. Aquel que convirtiera las noches en un puro cacareo de famosetes, que lo mismo peleaban en fango; que se desnudaban encima de la mesa; que descuartizaban la honorabilidad de cualquiera. Aquel príncipe de la noche que tan mal llevaba las críticas y que acuñó la frase de Telebasura: tu puta madre vuelve a Telecinco con ese programa bombón que le permitirá pasear palmito por medio mundo. Ay, desde luego en este mundo de la televisión hay gente con suerte. Los hay con carisma como Matías Prats y Jesús Vázquez, que se han hecho de oro leyendo las noticias, anunciando intereses bancarios o presentando tres programas diferentes, pero trabajando todo el año. Y luego está Sardá, que después de un par de años sabáticos vuelve para hacer el cachondo pero cada semana en un lugar del mundo. Se estrena con el Dioni para echar unas risas por los burdeles de Río de Janeiro donde se gastó la pasta. La de Sardá sí que una mente criminal al servicio del espectáculo televisivo.

Vender humo


Lo dijo Aznar y como mandatario yo me lo apunto. «¿Pero quiénes son ustedes para decirme a mí a qué velocidad tengo que ir? ¿Qué pintarán ustedes poniéndome el número de copas que puedo tomarme antes de montarme en el coche? ¿Qué sabrán ustedes a qué velocidad tengo que ir?». No salgo de mi asombro. Después de este tiempo descubrimos que, en el fondo, José Mª es un rebelde. Un inconformista al que la sociedad y la cruel realidad obligaron a aceptar ser presidente cuando su destino estaba en la irreverencia y la protesta. Mirándole bien, ahora se le nota en televisión ese punto revolucionario entre okupa y estudiante en el París de mayo del 68. Está claro que nada es lo que parece. Ahora desde los sectores más manipuladores ven en la detención de Isabel Pantoja una cortina de humo tras la que los socialistas intentan ocultar la presencia de ANV en las próximas elecciones. Desde la derecha nos quieren vender la idea de que Zapatero como Franco utilizaba la televisión y el fútbol como alfombra donde esconder la corrupción, la basura y los crímenes. El mundo al revés. Ahora, con el ajetreo de la detención a la Pantoja, no le daría tiempo de ver el partido de semifinales de la copa de la UEFA que jugara Osasuna. No se enteró de cómo perdieron los papeles los comentaristas encargados de retransmitir el partido. Cuando cantaron el primer gol del Sevilla echaron más gallos que el prejubilado José Ángel de la Casa cantando el mítico gol 12 de Señor a Malta. Con esa imparcialidad y una realización mediocre que no permitió ver nunca si hubo fuera de juego en el segundo gol del Sevilla, Antena 3 ha demostrado que la muy buena promoción del partido no estaba a la altura de los medios que luego pusieron para la retransmisión. El humo que vendieron era todo sevillista.

Al desnudo

LA semana pasada comenzó con la final del concurso El conquistador del fin del mundo en un emocionante duelo entre cuatro participantes (Lourdes, Marijo, Silvia y Josu) que acabó con la ya tradicional travesía a remo por las costas de la Patagonia. Aquel programa aventurero comenzó capitaneado por Mikel Goñi, el pelotari de Oronoz, y el escalador alavés Juanito Oyarzabal y ambos lo abandonaron por razones diferentes. Ahora Juanito repite en Supervivientes de Telecinco. Es como si el programa de la ETB hubiera sido un entrenamiento mediático antes de meterse en el otro infierno del morbo que representa este espacio presentado por Jesús Vázquez y que comenzó, como no podía ser de otra manera, con un espectacular salto desde un helicóptero y con el striptease de Rebecca Loos como aperitivo de lo que nos podrá aguardar si seguimos las andanzas de la isla. Confieso que, pese al prometedor arranque, no he sentido ninguna curiosidad por la suerte de estos nuevos personajes estrella de Telecinco. Con todo, si comparamos ambos formatos, vemos dos estilos televisivos que hablan por sí solos. El conquistador del fin del mundo apuesta por la resistencia física mezclada con la habilidad y otras virtudes como la colaboración, el trabajo en equipo. En Supervivientes el orden de los factores altera claramente el producto hasta el punto de invertir todos los valores. Este año, el concurso El conquistador del fin del mundo tuvo como ganadora a Lourdes Zuriarrain, una chica que trabaja como cartera en Donostia. En la isla de los destapes, a la primera que han echado ha sido a la stripper profesional de Crónicas Marcianas Chiqui Martí, quizás porque no terminaba de desnudarse nunca. En lo que sí coinciden ambos concursos es en el humor de Oyarzabal: este hombre siempre está de mala leche.

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