LA RAZÓN

Buscando lubricante con olor a
cerezas en el árbol
encontramos

una multa impregnada de lluvia.

La tripas vulnerables de los peces flotaban
en los charcos y cuatro botes de champú
esperaban ser derramados

en el suelo de la calle.

No dijimos nada más en toda la tarde,
cruzamos el río con desgana

y abrimos cuatro bolsas de basura,
y confirmamos una realidad,
y te marchaste con esa
sonrisa estúpida de
quien sabe

que tiene la razón.

EN BOCA DE TODOS

Me dijiste yo nunca no he fumado, me dijiste yo
nunca no he caminado con un plato

lleno de agua encima del agua.

¿No te dabas cuenta que mi voz en tu cabeza
eras tú misma, que fuiste tú quien me

descubrió la palabra?

De pronto nos escuchamos en boca
de todos y no dijimos nada más

en toda la tarde.