Arrancad,
matad las flores y
abandonadlas en plena
calle.
Seguid el reguero de luz que abandona
el fuego azul, fuego que tortura,
fuego que calienta pero no
quema.
Seguid
el reguero que
vosotros también seréis
fuego azul.
Es importante afligir, lanzar semillas en
arrebuche y ver crecer las flores
antes de arrancarlas
de raíz.