Noticias y zafios

Algo va mal en el mundo cuando durante una semana se reúnen todos los mandatarios y se van sin explicarnos si el futuro que nos aguarda es llevadero o simplemente no nos queda futuro. Algunos teóricos de la comunicación aseguran que la crisis no nos deja pensar en grandes ideas; que nuestra mente está más preocupada de vivir el momento que de prevenir acontecimientos de mayor trascendencia. Ahí es donde la televisión juega un papel decisivo. Resulta que la propaganda que tanto daño hizo a la televisión pública en tiempos de Aznar comienza a tomar posiciones en la actual TVE. Y veremos si el ejemplo se extiende o no a otras cadenas que no necesitan, como ésta, guardar las formas. La apertura del informativo del pasado fin de semana lo deja bastante claro. Abrieron con la peregrina noticias de que los nuevos ministros no se van de vacaciones y trabajan intensamente para afrontar la crisis. Como lo leen o como lo vieron. Malos tiempos los que nos aguardan si los efectos colaterales de este diluvio de malas noticias económicas lo quieren paliar abriendo un paraguas informativo de buen rollo y milongas. Junto con la prensa, la televisión es el medio de comunicación de mayor influencia social, y la tentación de manipularla siempre está ahí. Es tan difícil que los mandatarios se resistan a utilizar estos canales para modificar la realidad que siempre acaban metiendo sus interferencias. Esperemos que lo de las vacaciones de los nuevos ministros sólo sea un borrón ocasional producido por algún zafio de la manipulación. Ahora que se buscan soluciones para arreglar el mundo y conviven Obama con Zapatero, resulta que a alguien se le ha ocurrido que la realidad puede inventarse a conveniencia. Que la televisión es ese aparato capaz de hacernos creer que el mundo tiene el tamaño de sus telediarios.

El escote y la pelota

LA imagen se acerca o se aleja a golpe de objetivo. Es el zoom , una palabra que no ha encontrado sinónimo. En la televisión que se hacía allá por la década de los setenta, el zoom fue una herramienta que causaba sensación en los jóvenes y mareaba a los mayores. Una de esas marcas de identidad generacional que señalaba claramente la modernidad. Luego a Lazarov y a los realizadores se les fue tanto la olla que el zoom pasó a estar mal considerado. La historia de la tele tiene en los documentales la utilización más destacada. Algunos recordarán todavía aquellos bestiales acercamientos en el Hombre y la Tierra en los que un polluelo de águila perdicera era captado con total nitidez desde algún escondite a 1 kilómetro de distancia. Hoy los zoom se utilizan sobre todo en deportes. Los espectadores vemos con total nitidez las faltas y lo que es peor: el escupitajo que los futbolistas no pueden reprimir apenas hacen un par de contragolpes y regresan a su posición al trote y pensativos. Afortunadamente el zoom en el deporte también sirve para escudriñar entre las miles de oportunidades que ofrece el público. Esos inefables niños comiéndose un bocata o el beso robado a esa pareja de tortolitos que pasa del espectáculo y que, seguramente, preferiría estar en otro sitio. Hasta en la pelota el zoom sirve de reclamo. Mientras los jugadores descansan los cámaras otean los graderíos en busca de su presa preferida: los rostros femeninos. Ocurrió en ETB 1 en el partido de la frustrada remontada de Begino a Urberuaga. El plano arrancaba desde un esplendoroso escote y cuando llega al final resulta que estaba escondida en la última fila como el nido del águila perdicera se encontraba camuflado en la espesura del bosque. Está claro que para ser cámara uno tiene que estar dotado de un gran zoom y, por supuesto, tener una vista de pájaro.

Esto es nuevo

Esta semana han aparecido noticias en las que el cine y la televisión han recibido un golpe de realidad. Por un lado a la cineasta Ángeles González-Sinde, realizadora, guionista y actual presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, la nombran ministra de Cultura justo cuando estrena su película Mentiras y gordas . La legislación audiovisual es una de las grandes asignaturas pendientes de la democracia. La gran parte de los creadores afirman que no existe cobertura para la creación audiovisual y que este tema tampoco se puede dejar únicamente a la iniciativa privada. La competencia tanto en cine como en televisión se enfrenta a industrias bien estructuradas, como ocurre en Inglaterra o Alemania y otras muy protegidas como en Francia. Luego está el gran emperador americano, capaz de poner películas en el cine más recóndito del planeta y vender sus series de televisión a todos las televisiones del mundo, siempre y cuando puedan permitírselo, claro. Quizás por eso me llama la atención la segunda interferencia que mencionaba arriba. Resulta que Obama ha fichado al médico hindú llamado Lawrence Kutner que está interpretado por Kal Penn, que en la presente temporada hace como de segundo de House. Pues eso, le han apañado nada más y nada menos que un suicidio al personaje Kutner para que el actor Penn abandone la serie sin que la gente se haga más preguntas. Cambiar los decorados de House para ocupar el ala oeste de la Casa Blanca. Si siempre se ha dicho que en televisión la realidad supera ampliamente la ficción, ahora con estas interferencias, podremos añadir que, mira por dónde y esto es nuevo, la ficción puede ser una gran trampolín para alcanzar el poder.

Fútbol por la patilla

LA Sexta nos va a programar este fin de semana seis partidos de fútbol. Miel sobre hojuelas para los aficionados y todo un golpe de Estado al mercadeo imparable al que se le estaba sometiendo al fútbol. Porque no cabe ninguna duda de que la afición a este deporte sobrepasa todos los límites de la normalidad. Nadie sabe explicar el éxito de este deporte sobre los demás. Por una lado tiene ya una tradición añeja entre nosotros, una historia que lo engrandece temporada a temporada, copa a copa y campeonato tras campeonato. El tirón del fútbol cuenta además con una unanimidad casi mundial. Vayas donde vayas a todo el mundo le gusta, celebran los goles de la misma manera y conocen de carretilla los nombres de las principales estrellas. Digamos que el éxito del fútbol tiene algo de universal como, qué sé yo, Hollywood o la Coca-Cola. Pero de un tiempo a esta parte el espectáculo del fútbol le habían puesto un precio. Una tasa que cada aficionado tenía que pagar si quería ver cada semana los avatares de su equipo. Desde ese punto de vista la ampliación de La Sexta es una bendición. Y más en estos tiempos de crisis en los que una entrada de fútbol alcanza precios prohibitivos que minan semanalmente las precarias economías domésticas. La exhibición del deporte rey en abierto no es ninguna broma. Con ella se cumple uno de los grandes sueños de millones de espectadores que encuentran algo en el fútbol que, por lo que sea, no lo ven en el resto de los deportes y actividades. Es tal su fuerza que hasta ha cambiado la percepción que los no aficionados tienen del fútbol. Antes aún se atrevían a criticarlo, ahora visto el unánime atractivo que provoca en personas de todo pelaje, la gente ha cambiado su oposición por un «algo tendrá que se me escapa».

¡Toma evolución!

Hay gente a la que uno se lo perdona casi todo. Y si no que se lo digan a House, cuyo prestigio sigue creciendo a pesar de sus 100 capítulos ejecutando el difícil equilibrio entre tío borde y sus aciertos magistrales. House se puede permitir insultar, herir, menospreciar, mentir, cosas que al resto del universo le están prohibidas. De hecho, buena parte de la tensión que destila la serie viene por la cantidad y calidad de las putadas que es capaz de infligir a sus amigos, compañeros y pacientes. Otros personajes algo más entrañables como Berto no han corrido la misma suerte. Lo que iba a ser el programa de su consolidación como solista se ha convertido en un regreso a la casa del padre Buenafuente. Lo bueno es que hasta son capaces de sacar chispas de humor de la mismísima decepción. Es lo que tiene que la gente los vincule a un programa, es como esos árboles que no crecen por la sombra que les hacen sus antecesores. Y es que la televisión tiene algo de naturaleza salvaje, esa idea darwiniana de selección natural de las especies parece escrita para la programación televisiva y sus habitantes. Hay especímenes bonachones que tienen su gracia pero que no resisten la presión y desaparecen sin dejar rastro y otros que aguantan todas las inclemencias. Les pondré el ejemplo de Cristina García Ramos. Sustituyó a Balbín en La Clave , que era un programa de debates tan erudito que con la presentación del currículum de cada participante la chica se pegaba media hora. Luego pasó directamente a Corazón, Corazón el fin de semana, donde ha aguantado una década, hasta que en TVE decidieron jubilar a los cincuentones. Ahora no se resiste a desaparecer. Según parece va a presentar un programa documental en el que se buscan tíos que tengan micropenes de 8 centímetros en erección y se lo dejen grabar. ¡Toma evolución!

Mapas y cromos

Resulta que Mariano Rajoy ha estado practicando con las preguntas que le hacían en Facebook antes de enfrentarse ayer a las preguntas en Tengo una pregunta para usted y al ejercicio de protagonismo contenido del moderador Lorenzo Milá. Hace bien Rajoy en entrenarse contra la improvisación para no volver a repetir momentos que pasarán a la historia de los despropósitos, como famosa Niña de Rajoy o los «hilitos como de plastilina» refiriéndose a las fugas de crudo del Prestige . Yo por si hubiera estado ayer en el plató tenía la pregunta de si desaparecerá el mapa de Navarra del tiempo de ETB si Basagoitia y López finalmente se lo hacen juntos o, por el contrario, lo ampliarán con La Rioja y Cantabria. Pero no tengo Facebook y tampoco me invitaron al programa que tanto recuerda al de Hay una carta para ti que presentara durante años Isabel Gemio. Lo dejaremos pasar porque hoy no toca hablar de las preguntas, sino de los datos de audiencia de este fin de semana. Indican que La Sexta con la F1 ha llegado a ser líder. Entonces resulta que el negocio de la tele al que tantas vueltas se le da es tan sencillo como el juego infantil del cambio de cromos. Lo tienes y eres un afortunado o no lo tienes y tu televisión no vale un pimiento. Los registros de Telecinco hablan de un espectador proclive a la infidelidad, que se los pone con cualquiera a nada que le ofrezcan un poco de espectáculo. Se dice que uno tiene lo que se merece y esta cadena ha trabajado su bajada con ahínco y perseverancia. Lo fió todo a la F1 y ha intentado con poco éxito meter el morro en el tema del fútbol. En el futuro quizás la programación se planifique más con la opinión y la visión realista de los espectadores que con el sota, caballo y rey con el que juegan los directivos.

Charcos de sangre

A veces, ver la televisión es un ejercicio de fortaleza. Algo que te trabaja los músculos de la paciencia y te entrena la capacidad para la sorpresa. Ver las escenas de la matanza de focas que cada año protagonizan esos cazadores a sueldo canadienses es una de ellas. Para quien las ve por primera vez, como es el caso de muchos niños que se las encontraron ayer en varios informativos, supone un choque de consecuencias difícilmente calculables. Puede que abracen de por vida alguna ideología ecológica y vegetariana o, por el contrario, asuman que la vida es macabra por naturaleza. No sé. Pasó lo mismo la semana pasada cuando vimos las cargas de los Mossos d’Esquadra catalanes dando estopa a los oponentes a Bolonia por oponentes, a quien pasara por allí por mala suerte, y a los cámaras y fotógrafos por cercanía. El caso es que ver el charco de sangre en mitad del hielo polar y las narices rotas de algunos compañeros son escenas que nuestros pequeños tendrán que sumar a su larga experiencia como espectadores de la violencia. Claro que, quizás sea mejor que sean espectador sufridos pero críticos a que se dejen llevar por esos programas de lucha libre que ofrecen en varias cadenas como espectáculo infantil. Se ve que la tele no es el único ámbito donde los chavales están desprotegidos. Ayer, muchas cadenas se hicieron eco del informe de la OCU según el cual l os adolescentes pueden adquirir bebidas alcohólicas sin mayores problemas. Madrid, Valencia, ciudades casualmente gobernadas por el PP, eran las más permisivas. Permiso como aquellos que, manda huevos, fueron capaces de devolver a sus familias 30 cuerpos sin importarles la identidad. Seamos permisivos con nuestros hijos, dejémosles que vean los informativos. Está claro que la vida puede ser más dura todavía.

Cóndores y Pumas

La localidad asturiana de Lastres, en la que se rueda la serie Doctor Mateo, ha recibido una afluencia de visitantes superior a la habitual. La televisión se traduce en fama inmediata. Tanto, que los que viven de ella saben que para seguir teniendo tirón es vital aparecer periódicamente en ella. Lo hemos dicho otras veces: quien no aparece en la pantalla va perdiendo caché hasta desaparecer de manera definitiva de las agendas de esta gente. Y para volver no queda otro camino que hacer alguna pirueta triple mortal para que te dejen caer sin red en La Noria o algún circo semejante. También los parajes que nos muestra ETB en la Patagonia son llamativos pero no sé hasta qué punto influirá esto en la decisión de ir a visitarlos. Programa a programa, la tensión va creciendo. Hay unos cuantos concursantes, y no daré nombres que luego todo se sabe, que esperan su momento de protagonismo para salirse del tiesto. Lo que unos entienden como trabajo en equipo otros ven una gran oportunidad de hacer crecer su personaje. A veces los concursantes dan un poco de miedo, más que todo de que pierdan la cabeza y hagan cualquier tontería. Lo digo porque hay precedente como en Paris Hilton Best Friend , un concurso inglés que selecciona a una concursante para que sea compañera de la Paris, la pija más universal del siglo XXI. El otro día, dos de las aspirantes iniciaron una discusión que se prolongó varias horas y en la que llegaron a pegarse. Hasta tuvieron que llamar a un psiquiatra para que interviniera y pusiera un poco de paz en aquella trifulca de descerebradas aspirantes a ser carne de futura exclusiva. Esperemos que la presión del final del concurso entre Pumas y Cóndores no deje huellas psicológicas y, por supuesto, no siga por los derroteros de tener que resolver los problemas llegando a las manos. Ya falta menos.

Hacia la Edad Media

LA tecnología multimedia sigue su avance imparable. Si el año pasado fue el iPhone, ahora le toca el turno a Apple, que ya posee un mando similar a las Wii. Están a punto de presentar un televisor con cuyo mando uno pueda fijar la imagen y acercarla para descubrir el detalle más mínimo, pero también otras funciones, como escribir y dibujar en la pantalla o manipular el movimiento de las imágenes. Vamos, que en nada tenemos la tele juguete soñada. De la que no sabemos si mejorará nuestros ratos de ocio pero que sí nos dará la oportunidad de escribir cuatro cosas cuando nos aburran con los programas de siempre o nos enfadan con esos tratamientos viscerales. De momento, los avances no son muchos y a lo sumo te dan pie para que puedas dibujarle un bigote a Mª Teresa Campos o unos cuernos a esos personajes que se dan el moco en Tengo una pregunta para usted. Sin duda evolucionamos, pero no queda claro si los caminos que vamos tomando en cuanto a modas y fines son los más correctos. No me digan que no da miedo el servicio de Google llamado Street View, que graba puntos de la ciudad y luego los cuelga en su red. Una cámara oculta que pilla inmisericordemente a la gente en los lugares comprometidos como puede ser la puerta de un sexshop o en situaciones delicadas como puede ser qué sé yo: ¿una detención? Y hablando de tendencias con nombre en inglés: parece que va en aumento el llamado sexting. Esto es que a los chavales USA les ha dado por grabarse desnudos con el móvil. Este morbo exhibicionista debe ser lo último y lo más in en rebeldía juvenil. Ya ven: control policial y pornografía de pajilleros. Vale, la tecnología avanza imparable por las autopistas del futuro pero parece que la mentalidad humana regresa poco a poco al abrigo de las tinieblas de la Baja Edad Media.

En extinción

Lo de dividir la serie Una bala para el Rey en dos entregas es un ejercicio exagerado. La trama que han montado no daba para eso. Se han pasado, no porque la historia no mereciera la pena, sino porque los personajes que han creado no dan para tanta acción dramática. Eso de ponerle al monarca tantas veces en el punto de mira tiene su morbo en un país que, como la cerveza, sea posiblemente republicano y presuntamente anarquista. El diseño de la personalidad de los malos más parece sacado de una conversación de socios radicales del Madrid que de supuestos activistas de ETA. Claro que también es cierto que los extremos se tocan, y aquella historia real en la que se basó habla bien claro de las chapuzas que Policía y terroristas son capaces de llevar a cabo ante la mirada indiferente del resto de los ciudadanos, que van a lo suyo en el día a día. Y en ese devenir diario hay historias que acaban atrapando. Veo en Vertele que es el turno del gran documental que hace más de un año emitió La 2 de TVE sobre la tribu de los Aplastacabezas. Según algunos, la tribu más misteriosa y peligrosa de la Amazonía. Ahora el documental está en Youtube, que en ocasiones más que el portal donde descubrir perlas puede ser al contrario: un lugar donde las historias bien contadas tengan una segunda oportunidad. Para quien quiera verlo se titula Korubu morir matando y lo firma Luis Miguel Domínguez. Tanto este filme documental como el de la bala que persiguió durante dos jornadas la figura del rey en Antena 3 manejan el lenguaje de la desesperación. Dos mundos en extinción. Uno que roza la épica, el de los Korubus, que camina irremediablemente hacia la nada, y otro, el de ETA, sólo soportable como argumento televisivo pero que, desde hace tiempo, sobra en la realidad.