COMO PARA DEJARSE ARRASTRAR

Cuando ya no me sirva para nada
la cafetera, si no es mucha
molestia, me gustaría
ver esparcidas mis
cenizas fuera de
los muros del
cementerio

de mi pueblo.

Esparcidas en ese jodido hueco que
teníamos reservado para

nuestro perro.

Seguro que los atardeceres desde allí son preciosos,
y el sonido de los coches, y el viento del valle
muy suave, como para dejarse

arrastrar.

Publicado por

Txema Maraví Artieda

Soy de mi pueblo de toda la vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *