LA PASCALINA

No confío
en una sociedad
que se desnuda y se
abriga a la primera de
cambio.

Una sociedad que no es hermana
del individuo, que sólo es
hija del mismo padre.

Una sociedad que sólo suma y resta como
sólo sumaba y restaba la calculadora de Pascal.

Menos mal que todavía nos queda
la poesía, la pintura,
la lírica…

¡Exponencial!

¡Qué pena que sean las artes un cerezo alto
a cuyas altas cerezas sólo acceden
algunos privilegiados!

Publicado por

Txema Maraví Artieda

Soy de mi pueblo de toda la vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *