Qué
seguridad nos proporciona
mirar el teléfono
móvil
cuando no queremos mirar,
ni sabemos dónde,
ni cómo mirar.
En
el metro,
por la calle,
andando e incluso volando.
Aunque
no sepamos volar,
ni mirar,
nos proporciona esa seguridad.
Qué
seguridad nos proporciona
mirar el teléfono
móvil
cuando no queremos mirar,
ni sabemos dónde,
ni cómo mirar.
En
el metro,
por la calle,
andando e incluso volando.
Aunque
no sepamos volar,
ni mirar,
nos proporciona esa seguridad.
Se
rieron
de mi redacción.
Mi profesor la leyó delante de todos mis compañeros.
Hablaba de amor entre otras cosas.
Esa
mofa generalizada
inauguró toda una serie de mofas futuras
sobre mi relación con el tema
en cuestión.
Ese
nunca vuelve.
El que siempre va de paso.
Los ojos que miran
obtusos.
El cabello hueco.
Pasa a mi lado.
Me utiliza y nunca vuelve.
Prefiero el que se queda.
Cabello que se cae y recojo del suelo.
Pasa a mi lado y me abraza.
Me utiliza pero siempre
vuelve.
De
perdedores
está el mundo plagado.
Muchos escritores del pasado
creyeron ser especiales por esto mismo.
Y no estaban equivocados.
Si tú también eres un perdedor,
escribe tu relato, poema, novela o lo que sea.
Tienes algo que decir al mundo, de eso estoy seguro.
No importa que no quieras ser escritor.
No importa que todo esté dicho
porque todo no está dicho.
Lo tuyo no está dicho.
Venga va, cuéntanos tu historia.
Haznos ese favor, por favor.
Puedo ser más frío que un grifo frío.
Puedo arder más que un grifo
ardiendo.
Pero creo que por ahora,
me conformo con
ser un grifo.
Arañita bonita, bonito insecto.
Eres comparada con
el resto,
eres para mí un
rayo de luz en este momento.
Guía mi camino arañita, arañita bonita.
Y cuando me veas no te asustes.
No tengas miedo de mí.
Porque antes me aplasto yo contra el suelo
que aplastar algo tan precioso
como tú.
Arañita bonita, bonito insecto.
Eres comparada con el resto,
eres para mí un oasis
en
el desierto.
Caminas
despacio y sin pausa.
Te cruzas con un extraño que sostiene
un paquete de jamón de pavo entre las manos
y una barra de pan debajo del brazo.
Todavía hay esperanza, piensas.
Tu ropa de cama está tendida y dicen que no va a llover.
No tienes nada que temer.
Tu pelo limpio parece más limpio en los extremos.
Aitana, estás tan guapa recién lavada…
Una pluma de pájaro se precipita en el suelo de la calle.
Arriba, en un tejano cercano, una paloma construye su nido.
Llevas tatuada en alguna parte de tu cuerpo una figura geométrica.
Yo te he inventado.
Ahora vives en mi mismo barrio.
Haz caso a tu inventor y padre
Aitana,
o no, o haz lo que te
dé la gana.
Yo, como Bowie Bowers,
me niego a que mi estado de ánimo dependa del clima.
Me niego a que mi estado de ánimo dependa
de una ciudad concreta con todo
lo que contiene.
Lo quescribo es sólo pánico, es sólo
llamada de socorro.
No
creo que nada
de lo que haga o diga me ayude
a dormir por las
noches.
Transporto
una bolsa del Corte Inglés.
Dentro de la bolsa parece que llevo un regalo.
Pero es una bomba.
Y la bolsa del Corte Inglés
ya no es del Corte
Inglés.
Era de la calle.
Ahora es una bolsa robada del suelo de la calle.
Ahora es mi bolsa y contiene una bomba
envuelta en papel de regalo.
Quiero
beberme un vaso de vino
pero no puedo porque la bodega Costa Brava
está llena de pedorros.
Pedorros
y más pedorros.
No como yo.
Que tengo cierta relevancia.
Que tengo líneas en la prensa oficial.
Me gustan mis defectos personales, no quiero cambiarlos.
Con el tiempo he aprendido a aceptarlos.
Tener
la reverb
del ampli siempre
a tope y activar el pedal
de reverb sólo en partes concretas.
Esa es mi máxima.
Borracho de vino
me lanzo de rodillas contra el suelo de una bodega de Pamplona
y luego como un niño pequeño me aferro
a las fuertes piernas de
mi madre.