A Hola Puta
le cuesta moverse de casa.
Si organizas un plan, Hola Puta
se hace el remolón.
Mientras tanto,
un gato flaco se lava
en su jardín.
A Hola Puta no le gusta
recoger colillas
del suelo.
A Hola Puta le gusta tener dinero
para poder comprar sus
propios cigarrillos.
Y es que la vida de Hola Puta,
su vida, pretende ser
sencilla.
Ahora he quedado con Hola Puta.
Seguro que me viene con que
los jevis son personas
como tú y como
yo.
Seguro que me recuerda que una lata de cerveza
en el fondo de un lago puede ser una casa
para un pez.
Y luego me saldrá con la
historia del tritón que guardado
en una mano se convirtió en mano loca.
Siempre la misma historia.