Imaginad en bucle
una plaza en la Edad Media,
imaginad una plaza de mercado llena de gente.
Imaginad saltimbanquis, volatineros y juglares.
Imaginad un castillo de fondo,
imaginad sus blancos muros impenetrables.
Ahora decidme,
¿es la plaza un castillo?
¿Es el castillo una plaza de mercado?
Yo, qué queréis que os diga, no encuentro
la diferencia, no reconozco la madera
de la cual están hechas
mis respuestas.