PERDONA MI TRAJÍN

Te voy a fangar esa voz.

Esa voz que remueve la tierra
y planta flores entre
las baldosas.

Esa voz que se lleva un trozo
de todo lo que toca y se
impregna en mi
rodilla.

En el tiovivo
siempre me pasa lo mismo.

¡Ay!

Perdona que onomatopeye.
Perdona mi trajín.

Las
abejas
transportando
el polen también
tienen que cruzar la
carretera.

¿POR QUÉ NO TE CALLAS?

Cuando la rama de un árbol
apoyada en un seto no
llama mi atención.

Y una paloma me tapa el sol con el ala.
Y una paloma le pregunta a otra
paloma.

¿Qué te pasa?
¿Por qué no contestas?
¿Por qué no alzas el vuelo?

Cuando eso pasa
imito la risa de un desconocido.

Una risa horrible
que se burla de un mosquito
reflejado en un
espejo.

¿Qué te pasa?
¿Por qué no te callas?
¿Por qué no alzas el vuelo?

EN ALGÚN LUGAR DEL PLANETA…

No veo bien,
no entiendo ni mi letra.

Escribo pero no lo entiendo.

Se ha podrido mi mirada,
mi mirada está
podrida.

Miro pero no veo.

Me gusta mirar los cantos
de los libros que tengo,
a veces también
los leo.

Leo pero no leo.

Un viejo se lía a muletazos con la rama de un árbol.
Un viejo se lía a muletazos con otro viejo.

En algún lugar del planeta…

Imagino que ocurre
pero no me lo
creo.

¡POBRE INFELIZ!

Dos cachitas.
Uno mucho, el otro menos.
Dos pavas, cuatro nalgas.
Dos pavas con la cara

dibujada.

El muy cachitas erigido líder habla
con una supuesta seguridad
en sí mismo.

¡Pobre infeliz!

Cuando en la otra vida descubra
los sinsabores de su vida pasada
y sólo vea desde

lejos

los verdaderos placeres
de una vida solitaria.

¡Pobre infeliz!

Cuando todo lo descubra
cachitas por toda
la eternidad.