COSAS QUE PASAN EN EL FONDO DE UN ESTANQUE

Conduzco de noche
con una cartulina negra
pegada en la luna delantera

del coche.

No me deja ver la carretera
la cartulina negra, no me deja ver

una rama de pino rota.

Cuando llegas a mi casa para pedirme dinero
caliento una sopa de ropa vieja que luego

dices que te sabe a gloria.

No te preocupas demasiado porque
charlamos descalzos y lo hacemos

respetando los turnos.

Eres mi amigo cerca de la nevera,
te preparo un café y te marchas
montado en tu palmera de
chocolate.

Desapareces y me dejas solo en la cocina
mirando el póster de un motorista
que con el paso del tiempo

se ha ido
quedando azul.

LA CÁMARA DE COMPTOS

La Cámara de Comptos dice:

Que no le huelen los pies, que son las zapatillas.
Que los tres pilares fundamentales son tres.
Que no es de raritos sudar en la cama.
Que la gente decente huye de

los pueblos.

La Cámara de Comptos dice:

Que si tienes un pelo sano puedes ser un chico Pantene.
Que la juventud rema en la dirección equivocada.
Que no podemos dar de beber vino a un perro.
Que vigila muy de cerca las cuentas

de la cofradía del relleno.

La Cámara de Comptos dice muchas cosas
pero no recuerda lo más importante:

Que no se puede llenar un bar
de arena de playa.

CERCA DE UN HOTEL

Su mano muerta tumbada
en la carretera.

Su mano dormida,
su mano blanca,
su mano fría.

Su mano muerta soñando las cortinas que ondean
la fachada, soñando las cortinas negras
de su habitación de hotel.

Las cortinas.
Las cortinas.
Las cortinas.

Su mano muerta tumbada
en la carretera.

Su mano dormida,
su mano blanca,
su mano fría.

Su mano muerta y su reloj de pulsera,
su mano muerta y la agujas de su
reloj avanzando en su muñeca.

Tic tac.
Tic tac.
Tic tac.

BAJO EL HORRIBLE SOL DE PALAMÓS

Cuando abrí los ojos
no había nubes que cruzaran el cielo azul.
 
Cuando abrí los ojos no había nubes a las que aferrarse,
sin embargo, allí estaba mi hermano sentado
entre bolsas de basura,
 
esperando.
 
Un hilo alquímico, un hilo invisible nos conectaba
a pesar de todas las vicisitudes.
 
( ) ————————– ( )
 
Abandonamos el descampado como fantasmas
y nos tumbamos en una playa cercana.
 
Contamos y pasamos las horas
que nos quedaban para
llegar a casa bajo el
 
horrible sol de
Palamós.

UN REFLEJO EN MI VENTANA

¿Cómo de grande tiene que ser un charco
para que pueda nadar un pato,
para que sea un lago?

¿Cuándo empieza y termina de ser un lugar
donde los animales juegan?

¿Cuánto pesa un rebeco muerto
relleno de papel?

¿Lo consigue levantar
un ave rapaz?

Todas estas preguntas y muchas más me hago
cuando un reflejo en mi ventana consigue
lo que yo no puedo conseguir con
un espejo en la mano,

que de pronto el sol
se contemple a sí
mismo.

PUEDE QUE A PESAR DE TODOS LOS CAMBIOS

Puede que seas plaza vieja que destruyen
para construir un parking subterráneo.

Puede que ya nunca seas la misma,
que ya nunca seas aunque

te construyan de nuevo.

Puede que tus árboles y tus bancos
ya no gusten por genéricos
y que tu nuevo rostro

sea de cemento.

Puede que seas plaza vieja que destruyen,
puede que seas una desconocida

para los pájaros.

Puede que a pesar
de todos los cambios
sigas siendo tú y que sólo tú

te reconozcas.

SE ACABA EL MUNDO

Si sueñas que se estrella el avión,
se estrella el avión.

Todo lo que sueñas ocurre,
naciste con ese don.

Si sueñas que tu banquero te adora,
tu banquero te adora.

Observa esos ojitos que te pone
cuando te acercas a su mesa.

Hacen cosquillitas sus ojitos,
¿Que no?

Todo lo que sueñas ocurre,
naciste con ese don.

Si sueñas que se acaba el mundo,
se acaba el mundo.

TU VIDA PUEDE SER

Tu vida puede ser una bolsa de plástico en la nevera.
Tu vida puede ser un jarrón decorativo chino.
Tu vida puede ser una gallina corriendo

delante de un coche.

Tu vida puede ser, pero la mía siempre será
cuando robé a mi madre unas monedas
y escondido entre la caseta de hierro
y la pared de cemento,

en ese hueco,
en ese pasillo lleno
de botellas de cerveza rotas,

empecé a contar
mi dinero.

YO FORMO PARTE DEL RESTO DEL MUNDO

Una manifestación de sólo varones
recorre una calle principal de mi ciudad.

Los hombres rompen papeleras a su paso
y los niños arrojan basura
en los portales.

Los más veteranos gritan a coro
que si te duchas todas tus penas se van por el desagüe,
que si tu cafetera se mueve sola, es hora de cambiar el mundo.

Dicen gritando muchas cosas
pero el resto del mundo no escucha lo que dicen.

Yo formo parte del resto del mundo y por eso
tampoco escucho lo que dicen.

Miro brillar el sol y no veo nada.
Miro tejados, miro montañas y sigo sin ver nada.

Bajo la persiana y todo desaparece.

Dos pisos más abajo
mi vecino gitano explota

globos.