(Caldo casero Gallina Blanca patrocina este espacio)
Desmontando un reloj encontré
la bebida espirituosa que
tanto buscaba.
Dentro de mi celda yo era el porterito,
el borracho único, y tú sólo el
recuerdo de una caja
de cartón.
Acerqué mis labios al licor.
Hice como hacen los borrachos que
han perdido el pulso
por vivir.
Pude ser el mejor por unos instantes,
el seductor de gallinas, el actor,
el chico de los recados de
un cocinero manco.
Pero de nuevo fui yo.
El porterito,
el borracho único,
y tú sólo el recuerdo de una caja
de cartón.