Te voy a fangar esa voz.
Esa voz que remueve la tierra
y planta flores entre
las baldosas.
Esa voz que se lleva un trozo
de todo lo que toca y se
impregna en mi
rodilla.
En el tiovivo
siempre me pasa lo mismo.
¡Ay!
Perdona que onomatopeye.
Perdona mi trajín.
Las
abejas
transportando
el polen también
tienen que cruzar la
carretera.