No confío
en una sociedad
que se desnuda y se
abriga a la primera de
cambio.
Una sociedad que no es hermana
del individuo, que sólo es
hija del mismo padre.
Una sociedad que sólo suma y resta como
sólo sumaba y restaba la calculadora de Pascal.
Menos mal que todavía nos queda
la poesía, la pintura,
la lírica…
¡Exponencial!
¡Qué pena que sean las artes un cerezo alto
a cuyas altas cerezas sólo acceden
algunos privilegiados!