FLEXO Y ARMARIO

Cuando lanzo una botella contra el cubo siempre miro el cubo,
y ya sé que no tengo que mirar el cubo, pero lo hago,

no lo puedo evitar.

Quiero un cristal en el ojo, un diminuto cristal en el ojo,
quiero tener la libertad de desear lo que
me apetezca y no lo que se supone

que tengo que desear.

Esta misiva no es mía, es de tito Fíodor,
una misiva que impregna mi cerebro
desde que la entendí a golpe

de flexo y armario.

Publicado por

Txema Maraví Artieda

Soy de mi pueblo de toda la vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *