Los
consejos te
los da una persona desconocida,
los consejos te los da una
persona con cara de
peseta.
Los
consejos te
los da una persona desconocida,
los consejos te los da una
persona con cara de
peseta.
Se acabó
la batería de
mi cepillo eléctrico,
y entonces no supe cómo lavarme los dientes,
y mirando una pantalla de cine blanca
pensé que sólo estaba en el cine
por las palomitas.
Pero estaban rancias
y se pegaban en las muelas,
pero estaban rancias y se clavaban
en las encías.
Para cuando quise darme cuenta estaba de
nuevo en casa y en la pila de la cocina
una bayeta mojada y sucia.
Yo soy la
del pelo de loca,
lo que antes significó para mí
el mundo entero, ahora no significa nada
o casi nada.
Cinco abejas en el mismo charco,
el Tour de Francia en directo,
en todos los pueblos hay
un barbas.
Yo no puedo volver pero lo recomiendo.
Tengo la rueda baja, tengo la rueda
pinchada y me dicen por el
pinganillo que también
una víbora muerta
en la despensa.
Una nevera
tiene que ser blanca,
no lo digo yo, lo dice la propia
nevera.
Una nevera tiene que ser blanca,
compra tomates, yo pongo
los espárragos y la
patata cocida.
Es ahora
cuando pongo chancletas a
todos los que quieran
salir corriendo del
poema.
Es ahora
cuando salgo a la calle a comprar
droga y olvido mi
paraguas.
Es ahora
cuando dices que salir a
comprar droga sin
paraguas es
ilegal.
Cuánto de igual
me da el puto planeta
que trabajo para mi carro,
que lanzo pilas gastadas a un lago,
que vuelco cinco litros de aceite usado
por el lavabo.
Cuánto de igual
me da el puto planeta
que no reciclo el plástico,
que lo mezclo con el orgánico,
que con la edad me lavo cada vez más
las manos.
Cuánto de igual me da el puto planeta
que me importan más otros asuntos
que yo, personalmente, considero
más importantes.
Como el sol
del atardecer baña mi poema,
como ese mismo sol baña y carga
de romanticismo el paisaje,
se agita el trigo en los bordes.
Se agita el que no ha sido recogido,
el marginado pero feliz por su
condición de marginado.
Mientras tanto tú me vigilas desde
tu ventana, pegados tus dedos en el cristal antiguo y fino,
rozando tus cabellos los visillos blancos,
finos,
antiguos,
como todos tus vestidos.
Y el sol me da de cara y se refleja en mis gafas de sol baratas,
y salgo del cruce y un coche me arrolla,
y mis gafas de sol intactas.
Si hago un
cálculo muy sencillo
y no nos vemos desde la última vez
que nos vimos, si muero de repente y resulta
que ya nos conocimos antes,
qué se supone que debo pensar.
Si abro la nevera descalzo y la nevera refresca
mis pies de pato, si cojo un tomate y no
respira la carne,
qué se supone que debo temer.
No son preguntas retóricas, quiero saber
las respuestas, es una misiva que os
lanzo desde un lugar apartado
y luego quemo
cerca de una ventana.
Cómo se
agitan las ramas
de los árboles en esa rotonda
y en mi casa sestrella
la yema.
Te dijeron el orden,
pan rallado, huevo y pan rallado,
te dijeron el orden pero tú no hiciste
ni puto caso.
Te
queda bastante
bien la felicidad cuando gritas
y bajas la persiana
y no quieres ver
a nadie,
cuando te observas en la superficie brillante
que asoma en agosto, en agosto
celebramos una fiesta y me
lo cuentas, te peinas y
empujas un carro,
yo mientras
tanto intentaré no
pasarme con el orégano
en los espagueti.
Conozco
una familia que nunca
se deja ver por los centros
comerciales.
Es una familia encerrada
en su propia casa. Bruno, el más
pequeño de todos, tiene unas zapatillas
Heelys del treinta y uno que ya no le valen.
Luego está Damián, él nunca rellena los hielos,
dice que rellenar los hielos con agua del grifo no
sirve de nada.
Un poco más a la izquierda, la de mirada tan seria es Claudia.
Claudia es muy coqueta y le gusta mucho escupir
en el plato de su madre.
¡Ay! El bueno de Cosme. Cosme nunca se queja. Cosme se puede
pegar horas enteras esperando el sonido de un reloj digital
y por las noches le gusta mucho escuchar el sonido
de la nevera.
Y la madre Clara, y el padre Benicio, que nunca salen
de la despensa, todo el día puliendo un tipo de
forma imperial, todo el día puliendo
una forma de acero a la que
todos llaman
Eleanor.
Es un limón podrido que contamina.
Vive dentro de una caja de cartón.
Es un impresentable sin futuro.
Mira zapatos, mira zapatos.
Es muy pesado pero es
buena gente pero es
muy pesado pero
es buena gente
pero es muy
pesado.