Pobre Patxi, ayer se pasó
con el Zikiro, ayer
se pasó con
el vino.
Hoy Patxi está triste,
hoy Patxi observa cómo rozan la carretera
tres amapolas.
Una ráfaga de aire, una fragancia de lluvia
le recuerda cómo era de pequeño
y piensa que tampoco ha
cambiado tanto.
Patxi piensa en la emaciación del yo
y todo lo mezcla con
café molido.
Vale, hizo el ridículo, vale, se pasó con el Zikiro.
Vale, hizo el ridículo, vale, se pasó con el vino.
Pero que lo sepan.
A Patxi lo que más le gusta es
ponerse ciego de joyas
de Zucitola.