Cuatro sillas de cuatro patas
abandonadas en
plena calle.
Abandonadas las cuatro sillas,
abandonadas las
veinte patas.
Cuatro sillas de cuatro patas
abandonadas en
plena calle.
Abandonadas las cuatro sillas,
abandonadas las
veinte patas.
Nuevas pastillas contra la tos,
no alivian la tos pero están
contra ella.
A lo largo de los años
he sido víctima de la nieta y de su abuelita,
de la soltera llorona y de
la golondrina.
Un abismo generacional entre dos flechas,
una convertida en mesa y otra
de madera.
Nos conocimos en una tienda de alquiler de cedés,
cerca de una noche de cuatro colores,
cerca de una fuente verde con
cara de león.
Entonces la lluvia se colaba en tus zapatos
y mi hermana se colaba en casa con sus
amigas encerradas todas encima
del sofá.
Tengo los hombros inclinados como mi hermano cuando digo
Javito se toca el pito por encima
del chándal.
Tienes las orejas mucho más grandes y finas cuando dices
en junio me toca cuidar a
mi madre.
Tiene una mirada bonita pero enredada cuando dice
tengo un elefante con la trompa rota
que me cuida, tengo un elefante
que me toca.
Tenemos mucho más que decir cuando decimos
un cartel azul tan bello que se funde
con el aire.
Tenéis los martes cara de rata cuando decís
una farola hueca entre los
árboles.
Tienen la pierna helada cuando dicen
una montaña de
cajas.
Ahora juegan los niños pero es que se van
a morir igual, dijo una señora rubia
paseando en traje
de baño.
No se parece a un gallo, es un pájaro,
dijo Pablo liando un porro en el
asiento trasero de
mi coche.
A veces me da la sensación de que
cuando una paloma se sienta lo
hace para morir, dijo andando
un viejo manco.
Y así todos
dijeron
algo.
Jugando entre las nubes
parecemos debajo
del agua.
Abrazamos al diferente, generamos kilos
de basura entre los coches y luego
pagamos para que la
recoja el vecino.
Gritamos al unísono:
¡Una copa y la serpiente!
¡Una nevera tiene que ser blanca!
Las drogas en las calles parecen caramelos
y nadie quiere caramelos, nadie quiere volver
al colegio.
Somos miel para las moscas y hacia las moscas
nos dirigimos como cinco
curas calvos.
Los novios de las ministras cagan en el baño de los
ministros pero nosotros que somos muy listos cagamos
en plena calle.
No queremos andar como el resto y por eso andamos raro,
no queremos describir un cilindro y por eso
describimos raro.
Tengo un gorro de lana
en el coche y con el coche atropello
mariposas.
Tengo el maletero lleno de pescado,
tengo el maletero lleno de frutas tropicales.
Con el motor en llamas rozo ramas quebradas y secas,
con el motor en llamas rozo paredes plagadas
de colores feos y formas extrañas.
A lo lejos, cerca de una gasolinera brillan los
restos de una botella rota.
Brillan los restos de una botella rota pero
nadie recoge un zorro aplastado
en la carretera.
Qué horror, se trata todo el rato
de la doble muerte, se trata
todo el rato de la jodida
doble muerte.
Hace un sol radiante perfecto para bajar la persiana
y tumbarnos en la cama, y tú ya estás
soñando la eñe.
Nos lanzamos en verano hacia las montañas,
y nos recordamos cuando caía la tarde,
y nos recordamos en la cumbre
bajo las estrellas.
Lo hicimos para confeccionar el poema
y para comprobar que no todo se
arreglaba entre nosotros
hundidos en arroz.
Son leyendas todo lo que cuentan que
hicimos aquella noche, sólo recuerdo
que lo que hicimos lo hicimos
para confeccionar el poema
y para comprobar que no
todo se arreglaba entre
nosotros hundidos
en arroz.