Por ser dispositivo me criticaron
profesores y alumnos.
Me
llamaron gamberro,
español sin fundamento.
Me dijeron.
Nos gusta de ti que no eres andaluz.
Nos has encantado mucho.
Pero ellos se quedaron allí.
Y yo me marché tan lejos como pude.
Ahora trabajo en Gallega de Patatas, de turno de noche.
Cuando me quedo absorto mirando fijamente
a esos tubérculos no veo patatas,
veo catedráticos.
El milagro de la educación.