Las moscas en los cartones forman
un grupo que se llama
Honda Depresión,
créetelo.
Y antes de cenar paga la cena,
y dime por qué Artiberri es tu casa,
y no me digas yo siempre digo,
y reconoce que Diego se
pone doblado de
canutos.
Las moscas en los cartones forman
un grupo que se llama
Honda Depresión,
créetelo.
Y antes de cenar paga la cena,
y dime por qué Artiberri es tu casa,
y no me digas yo siempre digo,
y reconoce que Diego se
pone doblado de
canutos.
El corazón verde
del tomate se parece a
tu reflejo en un charco, te reconozco
y te quiero a kilómetros pero no
te soporto montado en
tu patinete.
Un edificio de ladrillo no es un edificio rojo,
te observo y te quiero a lo lejos pero no
te soporto montado en tu
bici de carretera.
Te vigilo y te quiero desde una
papelera, cruzas la calzada
y te atropella
un coche.
Tu doctrina es chula,
tu doctrina es molona
pero no deja de ser tu doctrina
Doña Calores.
Tanto te crispa el calor, tanto te obsesiona
la ortotipografía de tu propia religión
que no atiendes ni a tus propias
razones.
¿Te imaginas levantarte un día y perderlo todo?
¿Te imaginas perder las gafas que no necesitas?
Eres como el típico jefe pecho palomo
culo de pollo que decide colocar
moqueta en el baño, eres
Doña Calores, pero es
que no puedes
evitar serlo
todo el rato.
Toda tu vida dedicada a versificar la vida para nada,
sales de casa y atraviesas una tela de araña,
sales de casa y revolotean
los murciélagos entre
los árboles.
¿Sólo tú recoges un tomate del suelo?
¿Tienes que llegar de vez en cuando para poder hacerlo?
El apóstol
de cristo Armando Alducín
ha tenido que viajar desde México
para darte fuerzas, algo has visto en su corbata
que te ha convertido.
Montado
en mi coche
bajo la copa de un árbol
observo a la gente, y cuando digo gente
me refiero a la gente que va de rojo
porque sí.
La poesía, disfrutarla es entenderla pedazo de mamón,
pero tú ni la disfrutas ni la entiendes, voy a solicitar
la portabilidad, me pienso largar, no voy a volver,
soy muy chulo pero no te pienso matar
por ahora.
Lanza una mosca viva por
la ventana.
En la plaza
de la Libertad de Pamplona
no me dejan llamar como me apetece
a la plaza de la Libertad.
En la plaza del Vínculo de Pamplona
nos dimos cuenta de que
NADA nos unía.
Por el Paseo de los Enamorados
de la Rochapea la gente se
quiere mucho ooo
eso creo
ooo.
El
otro día
a la supuesta casa
en la que yo se suponía
que iba a escribir mi supuesto
mejor poema le robaron
y pegaron una
paliza.
Y ya no me fío,
y piso una bolsa de Jumpers vacía,
y pienso en mi supuesta casa,
y me rodeo de adictos
a las drogas.
La primera vez
que te vi salíamos los dos
de comernos un chuletón en La Runa
o espera,
¿nos conocimos saliendo de La Runa
o luego bailando en
La Carbonera?
¿ahora está el Jandro
de portero
no?
Conversación entre dos
motoristas del futuro parados
en el semáforo de una calle sitiada.
¿Qué se dirían?
Nuestras abuelas lo hacían con las manos,
regar sus plantas y ver cómo avanza
el atardecer detrás de
las montañas.
Nuestros antepasados lo hacían con las manos,
engañar los caracoles a fuego lento,
escuchar el viento desde
su ventana.
No aliñaban sus ensaladas, componían
la lechuga con bien de vinagre,
como decíamos en
Navarra.
Mi madre
ya se lo imaginaba,
medio muerto y rodeado de mapaches
tengo algo especial.
Ha perdido el tiempo, ha perdido el reloj,
mi madre ya se lo imaginaba,
no me cambia
la voz.