Cuando caigan todos los complejos,
sólo entonces apreciaréis
las perchas,
y los llaveros de goma,
y la ropa con olor a escarcha,
y los bancos de piedra que dominan
lenguas muertas,
musgo inerte de mausoleo.
Y en la báscula que pesa
los pecados del mundo,
aprenderéis a masticar los entresijos
de las baldosas,
gusto incoloro de barro
seco.
No lo digo yo,
lo dicen las formas impregnadas
en los muebles,
y los muros convertidos
en cárcel ahora.