Corazón contento

Resulta que tanto alargar OT tenía la finalidad de que saliera la canción del verano. Menudo fraude. Tanto profesor, tanta clase magistral, para que finalmente gane una chiquilla de ojos azules maravillosos que desafina que da pena oírla. Yo no sé dónde hacen los casting esta gente, o si después de tanta edición ya no queda nadie en este país que cante medianamente bien. Los concursantes de OT son cantantes de orquesta. Gente que lo mismo imita a David Bisbal que menea el cuerpo animando la verbena con Paquito el chocolatero . Vamos, que hay uno en cada pueblo en fiestas. Ayer dieron por ganadora a la niña de ojos azules y dijo: «Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte…» y así hasta que Jesús Vázquez puso fin a este despropósito. Para colmo de males, como al parecer no les ha salido ninguna canción que alcance el favor del público pues pusieron a todos a cantar aquella canción de Marisol de «tengo el corazón contento, lleno de alegría». En fin más vale que la tele nos ofreció ayer un gran día de Tour. El final apoteósico en Alpe D’huez con los corredores esquivando a los aficionados y de nuevo el color naranja de miles de aficionados ocupando las cunetas y dando ejemplo de que este deporte se merece el juego limpio de los ciclistas. La realización de la carrera no estuvo a la altura de otras ediciones. Buena parte de la información la aportaban Perico Delgado y Carlos de Andrés que ayer estuvieron activos, tomando cronómetro y más entonados que su mortecino diálogo al que nos tienen acostumbrados. Esperemos que la etapa de ayer no nos traiga más sorpresas y casos de dopajes. Que sea el comienzo del renacimiento del ciclismo hacia la competición. El mágico espectáculo de los ciclistas en las carreteras de los Alpes sí que nos dejo el corazón contento: mucho más que la bochornosa repetición de la canción del verano.

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