Mi primo mató un pavo real.
Sería buena señal de que todo iba bien.
Tout va bien. – Dijo un francés de Madagascar.
La incertidumbre y las preguntas sin resolver
rondaban la cabeza de mi primo.
Pero se hizo la luz.
Pero se ató los zapatos.
Era una sensación de película de
ciencia ficción.
Primero un lazo y luego dos vueltas completas.
Su sentido común y las recetas de tres
abuelas malgaches hicieron
el resto.