La bandera del Barça,
la bandera de Osasuna,
la bandera de Jamaica con
una hoja de marihuana en el centro
fumándose un porro.
La bandera pirata,
la bandera española,
la ikurriña, la estelada,
una bolsa de plástico enganchada
en un árbol.
La bandera del Barça,
la bandera de Osasuna,
la bandera de Jamaica con
una hoja de marihuana en el centro
fumándose un porro.
La bandera pirata,
la bandera española,
la ikurriña, la estelada,
una bolsa de plástico enganchada
en un árbol.
Cuando vuelve a su
casa borracho, esa caja de
acero la golpea con un palo de madera,
la golpea con fuerza
hasta romper
el palo.
A siete kilómetros de distancia,
un pastor sentado en una piedra plana
escucha las campanas de una iglesia cercana,
sentado avanza con la mirada
entre las torres
de acero.
Sale de trabajar, desde lejos observa
la fábrica de langostas vivas,
desde lejos enciende su
pitillo arrugado.
Qué bonita su camisa,
qué bonita es, nadie se fija en su camisa,
nadie se fija en su camisa
de flores.
Conduce de noche y adelanta otros
coches, no piensa en nada
cuando conduce.
Llega y baja la persiana,
llega y se tumba
en la cama.
Salen los obreros del trabajo y
juegan como niños entre
los aspersores.
Hay muchos árboles pero tú sólo te fijas en
cómo se mueve con el viento
tu palmera.
Dices que la plantó tu padre hace años
y que por eso siempre aparcas
su viejo BMW cerca.
Dices que tu palmera es una palma
pero, ¿sabes una cosa?
No me importa tu palmera,
o palma,
o lo que sea.
Yo sólo me fijo en esa mancha en la carretera,
era un gato muerto hace una semana
y después de una semana ya no
será nada.
Nací ser humano pero escribo
para no tener que serlo
todo el rato.
No sé planchar, no sé redactar,
no sé hacer nada que acabe
con ele.
Como cuando talan un bosque y lo transforman
en leña, yo hago pedazos un árbol para
no tener que hablar con
vosotros.
Giro para no tener
que hablar con vosotros
y para dejar de ser vosotros
todo el rato.
Giro pero no sé hacia dónde giro, dando
vueltas en círculo se ríen de mí
hasta los afinadores
de pianos.
Atropelló a su perro, decorando la
fachada reventaron todas
las bombillas.
Una trenza me voy a comer,
una trenza me voy a
comer.
¡Eso dijo a su mujer!
Mientras, todo en llamas,
todo excepto las migas
de su largo
bigote.
Un seto se aburre, una planta llora,
la vida puede ser tan
insoportable,
tan fea,
menos mal que sirve
la poesía para
recordarlo.
Soy un hijo de puta
muy perro.
¿Me puedes hacer una foto?
Que lo sepas,
en este planeta debería ser más raro abrazar
en público que mirar con
los ojos.
Haciendo tiempo dentro del coche,
haciendo tiempo supongo
que la vida es eso,
hacer tiempo y esperar a que la luz del
garaje se apague sola, una bola de
acero que rueda en silencio,
un vecino que se acerca
y se apaga la luz.