Una tonta
mañana que se detiene,
una tonta mañana de invierno
detenida en el cielo.
¿Qué se le puede pedir?
No se le puede pedir nada, si la pisas es tuya,
un billete o lo que sea, si lo pisas es tuyo,
un camino, tu destino, si lo pisas es
tuyo.
Por eso estoy aquí, en el polígono industrial Mocholí,
esquivando nubes con las manos, dando patadas
a la gravilla y sintiendo el placer
de que sí,
de que por fin una tonta mañana
de invierno me
pertenece.