Ella me da la vida.
Ella me roba la pasta.
Ella me abraza con la piernas.
Ella me baja los pantalones con los
ojos cerrados.
Ella me clava el mando a distancia.
Ella tiene agujetas y por eso le gustan los perros.
Ella me adoctrina y me lo da todo pero
en el fondo alucina con
los retrasos.
Y tiene fuego en las entrañas.
Y tiene controlado el turno de la droga.
Suena raro, un precio justo,
sin regateos, sin
reclamos.