Reinas y vacíos

El hemiciclo del Congreso de los Diputados es uno de los platós de televisión más recurrentes en los informativos de televisión. Esos planos y contraplanos tomados casi siempre desde arriba han sido grabados repletos hasta los topes de fascistas, sirviendo de escenario de tomas de posesión, juramentos reales… El hemiciclo ha vivido momentos convulsos con el secuestro y tiroteo de los guardias civiles golpistas y otros entrañables como las jornadas del 6 de diciembre en el que niños y jubilados se pasean por las instalaciones como si lo hicieran por un museo comprobando que los tiros de Tejero siguen incrustados y visibles en la cúpula. Esta semana hemos visto otra cara de la actividad parlamentaria bajo mínimos. Los graderíos del congreso prácticamente vacíos, como si lo que allí se tratase no fuera con la mayoría de quienes habían sido elegidos para representar al resto de los ciudadanos. Esa imagen pasará a la historia también como uno de esos momentos que nunca debió producirse. Pero desgraciadamente es real y se repite con cierta frecuencia en cada legislatura.

Menos frecuente es el encuentro televisivo entre las dos señoras de la tele a mediodía. La entrevista de Ana Rosa Quintana a su eterna rival Teresa Campos es todo un hito. Las llamadas reinas que conquistaron el terreno baldío de las mañanas donde se mezclan sin pudor noticias de calado con cotilleos del corazón. Horas y horas de programación rellenados de consejos contra el colesterol, debates descafeinados y concursos. Lo curioso de sus respectivas programaciones es que, pese a simular un estilo diferente, sus programas acaban siendo una fotocopia el uno del otro. Ana Rosa y Teresa se han repetido tanto que ver uno de sus programas es tener la sensación de que eso ya lo habías visto antes.

El calvo, a La Sexta

EL domingo presentaron en el programa Minuto y resultado de La Sexta el fichaje del periodista Antonio Lobato. El famoso calvo de la Fórmula 1 cambia de cadena. Su imagen se asocia tanto a esta competición (me niego a llamarlo deporte) que ya está de promoción en su nueva casa. Como si fuera uno de los famosos pilotos, el presentador ha cambiado de escudería televisiva para la próxima temporada, que comenzará allá por el 29 de marzo de 2009 con el Gran Premio de Australia. Tienen cinco meses para renovar totalmente el producto o copiarlo básicamente. En honor a la verdad, en Telecinco han conseguido profesionalizar las retransmisiones hasta límites que nunca antes se habían visto en nuestra televisión. Hubo tantas innovaciones puntuales que corrían a cargo del equipo de la cadena que se hace difícil recordar cómo eran antes las carreras de F-1. Aquéllas que se veían por TVE las mañanas de los domingos, en los lejanos tiempos en los que competían Lauda, Proust o Hakkinen e, incluso, en los más recientes en los que Schumacher arrasaba campeonato tras campeonato con sus ferraris. Hasta que llegaron el denostado Fernando Alonso y la apuesta de Telecinco por hacer de aquel momento historia de la televisión. Porque hay que recordar que el directo ha hecho madrugar y trasnochar a millones de espectadores. Toda una revolución televisiva en apenas cinco años, que, si bien es cierto se ha basado en los triunfos del Fernando Alonso, Lobato y su equipo han puesto cara y todo tipo explicaciones técnicas a la altura de los espectadores. Si alguna actividad ha contado con la divulgación que la tele es capaz de ofrecer, ésa es la Fórmula 1. De ahí están copiando ahora en TVE para hacer algo parecido en la actividad (que no deporte) del motociclismo.

Ni copias, ni galas

Una de las innovaciones televisivas por excelencia de los últimos años ha sido tan sencilla como que las cadenas se copien las imágenes. Unas veces lo hacen para sacarse los colores y otras, por pura envidia. Es cierto que inicialmente sacaban toda la sarta de tropiezos, resbalones y equivocaciones de la competencia. Últimamente se habían especializado tanto que, determinados programas, estaban hechos prácticamente con el material que sacaban de otras televisiones. Algo francamente irregular si no fuera porque estos programas tienen como finalidad aparente el humor. Hace poco un juez dio la razón a Telecinco porque consideraba que estos programas tipo Sé lo que hicisteis… , vulneraban los derechos por el abuso en la utilización de imágenes suyas. Ahora La Sexta asume la sentencia y en pocos días seremos testigos de si este tipo de programas se recicla y comienzan ellos mismos a producir sus chistes o su futuro tiene forma y sonido de cierre metálico.

Lo que nunca termina de irse del todo de TVE es la manía de las galas. La del pasado sábado de la FAO era prescindible en toda regla desde el punto de vista de la recaudación. Si uno ve el elenco de cantantes invitados al evento alucina. Rosario, Marta Sánchez, es decir, las de siempre, más toda la relación de triunfitos aderezados con algún cantante peculiar tipo Falete. Y es que se diría que desde este medio más que saldar necesidades en el llamado Tercer Mundo lo que pretenden es ayudar a que estos cantantes tengan su enésima oportunidad en televisión. Los tentáculos de la industria musical explican muchas de estas decisiones. TVE no necesita de este tipo de artistas para seguir siendo la cadena segundona en la que se ha convertido. Lo llevan claro si el liderazgo lo piensan alcanzar a fuerza de Bustamantes.

Ainhoa Obregón

La tele está llena de mentiras piadosas. En Mira quien baila por ejemplo hay varias. La primera que camuflan con formato de concurso una exhibición de famosos. Despistan como pueden sus honorarios y hablan de supuestas ONG a las que donarán el premio pero no así sus ganancias, que eso sí que sería la bomba. A veces la mentiras vienen en formas de lesión como le ha ocurrido a Anita Obregón que algunos hablan de que su ausencia no fue sino una espantada; una manera de dar una vuelta de rosca a su favor para que una parte mayor de los Presupuestos Generales del Estado fuera para ella. Y al parecer lo consiguió porque ayer se batía en duelo, como si nada, a ritmo de rumba contra Manuel Bandera. En la tele y en Mira quien baila, por seguir con el ejemplo, hay otras mentiras como los pantalones de Terelu Campos bailando hip-hop. Pero entre las trolas peor echadas de la tele está la sonrisa de Ortega Cano mientras intenta alcanzar los pasos inverosímiles del chachachá. Que conste que la mentira es un recurso tan válido en televisión como el maquillaje o la iluminación pero de este programa no hay quien se crea ni siquiera los veredictos del jurado. Sin embargo, la mentira mejor guardada es la que pronunciada por Ana Obregón en una entrevista de TV más en la que afirmaba: «Lo más inteligente es hacerse la tonta» y añade «el día que se me olvida lo paso fatal». Ya ven hay días en los que la programación te permite descubrir mentiras. Y puestos a echarlas yo me pregunto si todo esta tontería de la Obregón no será un subterfugio, una cortina de humo para hacerse con el papel a de Ainhoa en la serie Mi querido Klikowsky que interpreta genialmente Vito Rosado. Como sea así, Vito ya puede comenzar clases intensivas de tango, vals, claqué y lo que haga falta.

La Reina y yo

SI Juan Carlos pasa a la historia no será desde luego por sus intervenciones en televisión. Apenas una treintena de soporíferas felicitaciones navideñas, aquel discursito lleno de medallas que hizo el 23-F y, cómo no, el dicharachero «por qué no te callas» con el que culminó su carrera como estadista internacional. Ahora a su alteza la Reina le han hecho el plan renove a su biografía. La autora es Pilar Urbano, una vieja conocida de las tertulias más aburridas y relamidas de la historia de la televisión. Ahora cobra actualidad con la obra La Reina muy de cerca (¿gana o pierde?). Lo cierto es que sus opiniones de doña Sofía no deberían salir del ámbito personal, que digo yo para eso viven en esos palacios que le brinda una sociedad que, de momento, no le pide mayores explicaciones. Se dice de las biografías que siempre estuvieron hechas para agrandar la figura de personajes ilustres aunque después lo que trascendiera fuera todo lo contrario. Miren si no Isabel la Católica, cuya falta de higiene ha pasado a la historia con tanta fuerza como el descubrimiento de América. Claro, ahora viene el doble juego de creer a la periodista o lanzar el discurso de dispersión que tanto estilan en la Casa Real. Visto desde fuera, parece fuerte que alguien perteneciente a una institución que ha forzado y permitido el matrimonio de niños con adultos, que ha fomentado la consanguinidad habitual para mantenerse en la palestra, sea capaz de meterse, en pleno siglo XXI, con una de las grandes conquistas de esta década como es la legitimidad del matrimonio entre homosexuales. Demasiados errores para dos personajes que quieren pasar de puntillas por el mundo de la televisión donde todo queda grabado. Uno entiende por qué las apariciones en este medio donde todo queda grabado se reduzcan a la lectura del discurso de Navidad. Está bien, majestades, ya me callo.

Pásalo a la TDT

Mucho se habla de que en la televisión el éxito o el fracaso son inmediatos. Buena parte de los profesionales de la televisión viven con la angustia de valer lo que por la mañana indican los marcadores de la audiencia de su programa. Lo que un día es éxito al siguiente se puede convertir en fracaso. Luego la realidad es algo diferente: ningún programa pasa del todo a la nada. Este proceso viene más bien marcado porque, sobre determinados programas, se deposita unas expectativas que luego no se cumplen en los porcentajes. Y digo todo esto porque con el tema de la introducción de la TDT a los que desde Navarra vemos la ETB nos hacen la pascua. Si uno quiere acabar la semana escuchando el eco del cuero en los frontones por donde pasa Pilota o dormitar en la madrugada con esos espeluznantes combates que comentan al alimón Pedro Mari Goikoetxea y Manu Maritxalar en Boxeo Izarrak , pues tienes que andar quitando y poniendo la dichosa antena. Si uno quiere irse de Física o Química para enterarse de quien será el semen que inseminará por fin a Ahinoa de Mi querido Klikowsky, pues tienes que levantarse y cambiar las conexiones a lo bruto. Esta especie de venganza tecnológica está acabando con la paciencia de muchos espectadores. Después de décadas de zapping animados por la inmediatez del mando a distancia, resulta que ahora tenemos que hurgar en la trasera de la tele cuando nos aburrimos. Si queremos irnos de las piruetas de salón y los chistes malos en Mira quien baila y queremos saber qué invitados nos presenta Sonia Hernando en su Políticamente incorrecto . Esta transición nos retrotrae a aquellos años en los que los repetidores de esta cadena tenían cierto grado de furtivismo, más de pica en Flandes que de emisores de señal. Adela e Iñaki: ¿creéis que alguien se enfadará si hacemos un Pásalo con el tema?

Excelencia y basura

DICE mi cuñado Tomás que ya está bien de hablar mal de la tele y sus protagonistas. Yo le insisto que lo mío viene por puro amor al medio, aunque me da que no se lo cree. No hace mucho, el crítico alemán Marcel Reich-Ranicki se hizo famoso justo después de rechazar todo un premio a su carrera en una de esas galas de la tele. El corte de mangas a la industria tuvo más éxito que sus miles de líneas escritas a conciencia y rigor buscando fórmulas y proponiendo argumentos que hicieran un medio con más calidad. Vivimos momentos decisivos que pueden mandarlo hacia un lado o hacia el otro. Esta semana se ha celebrado el último festival Mipcom, todo un referente de tendencias y mercado fundamental a donde acuden quienes tienen algo que comprar o vender para la tele. Los expertos coinciden en que las transacciones han subido porque las cadenas no apuestan por sus propios productos. Vamos, que nos aguarda un curso en el que nos tendremos que conformar con lo que hay. Esta regresión en la producción puede hacer que la pequeña actividad audiovisual desaparezca. Pero resulta que esta industria depende de la creación y no es lo mismo producir horas de televisión con un mínimo de calidad que hacerlo pensando sólo en los costes. Por un lado se va hacia la excelencia y, por el otro, directamente hacia la basura. Lo que sí apuntan estos tiempos de crisis es el propósito de que el análisis económico tenga cabida en la programación. De esto se encarga con mucho talento en Cuatro Vicens Castellano en Ajuste de cuentas . También en La 2 de Televisión Española estrenó el programa (éste sí de producción propia) Fábrica de ideas , donde se buscan emprendedores de negocios pioneros y originales. Lo mismo nos aparece alguien que nos revolucione la tele y puedo darle una alegría a Tomás.

Mariano y la cabra

Si por algo uno puede dar gracias a la aparición de la competencia en la televisión es porque no está obligado a ver la retransmisión de los desfiles militares por ella. Reconozco que, por una vez, estoy de acuerdo con Rajoy en que aquello era, es y será un coñazo. Pero luego uno ve las audiencias y alucina. La cabra de la legión compitió sin perderle la cara al monoplaza de Fernando Alonso. Vamos, que el plan que tan poco le gustaba a Rajoy resulta que atrae a los espectadores. Claro que esto ya no es lo que era. Cada año el espectáculo (por llamarlo de alguna manera) de los militares celebrando el concepto de la hispanidad logró convoca al 43% de la audiencia. Prueba de que Rajoy tiene razón en su coñazo es que, con todo, cada año es seguido por menos espectadores. Los datos dicen que han perdido diez puntos en la última década. Y es que ese desfile no lo amenizan ni si se pasean por la Castellana aquellos tíos y tías cachas que José Luis Moreno ponía a desfilar en tanga los sábados por la noche. Y hablando de José Luis Moreno, ahora resulta que su triunfal Escenas de matrimonio lo colocan en la sobremesa de la tarde para sustituir a Xq no te callas, programa que ha batido el récord de que sus presentadores no llegaran a leer ni una sola frase del guión con cierta naturalidad. La medida supone otra tirita más para parar la hemorragia de espectadores huérfanos que dejó Aquí hay tomate. Una herida cerrada en falso que en Telecinco quieren cerrar abriendo seguramente otro boquete en la programación. Por cierto, espero que esta maniobra no dure mucho o que, directamente, algún defensor del espectador haga su trabajo. El horario en el que se emite esta sarta de reproches y chistes verdes casposos coincide plenamente con el horario de protección infantil. Y ya les vale.

Ir a por todas

LAS ocurrencias televisivas de El follonero son una de las esperanzas televisivas de la temporada para poner un poco de humor que no esté reñido con la inteligencia en este tristón mundo televisivo. Claro que, a juzgar por las audiencias que reciben, millones de espectadores dirán que ellos se lo pasan bien con los chistes refritos y masticados que cada día lanzan desde Escenas de matrimonio . Y es que raro es el día en que estos personajes graciosillos no alcancen el minuto más visto de la tele. El humor poco a poco va dejando de ser un elemento obligatorio de la programación. Y se hace raro porque, durante muchas décadas, este tipo de programas nos acompañaron con frecuencia. La tele tenía muy claro que uno de sus cometidos era el de divertir al personal para que los espectadores se olvidaran de sus problemas. El humor ocupó momentos increíbles y fórmulas como el concurso. Algunos recordarán No te rías que es peor, presentado inicialmente por Jordi Estadella y luego por Ramón García, un tal Ortiz y la mareante Miriam Díaz Aroca. El concursante tenía que aguantar la risa mientras varios humoristas que guardaban fila espetaban sus chistes al concursante con la intención de sacarle una carcajada. Aquel desfile algo grotesco por el que pasaban Pedro Reyes, el Señor Barragán o Marianico el corto suena como al pleistoceno televisivo y apenas hace doce años que desapareciera. Que la propuesta humorística y el concurso funcionan también al mediodía, lo demuestra a diario ETB 2 con Carlos Sobera y su equipo en Date el bote . El espacio cuenta, además de con un presentador con solvencia, con unos concursantes que saben que tienen que olvidarse de las vergüenzas y, ¡qué coño!, para una vez que vas a salir en la tele, hay que disfrutar del momento e ir a por todas.

El tiempo y la crisis

Desde que en TVE jubilaron a Maldonado, el hombre del tiempo, han cambiado también el concepto. Si antes el presentador ocupaba la tercera parte de la pantalla ahora los presentadores aparecen en pequeñito delante de un mapa enorme que, a pesar de todo, sigue siendo tan impreciso en la ubicación de las nubes y los asteriscos de la nieve como antes. El efecto de ver a un hombre tan pequeño se hace raro. No sé, es una mezcla de niño y de duende pero con corbata y americana. En lo que no se han cortado es en copiar el sistema de interacción que ETB viene utilizando desde hace tiempo de pedir fotos a los espectadores, que se ha convertido en uno de los atractivos más fuertes de la sección, del espacio o del programa, que ésa es otra. Porque no queda claro si la información del tiempo está dentro o fuera de los informativos o con su efectos especiales es pura ciencia ficción. De cualquier manera sus vaticinios siguen siendo más una cuestión de fe que otra cosa. A pesar de los satélites y las nuevas tecnologías, sus predicciones son demasiado generales como para fiarse de ellas. Quizá por eso la meteorología más fiable para unos sea la más general, ésa cuyo sol ocupa cuatro comunidades autónomas y, otros, lo que necesiten ver es que ese mismo sol esté encima de su pueblo para acabar de creerse que va a hacer bueno. Y una buena noticia es el comienzo de curso del programa Políticamente incorrecto, que consiguió buenos debates en su última temporada. Parece que la discusión televisiva ha bajado en intensidad desde que la crisis hizo su aparición. Los achaques que muestra la economía mundial han cambiado también las prioridades de muchos comentaristas. Continúan las problemáticas e incluso se han incrementado pero, ante la mala salud económica, los analistas se han quedado un poco mudos.