UNA MARIPOSA

Esta mañana
he visto desde lejos
marcas de sábanas en tu cara.

Caminas como dormida,
como en una nube.

Luego he visto en el suelo
una flor que nadie pisa
porque nadie la
observa.

Y mis vecinos con chándal…
¡Ay mis vecinos con chándal!
¡Reconocedlo!
Con chándal os tocáis
más el pito.

Y luego…
¡Qué miedo!

Casi me atropella lo efímero,
una mariposa.

Y en el suelo una flor que nadie
pisa porque nadie
la observa.

CLARO QUE NO

¿Estás cansado?
No, estoy pensando.

¿En qué piensas?

Los nuevos adolescentes…
Ya no piensan en piscinas, ni en bosques,
ni en descampados, ni en edificios abandonados…
Ni siquiera piensan en hogueras.

¿Y en qué crees tú que piensan?

Piensan en gimnasios, y en ropa de marca,
y en depilarse hasta el alma,
y en las herencias de sus abuelos,
y en el patrimonio de sus mejores amigos.

¿Lo crees de verdad?
Claro que no.

LA PASCALINA

No confío
en una sociedad
que se desnuda y se
abriga a la primera de
cambio.

Una sociedad que no es hermana
del individuo, que sólo es
hija del mismo padre.

Una sociedad que sólo suma y resta como
sólo sumaba y restaba la calculadora de Pascal.

Menos mal que todavía nos queda
la poesía, la pintura,
la lírica…

¡Exponencial!

¡Qué pena que sean las artes un cerezo alto
a cuyas altas cerezas sólo acceden
algunos privilegiados!

MÁS GUAPO QUE LA CHUSMA

Un hueso de
aceituna encima de una silla,
y en el suelo de la calle una sombra
de muerte.

Lo veo todo claro, me siento lúcido
antes de la migraña.

No puedo conciliar el sueño.

Puede ser debido a que sólo pienso en que
soy más guapo que la chusma.
O puede ser debido a que tú a mi lado
sólo fuiste un edredón
arrugado.

Y es que accediste a mi patética vida
entre dos contenedores.

Y por eso no te pude ver.
Y por eso te atropellé
con el coche.