Escalé un cerro.
En la cima del cerro
una princesa calva me dijo:
Baja.
Baja que tengo
tres cartones de tabaco
en el maletero del
coche.
Bajé y me fumé un par de cigarros.
Podía ver desde lejos a la princesa calva
levantando los brazos
y gritando:
¡No te los fumes todos!