NADA DE NADA

Un viejo maldijo su suerte con todas sus fuerzas
a través de la ventana de un geriátrico cualquiera
recordando un amor que dejó escapar
 
cuando era joven
 
Qué desgracia
y en qué momento decidió
que aquella chica no era su amada
 
Todos los días asomaba su arrugada cara por la misma ventana
y con los brazos apoyados en el marco de madera
gritaba su nombre a través del valle
 
¡Blanca!
 
Eran las nubes y el viento de las montañas
las cosas que le recordaban continuamente
la imagen de su joven venerada
 
Qué bello era él entonces y qué tontos sus ojos
que no supieron apreciar la verdadera belleza
 
de su alma
 
Maldito viejo solitario y qué pardillo
cuando de repente se precipitó al vacío
y cayó entre unos densos arbustos
 
y no se hizo
nada de nada
 

Publicado por

Txema Maraví Artieda

Soy de mi pueblo de toda la vida.

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