Cuando le conocí,
mi amigo no fumaba, comía
mandarinas.
Quemaba cosas,
y como cuando tiendes
la ropa y al terminar observas
orgulloso tu hazaña,
él observaba orgulloso su hazaña en llamas.
Tenía la necesidad de hacer todo sin esperar,
y cuando no conseguía todo lo que quería,
se frustraba.
Supongo que se trataba de un rasgo común
en
todos nosotros.
…
Ahora,
al igual que mi amigo,
todos esperamos que ciertas cosas vayan surgiendo.
Surjan o no surjan, sabemos esperar.
Hemos
adquirido
esa discapacidad.