Pelota o tenis

rESULTA que mientras al mundo entero se le había vendido el soso partido entre Federer y Soderling (que tiene nombre como de flautista), por aquí fuimos testigos de la final en el Atano II de Donostia. Un partido que consiguió, a nuestra escala, la misma expectación que una final de la Champions League. Para los profanos, esta afirmación puede parecer exagerada, pero el pasado domingo había algo grandioso en el ambiente del partido entre Martínez de Irujo y Olaizola II que lo equiparaba al recientemente disputado entre el Barça y el Manchester. Una impresión como de día grande que quedará en la historia. El domingo se vivió el gran espectáculo del monomanista. Un acontecimiento para el que ETB 1 puso toda la carne en el asador. Es posible que la pelota no necesite de esos despliegues tan habituales últimamente en el mundo del motor. Esas conexiones en las que los periodistas deportivos recorren en directo los boxes y entrevistan a los pilotos encima de sus vehículos. Nada de lo que digan es relevante, pero insufla importancia al acontecimiento. En ese sentido todavía se puede ir innovando. La pelota es un deporte que lleva en su misma exhibición un punto de vista similar al televisivo. De hecho, el verde de los frontones tiene mucho Chroma Key , que es, para entendernos, un vacío pintado de verde donde señalan los hombres del tiempo como si apuntaran a los mapas. El frontón está concebido como un sistema de varias pantallas que bien podrían proyectar el juego, los corredores de apuestas o el clamor del público. Vale, dejo de soñar con convertir los partidos de pelota en ciencia ficción, pero déjenme que sueñe porque el espectáculo es tan intenso que, a veces, se echa de menos algo en la tecnología para que en la realización no se queden rezagados.

AC/DC y Kung fu

Las imágenes que se vieron del concierto de AC/DC en el campo del Vicente Calderón de Madrid llamaban la atención por su anacronismo. Al parecer el grupo quiere controlar totalmente la imagen y no dejó grabar a nadie. Pero claro, eso hoy en día es como ponerle puertas al campo. La gran mayoría de los espectadores no sólo fue testigo de este concierto, sino que, además, se lo llevó grabado en su teléfono o cámara de fotos. Antena 3 dio en el clavo al emitir unas imágenes del fragor del concierto tomadas por algún asistente, en las que sí se notaba la fuerza que todavía conservan este grupo de ancianos rockeros.

Y hablando de ancianos: no me puedo creer que David Carradine tuviera más de setenta años. El joven Kung Fu, aquella serie hipnótica que alternaba el aburrimiento con la acción, que decía cosas tan frikis como «a veces hay que cortar un dedo para salvar una mano» (y que tan grabada se quedó en mi amigo Bitor Napal). Kung Fu, aquella mezcla de saltos a cámara lenta y filosofía: «No busco conocer las respuestas, sino entender las preguntas»; nos dejaba deprimidos viendo alPequeño Saltamontes deambulando más solo que la una por el mundo. Se podría pensar que somos lo que hemos visto, pero los que vimos aquella serie sentíamos como que tenía vocación de eternidad. Vamos, que jamás tendría final. Afortunadamente no fue así y tras 60 capítulos dejaron de hacerla.

Pero lo realmente inquietante es la manera en que este hombre ha desaparecido. En un hotel del oriente practicándose su propia asfixia. Pero, entonces, a qué viene aquello de que «hay acciones que no se pueden añadir o quitar, a veces la única opción es no hacer nada, lo que ha de pasar, pasará». Está claro que con tanta filosofía oriental al Pequeño Saltamontes se le acabó haciendo la picha un lío.

La cruda realidad

No hace mucho se comentó la posibilidad de que las dos últimas cadenas salidas de la chistera de Zapatero, Cuatro y La Sexta, pudieran unificarse. Vamos, que con las dos se hiciera sólo una. Quizás para explorar esa posibilidad las dos caras visibles de cada una de ellas, Iñaki Gabilondo y Andreu Buenafuente, se reunieron en las ondas para hablar del sector. Lo curioso de esta reunión es que la plantearan cada uno desde su propia cadena. Esa potencial interactividad podría dar mucho juego en el futuro de la televisión. Claro que, para interactividad, la que ha supuesto el misterioso accidente aéreo del avión de Air France. La catástrofe ha coincidido con la presentación de Fringe, que comienza con el accidente de un avión en mitad de una tormenta. La serie debería haberse estrenado hace un par de días pero la coincidencia casi se convierte en macabra premonición, que hizo que, con buen criterio, la retiraran de la programación a la espera de momentos menos angustiosos. El verano pasado cuando otro avión se estrelló apenas sin despegar de Barajas, se estrenaba la decimosexta temporada de Hospital Central en Telecinco. Precisamente, narraba un accidente similar al que la realidad había creado. Se rehizo la ficción por su doloroso perecido con los acontecimientos vividos. Da un poco de miedo estas coincidencias. En el futuro, antes de montar en avión quizás deberíamos leer antes los estrenos televisivos como manera de adelantarnos a la realidad. Lo cierto es que esta historia ha dejado un siniestro silencio al que la ficción pondrá, sin duda, voz e imágenes. Habría que inventar la televisión aunque sólo fuera por la capacidad de ofrecer respuestas a los agujeros negros que nos presenta cualquier día la cruda realidad.

Juguete roto

TENGO dicho que me vigilen el mapa del tiempo de la ETB no vaya a ser que desaparezcan territorios o les añadan otros nuevos. Hay gente que enseguida ve señales que al resto del mundo se nos escapan, como ocurre en Vaya semanita, que nos tiene hechos un lío. No queda claro si el viaje de Leire a Nueva York es el mismo de hace dos años o es consecuencia directa del cambio en la dirección de la casa. No sé, pero hay gente que lo ha relacionado. Es posible que al personaje de Leire, la famosa chica de Caparroso, le acaben haciendo serie aparte como le ha ocurrido a Sierra, aquel triste comisario interpretado por Miguel Ángel Sola, que estiró hasta la extenuación la investigación del caso de Patricia Marcos. Ahora le han puesto serie en propiedad con el aséptico nombre de Unidad Central Operativa . Una serie directamente inspirada en la cruda realidad: la que vemos reflejada a diario en las páginas de los periódicos.

La que lleva camino de convertirse en un drama es la evolución de Susan Boyle. Hace dos días hablé de la hermosa historia que podría protagonizar si abandonara el concurso y mandara al cuerno todo el morbo que su personaje había suscitado. Pero no fue así. Se presentó al concurso y para asombro de medio mundo no lo ganó. Ahora el juguete que habían creado para bien del espectáculo se les ha roto. Hay gente que vive como pez en el agua dentro del ambiente de competitividad desmedida que es la televisión y otros que cuando este medio entra en su vida lo cambia todo. Es posible que las cosas haya que mirarlas con más frialdad y optimismo. Vamos, que esperemos que Leire vuelva pronto de Nueva York, que no castren los mapas del tiempo, que le entre un poco de alegría al capitán Sierra y que las Susan Boyle del mundo no se rompan por el efecto de la caja tonta.

Hermosa historia

SUSAN Boyle es una concursante que se presentó a un programa de la televisión británica. Hasta ahí todo normal, y más viviendo en un país donde los concursos son el tema de conversación más recurrente después del fútbol y el tiempo. Ahora la gente se junta en el ascensor y primero hablan del Barça, luego añaden el recurrente «qué calor hace» y si uno vive muy arriba, pues entonces ya tiene que recurrir al fiasco de Soraya en Eurovisión. La concursante escocesa Susan Boyle es todo un descubrimiento que se ha convertido en todo un milagro televisivo. Se trata de una especie de Frankenstein a la que las ondas, o algo así, hubieran resucitado para expectación del mundo. Su aspecto no da la talla que habitualmente piden los cánones televisivas. Pero cuando abre la boca para cantar resulta que el mundo se detiene y la escucha. Ahora, su complejo personaje ha crecido tanto que se ha tragado la personalidad inicial. Resulta que no puede soportar la presión que la televisión ha creado y dice que quiere retirarse del concurso de cazatalentos llamado Britain’s Got Talent , que le ha dado la popularidad. Visto con tranquilidad la primera aparición de Boyle en televisión fue sin duda uno de los momentos mágicos que sólo este medio es capaz de crear. Aquella mujer cantó ante la cámara y dejó tal huella en la audiencia que su popularidad se extendió de repente de norte a sur del Reino Unido y luego por toda Europa. El éxito abruma. Y no crean que todo el mundo lo quiere. Boyle, pese a la repercusión mundial que ha conseguido, no es feliz. Está a punto de abandonar el programa que le ha conseguido el éxito. La gran mayoría de la fauna televisiva daría la vida. Pero a ella le ha pillado fuera de lugar. El abandono del concurso rubricaría una de las historias más hermosas que la televisión ha creado.

El juez del sarao

Se ve que el sarao se estila en mitad de la crisis que nos estrangula. Eso debió pensar El Follonero para meterse en mitad del desfile de automóviles antiguos que organiza Luis del Olmo. Allí había de todo. Presentadoras ancianas como Carmen Sevilla, jóvenes presentadores de la ONG Esta casa es una ruina como Jorge Fernández, presentadoras maduras como Teresa Viejo, que enseñó hasta las bragas usadas en mitad de la habitación cinco estrellas; jueces mediáticos como Baltasar Garzón, que no enseñaron nada pero que se les vio como buscándose el lado bueno de la cámara. En aquel desfile y sus comidas de cinco tenedores se movió El Follonero como pez en el agua con el permiso del jefe de toda aquella feria. Y la verdad: así hace un programa cualquiera. Pedía a las estrellas añadir una casilla en la declaración de la Renta para devolverle a Zapatero los 400 euros. Pero se notaba que él mismo formaba parte de aquel tinglao . No hace mucho que El Follonero intentó un gag en la cumbre europea y fue apartado de malas maneras de la puerta donde pretendía entregar un mensaje a Sarkozy. Ya ven las vueltas que da el humor, unos son capaces de llegar hasta la mismísima puerta de Garzón para gastarle una broma y, a otros, ese mismo juez los empapela por trabajar en un periódico. Y hablando de venganzas: ¿saben qué es lo último en putadas públicas? Ponerle nombre a los personajes que acaban mal. Eso es lo que ha hecho una guionista de CSI Las Vegas , que tuvo problemas con unos agentes inmobiliarios e incorporó su nombre a dos personajes mal parados de la serie. Esto es como aquella famosa frase de la bruja Lola «a que te pongo dos velas negras», pero ahora es «a que te pongo el nombre de un fiambre y luego te hago la autopsia». Ojo con los guionistas. Estas criaturas maltratadas tienen que buscarse la venganza en la ficción.

Desfile en la cumbre

LAS informaciones que estos días se han dado en televisión sobre el festival de Cannes más tenían que ver con un pase de modelos que con un certamen relacionados con el séptimo arte. Una de las últimas galas fue la llamada Amafar, que supuestamente está organizada contra el sida. Aunque no tengo muy claro que este desfile de modelitos pueda aportar nada a la campaña. Es más, tengo muy claro que estos fines sociales se organizan para el lucimiento particular de los divos que al contrario. Pero en apenas dos décadas todo ha cambiado. Incluso Cannes. Lo que antes era búsqueda de obras maestras ahora es simple mercado. Ahí se venden películas, distribuciones y se vende imagen. Los actores lo saben y saben que no les queda otra que armarse de Armani y Christian Dior para estar a la altura de esas circunstancias.

Quizás por eso las imágenes de Edurne Pasaban al borde de la extenuación o la congelación nos sobrecogieron más el otro día, a su llegada al campo base tras el complicado descenso que realizaron del Kangchenjunga. Tiempo tendremos de angustiarnos cuando lo veamos en Al filo de lo imposible . Ahora esperemos que este verano consiga su recuperación para que en otoño se arme de valor y afronte la ascensión al Sisha Pangma, el penúltimo obstáculo para conseguir ser la primera mujer en subir todas las montañas de más de 8.000 metros. Como en su momento lo hizo también Juanito Oyarzabal, Edurne está consiguiendo que los espectadores nos interesemos cada día un poco más por esas hermosas locuras. Hace falta que las heroicas aventuras que todavía se producen en la alta montaña no acaben como Cannes, una pasarela que hace un tiempo cambio el cine por el exhibicionismo de productores y actores. Se olvidaron de que era el cine y la aventura lo que nos emociona.

Que les den

PARECE que la publicidad va a venir en ayuda de las descafeinadas elecciones europeas. Los vídeos que presenta el PSOE van a ser los culpables de ello. No han tenido mejor ocurrencia que caracterizar a un cura con alzacuellos como posible votante de su competencia. Claro, con lo que les está dando la Iglesia no me extraña que acaben saliendo hasta en sus sueños más profundos. El subconsciente, que dirían los amantes del psicoanálisis. También han elegido a un chaval rubio, supongo que intentando hacerlo coincidir con la nacionalidad alemana, que lanza un discurso claramente xenófobo. La verdad es que estos anuncios dan más miedo que la nueva temporada de El internado , que en su segundo capítulo (ya lo habíamos avisado) sigue apostando por el más de lo mismo. Es decir: nada. Como nada está siendo la forzada continuidad de Fama ¡a bailar! Y es que manda huevos con este truco de acabar un concurso, en el que parecía que a todos les iba la vida, y empezar otro con los mismos concursantes y sin solución de continuidad. Está bien que aprovechen el tirón pero estos bailarines ahora se les nota más la actuación. Vamos, que bailan e interpretan su papel que no veas. Es posible que a este paso acaben retirando la excusa del concurso para realizar una serie de televisión con la que hacerle la competencia a Física o Química . Y hablando de física y química: PSOE y PP tienen ya preparado el paripé del cara a cara en TVE y A3, sus cadenas respectivas. Ya me imagino a Juan Fernando López Aguilar echándole en cara a Jaime Mayor Oreja que su electorado se componga de curas y niños pijos de internado. Pensándolo bien, los socialistas lo tenían fácil para su publicidad: con sólo sacar a un niño mientras su abuelo le quita a boinazos su afición por el euskera tenían el voto asegurado. Y a los demás partidos, pues eso, que les den.

Premio y sombras

Cada vez que Ecologistas en Acción sacan sus listados de Premios Sombra de publicidad, dan en el blanco. Me gusta esta visión porque ponen el dedo en la llaga. Denuncian la evidencia en la publicidad televisiva de que todo vale en función del consumismo. Pues no. No todo vale y ahí han quedado en evidencia anuncios como el que utilizaba la imagen de una familia vegetariana en la que sus niños comían embutidos a escondidas. En una sociedad que tiene en el sobrepeso infantil una batalla perdida, este tipo de anuncios muestran la cara más atroz del lenguaje publicitario. Vamos, roza lo pornográfico. Y ya que hablamos de pornografía me gustó la pregunta directa que en Pásalo hicieron la pasada tarde sobre si era conveniente mostrar la cara del tipo que había colgado las fotos de los hijos de sus conocidos en Internet. La defensa de la imagen infantil en los medios públicos no tiene que tener ambigüedades y esto lo pusieron en evidencia algunos tertulianos del programa. Pero además de la defensa preventiva que practica la Policía en los casos en los que se muestra la imagen de niños desnudos, también habría que entrar de oficio en aquellas entrevistas en las que hay menores. Ya lo denunciamos hace poco, pero de nuevo se repite: Ana Rosa Quintana ha demostrado su especialización en este género entrevistando a otra chica, la hija de una asesinada por violencia de machista. Hay casos flagrantes en los que la responsabilidad hay que ejercerla y demostrarla. Y en televisión hay cadenas que juegan con pocos escrúpulos a la hora de proteger a los menores. Unas veces permitiendo que la publicidad muestre unas actitudes que rozan lo delictivo y, otras, en las que algunos periodistas se transforman en hadamadrinas y hacen preguntas pasándose por el forro la cuestión ética. Maja, ya te vale. Deja a los niños en paz.

Vaya con el corte

EN TVE les pueden los compromisos. El otro día se chamuscaron el prestigio intentando camuflar con un corte los silbidos al himno nacional. Y el jueves a punto estuvieron de descalificar a Soraya porque prefirieron echar un partido de tenis que la primera fase de clasificación de Eurovisión y esto sentó muy mal. Ya ven, el mundo del Ente está lleno de decisiones salomónicas. Lo que pasa es que hay que entenderles. No es que corten por nada, es más que todo para que el espectador no sufra con los pitos.

En TVE lo habíamos visto todo pero faltaba ese momentazo en que le himno sonara en medio de un sarao repleto de catalanes y vascos. Parece de chiste, ¿no? «Juegan una final el Atlétic y el Barça suena el himno nacional y ¿qué pasa después?». Pues no, No fue un chiste y no pasó nada salvo que el público se lo tomo a broma y los silbidos formaron parte del espectáculo. A alguien se le fue la olla. Mandó cortar aquel momento como tras los atentados de Madrid mandaron cortar la verdad Aznar y compañía. Un borrón más en el muro de las lamentaciones contra el que de nuevo se estrella la libertad de expresión en TVE.

Pero dejemos atrás los agravios y pensemos que podía haber sido peor. que ante tal afrenta al himno, alguien rescatara aquel cartel con el que solucionaban los cortes en el franquismo: «Sentimos tener que cortar la retransmisión. Disculpen la molestias. Escuche unos minutos musicales». Afortunadamente el fallo humano fue leve y el partido pasó del abucheo al espectáculo. El daño se lo han hecho al medio y esto no es menos grave porque llueva sobre mojado. Cada vez que alguien se arroga el poder de meter la tijera a la realidad, y más en TVE, es como volver al blanco y negro de los tiempos del nodo. Pero ya ven: todavía hay gente que conserva los tics de la dictadura.