Hay teorías según las cuales, en el futuro, un solo elemento servirá para que realicemos todas las funciones vitales e intelectuales. Unos dicen que será la tele, pues puedes tener todo a golpe de mando a distancia, pero luego van apareciendo otros utensilios como el teléfono móvil, la game boy , el gps , y todos buscan inventar ese aparato único que cumpla todos nuestros caprichos. Hay teorías que incluso ven en el horno de la cocina el centro de operaciones pues, además de ponerte en contacto inmediato con el mundo, te prepara una sopa mientras cocineas por el universo. Esta semana se ha producido una noticia que se venía venir. Google compra YouTube. Dicho así, y para los profanos, entiendo que es como si la Nissan absorbe a la Opel o si Iberdrola compra Endesa. Pero estamos ante la mayor adquisición en la historia del gigante de búsquedas en Internet Google, que quiere aprovechar su experiencia de búsqueda para poner el éxito de YouTube al servicio de cientos de miles de anunciantes publicitarios. Desde su lanzamiento en diciembre, YouTube se convirtió en líder de vídeo en Internet, con 100 millones de clips vistos por día. La noticia trasciende las páginas de economía y se adentra directamente en las internacionales, superando claramente las pruebas nucleares Norcoreanas. La tendencia universal de enchufar la tele se está cambiando por la de conectarse a Internet y, desde ahí, entrar en aquella parte del mundo que nos interesa. Lo que parecía un juego de adolescentes de dedo rápido, pasándose fotos y colgándolas de interné , ahora forma parte de una estrategia mundial para controlar los contenidos de lo que en el futuro será la globalización. Ánimo. Punset prepara en Redes un programa en el que se asegura que las investigaciones para convertir el sofá orejero en centro de comunicaciones están muy avanzadas.
Autor: Javier Arizaleta
Grabas o te graban
Después de varias versiones, finalmente se supo que el montaje del robo del sillón de Zapatero en el Congreso de los Diputados fue una ocurrencia publicitaria. Al parecer, se trata de una iniciativa de la oficina en España de la Campaña del Milenio de la ONU. Intentan llamar la atención para que su acción de lucha contra la pobreza no caiga como siempre en el saco roto de la conciencia. Ha sido tal el éxito de esta campaña que, ahora, muchos saben que el 15 y 16 de octubre se presentará la campaña Sin excusas 2015, con la que se intenta concienciar sobre el problema de la pobreza. El vídeo supone un paso adelante en la moda de las grabaciones caseras y con teléfonos para luego colgar las imágenes en Internet. En realidad, el resultado final es un montaje rodado en varias localizaciones y no una acción perpetrada en los pasillos de las Cortes. O sea que robar, lo que se dice robar, no se ha robado nada, y mucho menos el sillón de Zapatero. Lo que sí ha servido es para que la ciudadanía se caiga del guindo y conozcamos que a los diputados, ministros y presidentes, en algún momento de la transición, les cambiaron los bancos franquistas por sillones giratorios de cuero. Caminamos muy deprisa hacia una civilización interactiva donde lo mismo grabamos que nos graban. La televisión está a punto de decidir si todo este material lo deja para que lo explote Internet o sabe fabricar formatos para incorporarlos a su programación. El material que viene de este tipo de grabaciones tiene el don de la ubicuidad, porque cada ciudadano se convierte en un corresponsal. Además, posee la grandeza de la inmediatez, porque para cualquier suceso hay diez teléfonos apuntándonos. No sería extraño que, durante los próximos años, veamos nuestras caídas y trompazos a la hora del telediario, o formando parte de los anuncios de Coca Cola.
Paul Newman
No hace tanto que las tardes, televisivamente hablando, eran el reino de los niños y aquellos personajes no lo ocultaban (Espinete y don Pimpón, Epi y Blas). Ahora los niños tienen tantas actividades extraescolares que han trasladado considerablemente su horario hasta conectar con el correspondiente a la programación nocturna. Vamos, que los únicos que se van a la cama a las ocho son los Lunis, porque la mayoría de los niños se quedan hasta los prolegómenos de Buenafuente y, si me apuran, muchos se tragan el final de Noche Hache o las aventuras de Pocholo Ibiza 2006 allá por las dos de la madrugada. Es por eso que la mayoría de ellos conocen los secretos de Operación Triunfo y saben de las pasadas en directo de los concursantes de Gran Hermano y todas esas joyas con las que nos educan y entretienen. Pero volviendo a la tarde, si un niño se sentara a ver la tele a la hora de la merienda, junto con el bocadillo de mortadela, se metería su buena razón de casquería: sangre y crímenes pasionales, la tertulia del cotilleo, los temas que rizan el rizo en el Diario de Patricia , los gestos de Boris Izaguirre en Channel nº 4 o A tu lado. Quizás por eso, es de agradecer que ETB 2 haga un gesto positivo al programar el ciclo dedicado a Paul Newman. En esta franja horaria castigada por el cotilleo y los sucesos y en la que hace tiempo se olvidaron de los niños, es doblemente buena esta programación. Por un lado, permitirá a quienes conozcan la filmografía del actor norteamericano disfrutar de nuevo con sus películas y, por otro, el público infantil podrá conocer obras que, tal y como está actualmente la programación televisiva, nunca vería en televisión. El cine posee todavía la sensibilidad y la fortaleza necesarias para atrapar al público mientras pone a jugar sus emociones y es bueno para los niños.
El hijo de la Miró
Han pasado el concurso El primero de la clase a las mañanas. Dicen que con el fin de no recibir tantas quejas. Yo me alegro de esta rectificación porque con ella cobra sentido la crítica en su función de velar un poco por los espectadores. Estoy tan contento con que me hayan hecho caso que es posible que comience a proponer horarios. Por ejemplo: mañana me vendría bien que los telediarios los adelantaran un poco porque con esto de la Champions, aquí no hay quien se entere de nada.
Los de Cuatro comienzan su segunda temporada con ambición. Han fichado a Concha García Campoy y le han propuesto el caramelo de dirigir (últimamente estos programas duran tanto que lo llaman conducir) el programa matutino. Si hasta ahora habían apostado por los vídeos y programas musicales, este curso levantan el telón de las tertulias mañaneras, incluidas las de sociedad, sin hacerle ascos a los temas rosa. Para ello han fichado al hijo de Pilar Miró y novio o ex de la hija de la Duquesa de Alba. Dicen que el chaval merece tener una oportunidad de que lo conozcan por sus actos y no por ascendentes, parejas, braguetazos y amigos de mamá. Y encima no le preocupa en lo más mínimo mi crítica y añade: «Me han dado mucha caña en la prensa del corazón, así que no creo que una columnita en la última página del periódico me vaya a afectar». Supongo que con esta frase adivinatoria se refería a esta columna salomónica capaz de cambiar los horarios de los programas. Por su parte, Campoy, a quien cada vez que deja un tiempo la radio le ofrecen un bombón televisivo que llevarse a la boca, está convencida de que «si no hiciera televisión ahora, ya no hubiera vuelto nunca». Pues mira, Concha, eso no me lo creo. En el pequeño universo de nuestra televisión, tu estrella está condenada a jubilarse en vivo y en directo.
Jugar o no jugar
EL recurso de los juegos en la tele es tan viejo como ella misma. Los concursantes, además de su lado ludópata, experimentan esa atractiva sensación, para algunos, de ir haciéndose famosos conforme van jugando. De entre todos los juegos, quizás el más completo por tener conciencia de espectáculo fue 1,2,3… responda otra vez , que encumbró hasta la exageración a Chicho Ibáñez Serrador. Aquel concurso constaba de dos partes. En la primera, los concursantes, que siempre eran hombre y mujer, iban respondiendo por 25 pesetas los nombres de lo que hiciera falta, hasta que se acababa el tiempo o se equivocaban. Entonces, los tacañones tocaban cencerros y hacían un ripio horrible: «Tome cencerro, pues ha repetido perro». Aquella parte tenía el tema del recuento. Unas azafatas, así se llamaban, multiplicaban en un pispás y con sonrisa permanente: «Han sido ocho respuestas acertadas, lo que hace un total de 8.455 pesetas». No es por aburrir pero, una vez llagado hasta aquí, quiero añadir que la segunda parte del 1,2,3… era un sinvivir de premios descartados hasta que, finalmente quedaban dos. Llegado ese momento, la frase más recurrente era: «Hemos venido a jugar, así que juguemos». El presentador (a lo largo de la historia fueron Kiko Ledgard, Maira Gómez Kemp, Jordi Estadella, Luis Roderas y Josep María Bachs) leía la papeleta y salía la calabaza que, con el tiempo, se acabó llamando Ruperta . El cámara se acercaba hasta el concursante, que aparecía con la cara desencajada, pues había cambiado un millón de pesetas por una hortaliza. Pues bien, a lo que iba. El otro día, en el concurso de Carlos Sobera de Antena 3, ¿Quién quiere ser millonario?, un concursante se retiró a falta de una respuesta. Fue allí a jugar. Jugó y se plantó. Pudo ganar 300.000 euros pero la realidad es que prefirió echarse 100.000 al bolsillo. ¿Se imaginan la pregunta que le aguardaba?
Niños, al loro
El abuelo lo dijo a la hora de la cena: «Levanto mi copa de manera especial por la gran ilusión que me produce la muy feliz noticia del próximo nacimiento del segundo hijo de mi hijo». En cualquier familia moderna lo encerrarían al abuelo en una residencia, pero, va y resulta que el abuelo era Borbón y en esas familias se les perdonan estas manías. En vez de: «La Leti está preñá», que diría cualquier mortal (incluido, claro está, Sabina) pues se lanzan a esas proclamas aprovechando que hay confianza con el presidente de Portugal. El tema embarazo ha estallado y, por lo visto, nadie se había enterado. Tanto analista tío listo rizando el rizo de la sucesión y llega el embarazo pillando a estos cotillas profesionales en fuera de juego total.
Uno se pregunta: ¿Por qué la llaman televisión cuando quieren decir manicomio o puticlú donde se practica la perversión de menores? En efecto, se ha presentado el más indecente de los programas de la historia de la televisión. De nuevo se utiliza la figura de los niños para que los enchufados habituales hagan un bolo o se ganen una pasta. Ocurre con Ankawa donde, a las mil de la noche, unos niños muy repipis leen las preguntas que les preparan los guionistas. Ahora ponen en marcha El primero de la clase , otra de niños también por la noche. Una invitación a que los peques y sus custodios rompan la norma de que la televisión a partir de las diez de la noche entra dentro de lo prohibido. Lo de TVE y los niños comienza a ser preocupante. Al parecer no se les ocurre ningún otro recurso para captar la atención de su audiencia que sacando a deshoras a esos adultos haciéndose los simpáticos con las criaturas. Ponen en práctica aquella frase bíblica: «Dejad que los niños se acerquen a mí». Desde los tiempos del barco de Chanquete no se había visto nada tan inquietante.
Con dos audífonos
A VECES este oficio parece que se basa en desear el mal ajeno. Vamos, que no se coman una rosca esos programas y series de los que se habla de manera reiterada y negativa. La crítica busca la excelencia y, en ocasiones, se comete el error de dejar sin mencionar aquellos programas que cumplen con creces las expectativas que un programa de televisión debería levantar y cumplir. Uno critica formatos por anticuados o inapropiados, critica temáticas por dañinas y sin sentido y se hace con la voluntad de que, al otro lado, alguien tome nota y rectifique o modifique los errores. Pero ocurre que, en ocasiones, el que se equivoca es el crítico, porque si no, no se explica que alguno de los programas más criticados sean los que mayor éxito cosechan a todos los niveles. Uno de estos programas que levantan esas pasiones contrapuestas de amor odio, insulto y fascinación es OT . Ya no cosecha la expectación que el público le brindó en las primeras ediciones, pero ha conseguido que sus casting se conviertan en fenómenos socioculturales de primera magnitud. La gente quiere ser uno de los elegidos. A los casting se presentan todo tipo de gente: los que no saben cantar pero les da igual y nadie se atreve a decírselo, imitadores de Bustamante, clones de Bisbal, adolescentes con voz Rosa… todo un espectáculo cuyos propietarios no dudan en explotar. Este año el rizo lo ha rizado Encarnación, una joven andaluza sorda. Alucinados se quedaron los de la productora Gestmusic, encargada de las pruebas, cuando vieron que, antes de cantar, se colocaba unos audífonos. La perla en bruto estaba allí con dos… audífonos. Unos dicen que fue seleccionada de puro morbo, otros que mira Beethoven lo que hizo y estaba más sordo que una tapia. En el fondo, detrás de cada espectador hay un crítico. Así que hoy mejor me callo. ¿Se atreverá alguien a echarla de la academia?
Ana y ‘Goenkale’
LA actualidad impone que en esta columna hablemos del estreno de Ellas y el sexo débil, pero va a ser que no. Que después de haberlo dicho todo sobre la bajeza moral y el mínimo nivel intelectual que representan todos los programas y series en los que aparece Ana Obregón, me planto. Que sea el silencio del público y el sentido común de los espectadores los que lleven a este engendro al lugar que le corresponda, siguiendo las pautas necesarias para el reciclaje, la depuración y la incineración en los basureros. Si uno mira minuciosamente la cartelera, encontrará rarezas que han adquirido la categoría de milagro. Metrópolis es una de ellas. Programa cultural y, en muchas de sus ediciones, alternativo, que tiene la friolera de ochocientas entregas, y eso que buena parte de su vida ha sido semanal y, como esos bombones que anuncia la Preysler, se dejan de hacer en verano. Metrópolis es una apuesta que habla de todo tipo de lenguajes artísticos. Es un programa rompedor por la naturaleza de los artistas que presenta y por el atrevimiento de los contenidos. Cerca de 20 años siendo referencia. Una pequeña brújula televisiva con la que guiarse entre el escurridizo y cambiante mundo de las vanguardias. Pero, volviendo a las series de ficción, mañana comienza en ETB 1 la nueva temporada de Goenkale, y ya suma 13 cosechas. Los problemas de Arralde forman parte de la cultura colectiva y los integrantes de la familia Lasa han trascendido al nivel sicológico de nuestros vecinos. Goenkale no se refugia en el recurrente efecto de la ficción sin pretensiones. En una sociedad que conocemos de sobra, habla de la vida y no renuncia a dar el repaso que se merecen nuestras habituales manías, mezquindades y males de ombligo. Tiene un toque sincero, nada frecuente en la televisión de nuestros días, que se agradece.
Al baile de Franco
La millonaria iraní Anousha Ansari se gasta 25 millones en viajar por el espacio. Un capricho con el que se podría solucionar la vida de miles de personas, pero… ésa es otra historia. Quizás sus nietos puedan presumir ante sus amigos de que su abuela tenía mucha marcha y que fue la primera en subirse a un cohete y dar vueltas por el espacio. Estamos seguramente ante una inmoralidad, pero de alguna manera es algo personal: Anousha se gasta su pasta como le viene en gana. Lo peor es que TVE se la gaste en pagar a los amigos de Bertín Osborne (apellido que el Word cambia misteriosamente por Soborne), por hacerles carantoñas a los animalillos acojonados que llevan a los platós de televisión. Pero lo peor llegó con la nueva edición de ¡Mira quién baila! Por darle el capricho exhibicionista a la mismísima nieta de Franco de bailarnos el mambo en la tele del abuelito. Como si la sociedad española no hubiera hecho suficiente por su patrimonio, resulta que viene a ritmo de rumba y cobra el impuesto revolucionario. La inmoralidad, o la irracionalidad, en el ente se les escapa a borbotones. Cuando salga la siguiente cifra del déficit de RTVE los contribuyentes deberían levantarle el dedo a Hacienda, o hacer un asterisco especial para que, a este medio, no se destinase ni un céntimo. Hay cosas que no cambian. Bueno, las princesas iraníes, o lo que sean ahora, sí, que ahora les da por exiliarse por el espacio pero, en este corral, los Franco siguen cobrando una pasta por mover un poco los michelines a ritmo de foxtrot americano. No sé si estamos ante alguna nueva variante de venganza, un corte de mangas póstumo y cachondo del dictador desde el otro mundo o una lección histórica de primer orden. Alguna lumbrera de TVE nos quiere decir que, en realidad, la culpa de aquellos cuarenta años de dictadura fue del chachachá.
Tócala otra vez
Si me preguntan a quién elegiría para presentar el programa retrospectivo de TVE que hablará de su historia y recuperará sus imágenes, prometo que hubiera adivinado su nombre entre un millón. Hubiera dicho que el candidato es Jesús Hermida. ¿Por qué? Pues porque aquí el negocio este de la televisión siempre lo manejan entre los mismos y, cómo no, lo presentan Matías Prats, que ahora no puede porque anda hasta arriba con bancos, Liga de campeones y telediarios y Jesús Hermida, que está jubilado. ¡Ay Hermida! Aquel tipo afectado lleno de tics y de silencios fue uno de los grandes. Estos programas tienden a vender la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y si analizamos la casquería y los tarados que pululan por nuestras televisiones, desde luego que se siente cierta nostalgia de Hermida, Luis Amestoy o Rodríguez de la Fuente. Aquellos maravillosos años en los que quieren convertir el aniversario podrán tener la fuerza de la exclusividad, pero representan también las televisiones que nunca se permitieron, las culturas a las que jamás se les dio una oportunidad. RTVE fue el gran instrumento que consiguió la mayor unificación cultural hasta el punto de conseguir, de norte a sur, que el país entero cantara el La,la,la en Eurovisión y fuera sumando los puntos que hicieron ganarlo a Massiel. Estos jueves otoñales, después de Cuéntame cómo pasó, viene Hermida con La imagen de tu vida a tocárnosla otra vez Sam. La fibra, digo. Nos hablará de un país trayendo a nuestra memoria esas imágenes antiguas con la que muchos no nos sentimos identificamos. Cuando veo a este viejo presentador hablar con su característica pasión de aquellos años, tengo la sensación de que este programa lo he visto cientos de veces y de que, mientras RTVE se quita de encima a miles de prejubilados, ahora, para las bodas de oro, llaman a un jubilado. Paradojas.