
Alfonso
antes miraba las flores.
Se lo tomaba con calma hasta que se tuvo que casar.
Salió de Pamplona del norte
y llegó hasta Barcelona
del sur.
Llegó a su boda en burro y lleno de barro.
En la iglesia los invitados no daban crédito.
Alfonso limpiaba con agua una bolsa de papel.
Lo hacía con cara de loco, diligente, como si no hubiera
nadie
a su alrededor.
-Como dicen en Pamplona, cuando me pica, pues me arrasco.
Dijo gritando.
Y de lo que pasó luego no hablo
porque no viví para
contarlo.